En los países totalitarios la información es controlada por el gobierno. Es algo más que sabido. Sin embargo, lo que no está tan divulgado, es la labor de desinformación que practican. La ex Unión Soviética desarrolló mecanismos muy exitosos que suelen ser imitados por autócratas de diferentes partes del mundo.
Jean-François Revel señala que “la desinformación debe ser comprendida en el verdadero sentido de este término. La empleamos equivocadamente, hoy, como sinónimo de falsedad, de engaño, de versión tendencioso. La desinformación es, sin duda, todo eso, pero también algo mucho más sutil. Consiste en arreglarse para que sea el mismo adversario o, en su defecto, un tercero neutral, quien, en primer lugar, haga pública la falsa noticia o sostenga la tesis que se desea propagar. La mentira consigue engañar a tantos, que nadie sospecha su verdadera fuente”.
Ilustra la metodología utilizada por los soviéticos mediante un ejemplo tomado de la realidad. Cuenta que en octubre de 1985 un diario de Nueva Delhi, The Patriot, publicaba un artículo para “revelar” que el SIDA había sido fabricado por el ejército norteamericano para realizar una guerra biológica. En octubre de 1984 (sic), el semanario soviético Literaturnaya Gazeta “recogía” la información de The Patriot y condenaba las “fechorías” de Estados Unidos.
Las fechas no están mal, sino que lo que había pasado es que al colaboracionista The Patriot, los servicios soviéticos le habían enviado ese artículo con la indicación de que fuera publicado a mediados de 1984. Confiados en que lo había hecho, en octubre de ese año le dijeron al redactor de Literaturnaya Gazeta que podía referirse al medio indio como “fuente” de esa noticia. El objetivo era desprestigiar a Norteamérica y restarle apoyo popular.
Revel recalca que “esta es la originalidad de la técnica de la desinformación. Permite exclamar ruidosamente: ‘¡Mirad! No somos nosotros quien lo dice. Nos limitamos a citar un diario extranjero’”. Y agrega que lo más cómico es que, evidentemente, hubo una falla de coordinación dado que el artículo citado por Literaturnaya Gazeta: ¡The Patriot todavía no lo había publicado!
La teoría que Estados Unidos había creado del SIDA fue reproducida por decenas de medios, que no se preocuparon por corroborar su veracidad. Incluso de derecha, como por ejemplo el Sunday Express de Londres. Revel, analizando la estrategia de los soviéticos destaca, que “en el arte de desinformar, cuanto más a la derecha se sitúa el periódico que vehicula el rumor, más lo autentifica” porque induce al lector a darlo por bueno porque piensa que ese medio no se haría eco de esa noticia si no estuviera basada en pruebas firmes, aunque no sea así.
Esta estratagema soviética fue descubierta por un periodista del Times of India que investigó el tema. Descubrió, que el artículo sobre el SIDA mencionado por Literaturnaya Gazeta, ¡The Patriot no lo había publicado todavía!
Los soviéticos han hecho escuela en el arte de desinformar y tienen muchos seguidores.
En Uruguay, al gobierno saliente de Tabaré Vázquez, a juzgar por lo que ha hecho recientemente. Lo sucedido presenta muchas analogías con el caso The Patriot – SIDA/Estados Unidos– Literaturnaya Gazeta/URSS que acabamos de mencionar.
El presidente electo Luis Lacalle Pou –que asumirá el 1 de marzo– designó a Isaac Alfie como futuro director de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP).
Alfie es un prestigioso economista uruguayo. Es reconocido por la brillante actuación que tuvo en la salida de la brutal crisis financiera de 2002, al ser uno de los que la diseñó y negoció. Alfie, junto con Ariel Davrieux, fueron los redactores de los acuerdos económicos discutidos y aceptados por los organismos multilaterales de crédito, que permitieron salir de la crisis sin defraudar a ningún acreedor. Asimismo, se recuerda que mientras el gobierno de la época luchaba desaforadamente por cumplir con todas la obligaciones financieras, el entonces aspirante a la presidencia, Tabaré Vázquez, pedía declarar default de la deuda pública como había hecho Argentina.
