
Hay razones para creer que una vez que el chavismo abandone el poder y el Poder Judicial venezolano vuelva a ser independiente, se destapará más de un “tarro” que causará sorpresa mundial. Y no nos estamos refiriendo específicamente al interior de Venezuela, dado que es vox populi que desde que Hugo Chávez tomó el poder, la corrupción se disparó en ese país caribeño. Lo cual ya es mucho decir, porque las autoridades anteriores pertenecientes a los partidos Acción Democrática y Copei, eran terriblemente corruptas.
Esa percepción popular es confirmada por los índices anuales que elabora Transparencia Internacional: el de 2015 situó a Venezuela como uno de los países más corruptos a nivel planetario. En la tabla ocupa el puesto No. 158 entre 167 evaluados (el primer lugar corresponde al más honesto).
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Cuando la prensa y los poderes del Estado vuelvan a cumplir sus funciones naturales, es decir, investigar y controlar al gobierno, saldrán a la “luz” cosas insospechadas como está ocurriendo en Brasil y Argentina. Quizás, entonces cobren sentido ciertos apoyos irrestrictos extranjeros al régimen chavista que de otro modo, son inexplicables.
La corrupción -de la mano de estos mandatarios izquierdistas que gobiernan la región desde hace más de una década- sumó un nuevo elemento al tradicional enriquecimiento personal: la eternización en el poder. El por dos veces presidente de Brasil, Fernando Henrique Cardoso, la describió magistralmente. Expresó que mutó su naturaleza porque los aludidos gobernantes crearon:
Una organización para obtener plata […] No se trata de la corrupción tradicional sino que es la financiación de la hegemonía en el poder, es no aceptar a los demás y negar la rotación en el poder con el argumento de que ‘solamente yo soy bueno y si yo soy bueno, voy a hacer todo para permanecer en el poder’. Tienen una justificación ideológica para hacer una distorsión tan grande de todo el sistema democrático con esa forma de financiación.
Como es sabido desde que explotó el escándalo del “lava jato”, el esquema de corrupción funciona así: el presidente de un país arbitrariamente favorecía a determinadas empresas privadas en negocios en que intervenía el Estado. Luego, esos empresarios aportaban importantes sumas de dinero al sector político de ese mandatario, especialmente, durante las campañas electorales.
Desde la época de Chávez, el régimen buscó el modo de financiar a sus camaradas políticos. En algunos casos lo hizo desembozadamente, como por ejemplo con la famosa valija de Antonini Wilson; en otros, con medios más disimulados. Pero de un modo u otro, el objetivo era suministrar recursos económicos a los amigos para que se eternizaran en el poder y pusieran en vigor un sistema de gobierno parecido al cubano-chavista.
En estos momentos este asunto está en discusión en Uruguay, a raíz de la estrecha relación del exmandatario y actual senador José Mujica con Nicolás Maduro, y los negocios pactados entre ambos en el marco del Fondo Bolívar-Artigas entre 2010-2015.
El Fondo Bolívar – Artigas fue una iniciativa del ex presidente Chávez. A través de él, Uruguay canaliza negocios de exportación a Venezuela. El acuerdo tiene una pata en Montevideo y la otra en Caracas. Mediante él, es posible hacer negocios entre ambos países sin necesidad de licitaciones, con acceso rápido al dinero, exonerados de impuestos y al margen de los controles sobre manejo de divisas que imperan en Venezuela.
Dentro de ese contexto, durante la presidencia de Mujica (2010-2015) se celebraron 13 acuerdos comerciales. Están firmados directamente por Mujica y Maduro. En dos de ellos intermedió la empresa Aire Fresco; pocos en número, pero enormes en cuanto al volumen de dinero manejado: representan el 8,9 % del total exportado por Uruguay a Venezuela durante ese período.
Eso no tendría nada de particular si no fuera porque Aire Fresco está estrechamente vinculada al MPP, el sector político liderado por Mujica. Esa compañía está dirigida por los extupamaros Omar Alaniz, Carlos Decia y el diputado del MPP Daniel Placeres.
Durante el lapso mencionado, esa empresa realizó la intermediación en negocios millonarios y acuerdos bilaterales con Venezuela. Las autoridades uruguayas de aquel momento le otorgaron una posición preferente, incluso a veces exclusiva, para realizar o impulsar negocios con entidades estatales o paraestatales monopólicas venezolanas.
Esta información no es nueva. Ya había sido divulgada en 2015 por los medios de comunicación, despertando fundadas suspicacias entre la ciudadanía. Mujica -con su usual desparpajo y confiado en que su carisma todo lo justifica- le restó importancia a la participación de Aire Fresco en los negocios con Venezuela, y negó cualquier vínculo con su sector político. En aquel momento declaró: “Es una manera de ganarse la vida como cualquier otra ¿O usted le pregunta a un intermediario, al de la barraca, si (pertenece a los partidos) colorado o es blanco?”
Sin embargo, la gran novedad surgió en estos días, cuando el diputado blanco Jaime Trobo aportó pruebas documentales que demuestran que el tres de setiembre de 2014, en plena campaña electoral, Aire Fresco aportó al MPP alrededor de U$S 19.400 para su financiamiento.
A raíz de ello, Trobo solicitó la creación de una comisión investigadora parlamentaria para investigar esos hechos, que contienen una serie de elementos de apariencia irregular, por decir lo menos. En un escrito de 31 páginas fundamenta las razones para solicitarla, dado el “vínculo notorio de personas y empresas, con sectores políticos integrados por altas jerarquías de gobierno”. Asimismo, para determinar cómo fueron los métodos de selección, que dieron por resultado que empresas y personas amigas de jerarcas realizaran negocios en forma exclusiva con Venezuela.
Según Trobo, las acusaciones son demasiado serias como para no investigarlas. Afirmó que con el voto en contra a la investigadora, “se quiere consagran nueva forma de impunidad para generales, cuando sus tenientes están enlodados en la opinión pública”.
Epílogo: la bancada oficialista se negó a habilitarla con el argumento de que no existen elementos para iniciar una investigación.