Fidel Castro edificó su dictadura vitalicia sobre la esclavitud. Tradición que han continuado sus herederos políticos. El antecedente histórico más cercano de esta inhumana práctica, fue el nazismo. También allí el Estado utilizó trabajo esclavo, principalmente judío.
La brutalidad de ambos regímenes queda de manifiesto cuando constatamos que tanto en la Alemania nazi como en la Cuba castrista, ser seleccionado para trabajar de esa forma es una mejora, con respecto a la situación de sus conciudadanos. Pero no por eso deja de ser mano de obra forzosa…
La esclavitud es de larga data. En ciertos períodos desaparece pero luego resurge bajo una apariencia diferente. Es lo que acontece en la actualidad.
La diferencia con épocas pasadas, es que ahora es la opinión pública no la admite. En este tema no hay dos bibliotecas:humanismo y esclavitud son incompatibles.
Por tanto, quienes recurren o son cómplices de esas prácticas, muestran su verdadero rostro. Lo increíble, es que muchos intentan camuflar esa realidad bajo una retórica aparentemente “caritativa”.
Se da la paradoja que a veces, quienes son tildados de“desalmados” son los que denuncian y ponen fin a esa tragedia. Eso precisamente es lo que ha ocurrido en estos días.
El presidente electo de Brasil – Jair Bolsonaro– manifestó que no renovaría el programa Mais Medicos en las condiciones que estaba funcionando. Ese proyecto fue iniciado por la expresidente Dilma Rousseff en 2013. Mediante él, 18.000 profesionales de la salud, brasileños y extranjeros, atienden a personas de las zonas más desfavorecidas del país.
Casi dos tercios de esos médicos son cubanos. Están allí en el marco de un acuerdo de cooperación técnica entre la OPS/OMS y los Ministerios de Salud de Brasil y de Cuba.
Andrés Oppenheimer en una reciente columna ha descrito en forma minuciosa el mecanismo:
“Según el acuerdo entre los gobiernos de Brasil y Cuba supervisado por la OPS, más de 18,000 médicos cubanos han estado trabajando en las áreas rurales de Brasil que necesitaban médicos. Los médicos cubanos reciben un 30 por ciento de su salario, y la dictadura cubana se queda con el restante 70 por ciento.
Lo que es igual de escandaloso, el régimen cubano no permite que los médicos cubanos lleven a sus familias con ellos. Sus familias permanecen en Cuba como rehenes, para reducir el riesgo de deserciones masivas. Si los médicos desertan, no pueden regresar a la isla y ver a sus familias durante al menos ocho años.”
Y termina denunciando la complicidad de ese organismo internacional con esta variante de esclavitud.
“En rigor, la OPS ha conocido desde el primer día los detalles de este convenio. La prensa los viene reportando con lujo de detalles desde hace cinco años”.
Bolsonaro le exigió a la dictadura castrista que acepte tres condiciones si quiere renovar el contrato: que a los médicos cubanos se les permita recibir su salario completo, que Brasil valide sus títulos de médicos, y que se les permita traer a sus familias consigo.
Pero los “amos” cubanos se han negado a abolir la esclavitud de esas personas y los coaccionan para que retornen de inmediato a Cuba.
¿Cómo iban a aceptar las condiciones de Bolsonaro si las exportaciones de médicos son una de las principales fuentes de ingresos de la dictadura castrista?
Además, conviene resaltar que para que este mecanismo de tráfico de personas funcione a nivel internacional, es necesario contar con la complicidad de Estados que aceptan entrar en ese “juego”.
No hay duda que se trata de esclavitud. Según la definición, esta se produce cuando un individuo está bajo el dominio de otro, sin opción a réplica, discrepancia o protesta. Por su parte la Convención de Palermo en su Anexo II, expresa:
Por “trata de personas” se entenderá la captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción de personas, recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza u otras formas de coacción, al rapto, al fraude, al engaño, al abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad o a la concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre otra, con fines de explotación.
Incluye dentro del concepto de “trata de personas” a los trabajos o servicios forzados, la esclavitud o las prácticas análogas a la esclavitud y a la servidumbre.
La prueba de que esos profesionales cubanos no trabajan en esas condiciones por voluntad propia, lo constituye la gran cantidad que deserta ni bien tiene la oportunidad. Por ejemplo en 2014, El Nuevo Herald informó que “cerca de 3.000 profesionales cubanos, la mayoría de ellos médicos desertaron de los programas de Venezuela en el 2013”. Lo mismo ha venido sucediendo en otras naciones.
Ante la publicidad que ha tenido este tema -y dado que el gobierno electo de Brasil ha declarado que les brindará asilo a los cubanos que no quieran retornar a su país- la dictadura castrista teme una deserción masiva. “Están aterrorizados con la idea de que nos quedemos todos“-declaró uno de esos profesionales. Por eso las autoridades cubanas están recurriendo a argucias –que nadie se las cree- para hacerlos retornar.
Lo concreto es que desde el inicio mismo del programa Maismédicos, se lo ha denunciado como un sistema de esclavitud. Algo semejante ha ocurrido en aquellos países donde gobiernos afines al castrismo, han puesto en marcha programas análogos. También ahí han sido catalogados de violatorios de derechos humanos. Sin embargo, esos gobernantes los han mantenido con la excusa de que “favorecen” a los sectores más humildes de sus respectivas naciones…
Para desenmascarar tantas falacias y llamar a las cosas por su verdadero nombre, es oportuno apelar a la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Este es un organismo cuya misión es promover el empleo decente y proteger a las personas. En el Convenio sobre la abolición del trabajo forzoso, 1957, (num. 105), se prohíbe la utilización de ese tipo de trabajo dado que constituye una violación a los derechos humanos y atenta contra la dignidad de la persona.
El Protocolo de 2014 relativo al mencionado Convenio,señala que todos los miembros de la OIT –Cuba y muchos de los países que utilizan a los médicos cubanos forman parte- tienen la obligación de suprimir esta forma de esclavitud. Deben “adoptar medidas eficaces para prevenir y eliminar su utilización, proporcionar a las víctimas protección y acceso a acciones jurídicas y de reparación apropiadas y eficaces, tales como una indemnización, y sancionar a los autores del trabajo forzoso u obligatorio”.
La práctica de la esclavitud por parte de los Castro viene de lejos. En la década de 1980, miles de cubanos fueron enviados a “colaborar” a los países comunistas del este de Europa. En Praga, había un destacamento de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) cubana, que se encargaba de devolver a la isla –esposados- a los ciudadanos cubanos que intentaban quedarse en el exterior.
Por tanto, vemos que estas prácticas esclavistas son de larga data dentro de la dictadura cubana. Asimismo, que siempre han contado con cómplices entusiastas.
Es irónico que ideologías y personas que a las que algunos catalogan de “humanistas” y “pro trabajadores”, puedan llegar a ser tan perversas…