English“Cualquiera que hable de la independencia de Puerto Rico está loco”. Esa es la impresión que uno obtendría si lee varios de los comentarios que recibí en los últimos días con una simple pregunta: ¿Cuándo celebrará Puerto Rico su Día de la Independencia?
Para la mayoría de los puertorriqueños, “Independencia” significa República Dominicana, Haití, Venezuela o Cuba. Es entendible, dado que el Partido Independentista Puertorriqueño avala las políticas económicas de Cuba y Venezuela.
¿Quién quiere tolerar esto? Seguro que yo no.
Una de las preocupaciones principales expresadas en los comentarios que recibí fue la pregunta sobre la comida y el hambre. ¿Cómo puede la gente seguir alimentándose en la isla si se pierden US$22.000 millones en asistencia federal? La desafortunada realidad es que hay alrededor de un millón de personas en Puerto Rico que, de hecho, sobreviven día a día con subsidios federales y locales.
Vivienda gratis, comida, electricidad, escuelas y cobertura del seguro médico son solo algunos de los beneficios que reciben. Al igual que sucede en el territorio continental, el estado de Bienestar ha aniquilado la iniciativa y creó una clase entera de pobres “profesionales”.
Entonces, ¿cómo lo haces? ¿Cómo sobrevive la isla al mismo tiempo que se interrumpe el flujo de fondos, especialmente a la luz de que esos $22.000 millones por año no evitaban que la isla declarara la cesación de pagos con más de $70.000 millones en deuda y más de $100.000 millones si se incluyen las obligaciones sin financiación prevista?
La respuesta es un cambio fundamental en la forma que trabaja el Gobierno. Implica eliminar los sindicatos del sector público, recortar gastos y regulaciones, y liberar el mercado. Sin embargo, esto solo es una parte de la respuesta. ¿Cómo se reemplazará todo ese dinero?
Para reemplazar estos pagos, Puerto Rico debe enfocarse en la creación de riqueza. Es decir, en vez de tener un Gobierno sostenido en la ideología de “gravar y gastar”, el Gobierno debe concentrarse en ahorrar y crear riqueza. También debe comenzar la transición para todos aquellos que están en condiciones de sumarse a la fuerza de trabajo y abandonar el asistencialismo estatal.
Esto es parte de las razones por las que desarrollé el concepto “Capitalismo Distributivo”, que detallo acá, acá y acá. En síntesis, el CD comienza con un mercado libre capitalista y Gobierno limitado, y luego agrega un consejo de ahorro e inversión llamado Trust Nacional (TN). El TN ahorra e invierte dinero frecuentemente para incrementar la cuenta de ahorros del país, de la cual la gente recibirá parte de dinero por retiro y otras necesidades.
Digo “parte” porque este sistema asigna la responsabilidad para el bienestar individual donde debería estar. Las cuentas de ahorro, que también cubren los seguros de vida, salud, discapacidad y desempleo, mantendrán el dinero en manos de los individuos.
De esa forma, sin tener en cuenta de fuerza política se trate, el Gobierno tiene constitucionalmente prohibido tomar tu dinero. Ningún cambio de política afectará su cuenta de ahorro, que también está constitucionalmente protegida de los impuestos.
Hoy, la dependencia el los programas gubernamentales y fondos de pensiones han dejado a muchos tambaleando al borde del colapso. Grecia, Detroit, y sí, Puerto Rico, enfrentan una montaña de deuda, con una porción significativa viniendo de las obligaciones con las pensiones del sector público.
En otras palabras, la independencia implica exactamente lo que tu hagas. Si dejamos a Puerto Rico en las incapaces manos de la actual clase política, será un desastre. Si golpeamos por nuestra cuenta y decidimos hacer algo diferente, con un enfoque en el crecimiento y la estabilidad financiera a largo plazo, entonces Puerto Rico fijará el estándar para que el resto de las naciones pequeñas la sigan.