Por otra parte, Alfie ha escrito varios artículos donde analiza minuciosamente el estado en que las políticas del ministro de Economía saliente, Danilo Astori, deja al país. Afirma que el “estado de la economía es precario, exceso de gasto público, deuda en récord histórico, alta inflación, atraso cambiario, empleo cayendo desde hace 7 años, inversión con caída del 30 %, exportaciones y PBI estancados y falta de reformas estructurales que impulsen el crecimiento entre lo más relevante”.
En este contexto, saltó una noticia que por varios días centralizó la atención de los uruguayos. Alfie publicó en su cuenta de Twitter que se encontraba en Washington. A raíz de ello, el programa 970 Noticias de radio Universal aseveró, estaba allí porque iba a declarar en contra del Estado uruguayo en el juicio millonario iniciado en 2018 por la minera Aratirí, donde le reclama USD 3 536 millones. Agregó que Alfie había sido contratado por Aratirí para realizar una asesoría técnica.
Esa “revelación” fue difundida por varios medios, incluso por El País, que es de derecha y afín al partido del presidente electo. Este diario tituló: “Isaac Alfie declara a favor de Aratirí”.
Basándose en esa “información”, desde el gobierno saliente se escucharon voces que unánimemente pedían que Alfie no asumiera como director de la OPP. Por ejemplo, Charles Carrera, senador del MPP (sector de José Mujica) escribió que Alfie “es libre de ejercer su profesión y buscar un lucro compensatorio”, pero “que participe con un alto cargo en el Estado lleva a una confusión de roles que lisa y llanamente puede configurar una conjunción de interés público y privado”.
Carolina Cosse, ministra de Industria, Energía y Minería entre 2015 y 2019, enfatizó que Alfie debería “renunciar” al cargo de OPP debido a su participación en el juicio de Aratirí. Y Lucía Topolansky, vicepresidenta de la República y esposa de Mujica, declaró en Televisión Nacional del Uruguay “que la empresa litigante, en este caso Aratirí, contrata técnicos del país acusado para que ‘la defiendan’, y que ese es el caso de Alfie”. “Ahora da la casualidad de que va a ser responsable, además, de parte de las finanzas del país. No me cierre, es oscuro. La actitud de Alfie es por lo menos oscura”.
Por suerte para los uruguayos, también aquí hay periodistas que se toman en serio su profesión. Uno de ellos decidió investigar, justamente, para arrojar “luz” sobre este tema. Escribe en El País bajo el seudónimo “Pepepreguntón”. Descubrió, que Alfie estaba en Washington para declarar como experto en el juicio aludido, pero ¡citado por el gobierno uruguayo!
Pepepreguntón desmenuza la siniestra táctica de las autoridades salientes. Al hacerlo, desenmascara cómo a través de medias verdades se trató de crear un hecho muy diferente de lo que fue en realidad, para enchastrar a una persona de bien y de paso perjudicar al próximo gobierno.
El periodista guía al lector hacia la verdad en base a preguntas y respuestas: “¿Es verdad que Alfie estaba en Washington? Sí. ¿Estaba desde hacía diez días, con todo pago por Aratirí como sostuvo en Twitter un reconocido periodista? No. ¿Estaba allí para ‘declarar contra el Estado uruguayo’, como anunció el mismo periodista y un par de medios afines al gobierno? No. ¿Pero para qué lo citaba entonces Aratirí, sino para declarar en su favor? El pequeño detalle es que quien lo citó para ir a Washington fue el propio Estado uruguayo. O sea, el gobierno. El mismo gobierno que, a través de comunicadores de su confianza, filtró la información de que Alfie se aprestaba a declarar ‘contra el Estado uruguayo’”.
Lo sucedido es una muestra palpable de la catadura moral del gobierno saliente de Vázquez. Exhiben una forma de hacer política que los hermana a los soviéticos.