EnglishLas distorsiones publicadas por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos de Argentina (INDEC) habían llegado a tal punto, que el Fondo Monetario Internacional (FMI) había intimado al país para que corrija sus publicaciones respecto a la inflación y al nivel de actividad económica.
En cualquier revista o instituto que recopila datos de varios países era común ver un asterisco al lado de la palabra Argentina. Por supuesto, el asterisco era para aclarar que los datos tomados por el INDEC eran dudosos. Ni siquiera Venezuela tenía ese “derecho de asterisco”.
Argentina, en busca financiación, decidió modificar las estadísticas relacionadas con la inflación y la actividad económica. Por supuesto, lo hizo luego de renegar contra las autoridades del FMI, fiel a la costumbre de la presidente.
Así fue como la evolución del Producto Interno Bruto (PIB) fue corregida a la baja, y la inflación, en un principio, alcanzó niveles creíbles.
El primer dato del nuevo Índice de Precios al Consumidor Nacional y Urbano (IPCNu) se publicó en enero y sorprendió a todos por su cercanía con el IPC Congreso, aquel índice que realiza un promedio de las estimaciones privadas.
Lo irónico era que el nuevo índice oficial se acercaba al de las estimaciones privadas, cuando funcionarios oficialistas declaraban meses antes que el IPC Congreso era un mamarracho. Pues bien, el nuevo IPCNu se acercó al “mamarracho” de las privadas.
Sin embargo, la verdad duró poco. El siguiente gráfico muestra la evolución del IPCNu y del IPC Congreso.
ÍNDICE DE PRECIOS AL CONSUMIDOR
Como puede observarse en el gráfico, en los primeros tres meses la nueva medición de la inflación del INDEC tiende a acercarse al IPC Congreso. Sin embargo, a partir de abril, vuelve la lejanía y vuelven las mentiras.
La sorpresa por el reconocimiento de la inflación fue grande (que puede ser extrapolada a 53,8% anual), pero también fue enorme la sorpresa al ver que solo duró tres meses. No es un dato menor que antes de que el IPCNu sea publicado, el oficialismo decía que la inflación era apenas un tercio de la publicada por las privadas.
El nuevo IPCNu elevó el reconocimiento de la inflación de un 33% a casi un 80%. Sin embargo, la brecha volvió a ampliarse a partir de abril (ver cuadro abajo).
De esta manera, al igual que sucedió con el nivel de actividad económica, la inflación tiende a ubicarse a mitad de camino, pero con tendencia a alejarse.
El 15 de agosto se publicó el dato de julio, acumulando ya los últimos cuatro meses de menor grado de reconocimiento de la inflación. De continuarse esta tendencia, sólo será cuestión de tiempo para que el IPCNu vuelva a ser cuestionado por instituciones internacionales. De ubicarse a mitad de camino, tampoco logrará el reconocimiento pretendido.
Por otro lado, como el gasto público no ha bajado y las decisiones del Gobierno parecieran encaminarse a “profundizar el modelo”, es esperable que tarde o temprano la financiación vuelva a la emisión, debido a que las otras fuentes de ingresos ya se encuentran bastante exprimidas. De esta manera se tornaría aún más grave la inflación.
Por último, cabe destacar que este tipo de actitudes “adolescentes” solo retrasan lo inevitable. Las personas viven día a día interactuando con los precios y saben darse cuenta si su poder adquisitivo se incrementa o no más allá de lo que pueda decir el número de una estadística.
También los institutos internacionales están al tanto del grado de mentira aplicado. Es una verdadera lástima que lo que parecía un sinceramiento más que aceptable haya durado tan poco. Lo peor de todo, este tipo de decisiones continúan dañando nuestras instituciones y la confiabilidad en el país.