EnglishA partir del miércoles 11 de marzo, se aplicará en Ecuador una “salvaguardia” de hasta el 45% a las importaciones. Esto quiere decir que se sumará un recargo a algunos bienes que las personas deseen importar, lo que traería consecuencias en la economía. Según afirmó el ministro de comercio exterior, Diego Aulestia, la sobretasa se compondrá de la siguiente manera: 5% se aplicará a bienes de capital y materias primas no esenciales; 15% para bienes de sensibilidad media; 25% a neumáticos, cerámica, CKD de televisores y de motos; y 45% para bienes de consumo final, entre los que quedan incluidos televisores y motos.
La medida se había iniciado en primer lugar afectando a Colombia (21%) y Perú (7%) y ahora se decidió “globalizarla”, con lo que sus efectos se agravan. Estas medidas surgen, en primera instancia, porque preocupan al país diversas devaluaciones en países de la región.
Sin embargo, también despierta alarmas la situación de la balanza de pagos debido a la caída observada en el precio del petróleo. Toda esta situación fue lo que llevó al gobierno declarar que se hace necesario tomar medidas para regular el nivel general de las importaciones y equilibrar la Balanza Comercial.
Ante este escenario adverso, el gobierno de Ecuador toma medidas para trabar las importaciones con el objetivo de evitar el déficit. Sin embargo, es importante recalcar, que exportaciones e importaciones son dos caras de una misma moneda; ya que para poder importar es preciso exportar, es por eso que en el largo plazo tienden a igualarse.
La existencia de déficit no necesariamente es algo malo, así como la existencia de superávit tampoco es garantía de una situación buena
La oferta genera demanda, en cada acto de intercambio una persona ofrece un bien o servicio para recibir algo a cambio. Que el intercambio se realice dentro o fuera de las fronteras no cambia la esencia de que para obtener un bien, primero se debe ofrecer algo a cambio. El comercio internacional no es otra cosa que el libre intercambio entre personas y empresas de distintos países, pero no entre “países”. Mientras tanto, debido a préstamos y devaluaciones en diversas monedas, pueden presenciarse déficit o superávit en la cuenta corriente.
Más aún, Rafael Correa se muestra preocupado por el creciente déficit en la balanza comercial, lo que lo lleva a tomar estas medidas. No obstante, la existencia de déficit no necesariamente es algo malo, así como la existencia de superávit tampoco es garantía de una situación buena. La “virtud o vicio” de ambos casos dependerá de la razón por la cual se está en esa situación.
Ecuador presenta una tendencia a un creciente déficit, con lo cual cabe preguntarse si esa situación es favorable o desfavorable. Si las importaciones aumentan se debe a que los productos de otros países son más baratos, lo que lleva a los consumidores a optar por comprar bienes extranjeros. El punto es que si una persona puede comprar un bien determinado en el país local por U$S 100 y en un país extranjero por U$S 40, es claro que optará por comprarlo en el país extranjero. Sin embargo, precisará ofrecer algo a cambio de lo contrario no podrá importar dicho bien.
Si el gobierno no interviene, las fluctuaciones positivas y negativas de corto plazo tienden a neutralizarse. Es por esta razón que trabar las importaciones en el fondo implica trabar las exportaciones. Además, el consumidor comprando el bien en el país extranjero ahorra US$ 60. Lo cual no es un dato menor, ya que si este capital es correctamente invertido en el país local, se crea riqueza. Es decir, por un lado los consumidores pueden comprar bienes más baratos, lo que les permite ahorrar; y en segunda instancia si ese ahorro es correctamente invertido se crea valor y se fomenta la industria nacional.
Trabar las importaciones podrá traer alguna mejora en el corto plazo, pero será perjudicial en el largo. Además, perjudica a todos los consumidores del país
No puede dejarse de mencionar otro punto importante. Generalmente, los gobiernos de tinte populista se encuentran más preocupados por los dólares que se fugan, pero no muestran la misma preocupación para analizar por qué los dólares no entran al país. Esto no es casualidad, ya que por lo general, las inversiones llegan a los países donde hay respeto a las instituciones y casualmente Ecuador no es un ejemplo en este aspecto.
Teniendo en cuenta el último informe presentado del Índice de Calidad Institucional, puede observarse que Ecuador se encuentra en el puesto 143 de 192 países evaluados. La situación se agrava aún más en la comparación regional, donde se encuentra cuarto empezando de abajo superando sólo a Venezuela, Cuba y Haití. Desde luego, Ecuador no es un país que inspire confianza para atraer dólares.
Trabar las importaciones podrá traer alguna mejora en el corto plazo, pero será perjudicial en el largo. Además, perjudica a todos los consumidores del país, ya que los obliga a comprar bienes más caros y de peor calidad. Si Ecuador realmente quiere solucionar su “problema comercial” debe abrirse a los mercados y sanear sus instituciones.