EnglishEn columnas anteriores, nos hemos enfocado en las terribles consecuencias que poseen las políticas del gobierno de Estados Unidos en materia de inmigración y drogas. Hemos examinado la premisa bizarra sobre la cual esta política se sostiene, la injusticia que causa y el potencial que existe para arruinar y acabar con vidas humanas.
El pretexto para aplicar estas leyes, para continuar la militarización de la frontera y la policía local, para la expansión de los puntos de control y el pedido de mayores sacrificios a nuestra libertad personal es, y ha sido así por mucho tiempo, la amenaza de las drogas y de aquellos que las trafican. De hecho, sin la amenaza presente de la “locura canábica” (el “reefer madness”) o de “hombres malos” como el narco-terrorista Joaquín “El Chapo” Guzmán, todo este castillo de naipes se derrumbaría.
Por esta razón, sigue siendo crucial la investigación continua de los efectos y beneficios médicos del uso de drogas como marihuana. Mientras haya más descubrimientos científicos y los estigmas desaparezcan, la legalización de la marihuana en varias partes del mundo, incluyendo Estados Unidos, se convierte en una conclusión ineludible. Sin embargo, siempre que la prohibición de cualquier narcótico persista y los gobiernos permitan la existencia de mercados negros, los narcotraficantes y sus asociados prosperarán.
Entonces, ¿quiénes son estos “hombres malos” que demandan tanta atención, y qué están haciendo realmente las autoridades para detenerlos?
Anabel Hernández, una periodista mexicana autora del libro “Los Señores del Narco” – recientemente traducido en inglés como Narcoland – pasó cinco años investigando, haciéndose esta pregunta. Los resultados de su investigación amenazaron tanto el orden establecido, que tuvo que escapar a varios intentos de asesinatos (se cree que el ex-Secretario de Seguridad Pública de México, Genaro García Luna, ordenó que fuera asesinada). Ahora, está obligada a vivir rodeada de guardaespaldas, con protección las 24 horas del día.
En una entrevista conducida la semana pasada en mi podcast, Demanufacturing Consent, Hernández nos da detalles que cuestionan la narrativa oficial del gobierno mexicano y destruyen los mitos que comúnmente se sostienen sobre la guerra contra las drogas.
La mayoría reconoce que el incremento cotidiano de la violencia en México por la cruda guerra de influencias entre los carteles rivales, fue iniciado por la fuga de la cárcel al estilo Houdini de “El Chapo” Guzmán. La verdad de este escape, quién pudo haber ayudado a El Chapo, y quién se benefició de ello, resulta esencial para comprender la actual dinámica de trabajo entre los cárteles, la policía, el gobierno federal y las grandes empresas en México y en el mundo.
A través de información que consiguió con Damasco López, Director Adjunto de Puente Grande, la cárcel donde El Chapo estaba preso, Hernández se enteró de una versión muy diferente acerca de cómo el jefe del cártel de Sinaloa fue liberado.
“El gobierno federal lo ayudó a escapar” le dijo López a Hernández, un hecho que ella luego confirmó obteniendo el archivo original con el registro del escape de El Chapo. “Leyendo el reporte y viendo las pruebas” mencionó Hernández durante nuestra entrevista “descubrí que Chapo Guzmán no escapó en el carro de la lavandería como el oficial declaró. Escapó simplemente caminando fuera de su celda, con la ayuda del gobierno federal, utilizando un uniforme de policía. Descubrí que el gobierno mexicano comenzó a protegerlo a él y al cártel de Sinaloa, y en ese momento comenzó la gran guerra entre cárteles.”
Con años de investigación, Hernández continuó profundizando en la historia. Llevó a cabo entrevistas con miembros de los cárteles más famosos. El gobierno goza de una relación recíproca con sus “narco-terroristas”, y no solo con los que pertenecen al cártel de Sinaloa.
“Pude hablar con muchos miembros de casi todos los cárteles: Sinaloa, Los Zetas, el Cártel del Golfo. No entrevisté a estas personas ni en montañas ni en cuevas: lo hice en los mejores restaurantes de la Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey. Están por todos lados. En los mejores hoteles. Los he visto hablando con Senadores, con miembros del Congreso, con Gobernadores, con todos y con cada uno.”
De hecho, parecería que estos “hombres malos”, que burlan los sistemas de vigilancia más grandes que se hayan conocido, e incluso impresionan a sus seguidores de Facebook y Twitter con rifles automáticos enchapados en oro, permanecen ocultos a la vista de todos.
“Cuando el gobierno mexicano, cuando el gobierno federal dice ‘estamos buscando a El Chapo, queremos atraparlo’, no es cierto. El Chapo está en la ciudad. En los mejores restaurantes, hoteles, y nadie quiere atraparlo verdaderamente. Estos hombres no son el tipo de hombres que el gobierno busca. El gobierno de Estados Unidos dice que es muy difícil hallarlos. No es cierto.”
No solo el gobierno mexicano no tiene interés en capturar a El Chapo, sino que Hernández también sostiene que, al contrario, tiene mucho interés en crear y mantener figuras como él.
“Este hombre, El Chapo Guzmán, quien aparece en Forbes como uno de los hombres más ricos del mundo, este hombre que hoy es el líder del cártel más importante del mundo, como ha señalado la DEA, este hombre era uno de esos chicos que acostumbraban a trabajar en los campos de marihuana y opio en el Triángulo de Oro. No era nadie. No es nadie. Tuvo que dejar el colegio cuando tenía 7 años. No sabe leer ni escribir. Entonces, ¿quién creó a este hombre? El gobierno y las grandes empresas.”
De acuerdo con el Reporte Mundial de Droga de ONU, el comercio mundial de droga genera US$300 mil millones en ingresos en todo el mundo, representando un porcentaje considerable de la totalidad del mercado de comercio internacional. Con tanto dinero involucrado, sería iluso creer que no hay gente poderosa dentro del gobierno, las empresas y la industria bancaria que inviertan para mantener el comercio.
De hecho, los grandes bancos están tan involucrados en el tráfico de droga, que el ex Jefe de la Oficina de las Naciones Unidas contra las Drogas y el Delito, Antonio María Costa, declaró que el dinero de esta actividad era lo único que los alejaba del colapso total en el año 2008. Como “único capital de inversión líquido,” el dinero proveniente de la droga era en ese entonces, y lo es aún hoy, el elemento vital de la banca internacional. Es más, el colapso de un mercado de esta magnitud amenaza no solo a los bancos en sí mismos, sino a toda la economía y a los gobiernos.
Estos son los detalles dentro de esta sórdida historia que los políticos en México, Washington y alrededor del mundo preferirían que no supiéramos. Esto es lo que se oculta cuando ellos demandan más dinero de los contribuyentes para llenar las arcas ya hinchadas de sus agencias de sopa de letras. Por supuesto, estas relaciones no se mencionan cuando un nuevo puesto de control se levanta o cuando los programas de vigilancia nacionales se racionalizan como sea necesario para la “protección” de los ciudadanos.
A través del esfuerzo y del sacrificio personal de valientes periodistas como Anabel Hernández, se está revelando el verdadero rostro de la “guerra contra las drogas”. El dinero, las drogas y la violencia, todo montado sobre un imperio de mentiras producida por los gobiernos corruptos en connivencia con los grandes bancos.
Como Hernández sostiene, “El mayor problema en México hoy en día es la corrupción. Los cárteles de la droga, la violencia, son solo la peor cara de esa situación, pero la madre de todos los problemas es la corrupción.”