EnglishEl pasado 23 de junio, la Corte Suprema de Estados Unidos resolvió rechazar la apelación presentada por Argentina contra la resolución del juez Thomas Griesa. El magistrado había fallado a favor de los fondos especulativos en el juicio contra esa nación latinoamericana. La Justicia estadounidense amparó el reclamo de estos inversores, quienes pretenden cobrar bonos en default. Por otra parte, esos acreedores piden que se tomen medidas cautelares, entre ellas, el embargar activos argentinos.
Los fondos demandantes —NML Capital Ltd. y Aurelius— compraron bonos argentinos a personas o entidades que no aceptaron canjearlos en las operaciones de reestructuración de deuda, que fueron organizadas por el gobierno argentino luego de la multimillonaria suspensión de pagos del 2001.
Fiel al estilo que caracteriza a varios de los mandatarios latinoamericanos actuales, la reacción de la presidenta Cristina Kirchner fue la de denostar a esas entidades. Es por esa razón que acuñó el término “buitres”, para denigrar las legítimas aspiraciones de las entidades mencionadas y exponerlas al repudio público.
Dado que la jefa de Estado introduce este tema en el terreno de la ornitología, hagamos un breve repaso de las características de ciertas aves.
Los buitres suelen alimentarse de animales que ya no tienen vida. Es decir, que no son quienes provocan muerte y desolación. En cambio, están las aves de rapiña que persiguen a sus presas, las capturan, las aniquilan y luego las devoran. Son especies esencialmente depredadoras.
Y así como algunos apodan a los legítimos acreedores como “buitres”, también podría considerarse a ciertos gobernantes como “aves de rapiña”. Con respecto a este punto es oportuno recordar que el término “rapaz” proviene de la palabra latina “rapere”, que significa “apoderarse” o “tomar por la fuerza”.
Y esto viene a cuento porque los gobernantes argentinos de las últimas décadas se han habituado a ese tipo de conducta. Encima, no han estado predispuestos a honrar sus compromisos. Esa inmoral actitud a veces se manifiesta en toda su crudeza y otras en forma solapada.
El ejemplo paradigmático de su desparpajo ocurrió a fines de 2001, cuando los legisladores festejaron con aplausos la declaración de la cesación de pagos. Sin llegar siempre a esos extremos, es una conducta descarada que persiste a lo largo del tiempo. Hay incontables pruebas de lo aseverado. Y es en ese contexto que hay que comprender la razón por la cual, tanto en 2005 como en 2010, el 93% de los acreedores de deuda pública argentina aceptaron canjearla con quitas del 50%. Es decir, que los tenedores de los bonos consideraron que cobrar la mitad era preferible a no cobrar nada. Además, todo eso sazonado con una gran incertidumbre porque en definitiva, con los Kirchner y Cía, nunca se sabe…
Fue en esas circunstancias que algunos inversores —entre los que se encuentran NML Capital Ltd y Aurelius— compraron a precios muy bajos esos bonos en default. Lo cual significa que para ambas partes y en forma voluntaria, el negocio resultaba beneficioso: Y para los que vendieron, ese beneficio se traduce en que cobran algo en forma segura. Hay que tener en cuenta que algunos de ellos, debido a su edad, pensaban que era muy factible que murieran antes de poder recibir el dinero. Y los que compraron, arriesgaron con miras a obtener jugosas ganancias como es lógico y legítimo.
Lo que interesa destacar es que los que “mataron” a esos ahorristas fueron las “aves de rapiña” y no los “buitres”. Esas mismas que utilizan la fuerza legal para apropiarse de los fondos de los jubilados, apoderarse del fruto del trabajo de los agricultores mediante confiscatorias retenciones a las exportaciones de soja, que expropian y se resisten a pagar.
Un editorial de diciembre de 2013 del diario La Nación (Argentina) expresa que el kirchnerismo “ha usado los fondos de la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses) para financiar proyectos del Gobierno de clara raíz proselitista, y ha obligado a más de 100.000 jubilados a iniciar largos juicios para obtener actualizaciones de sus haberes (…) La actitud del Gobierno con los mayores no es otra que la de aprovecharse de ellos por considerarlos presas fáciles”.
Con ese “prontuario”, no ha de sorprender que el juez Griesa le haya prohibido a Argentina pagarle a sus acreedores según las normas de su país, como pretendía Axel Kicillof, el Ministro de Economía.