En la anterior columna, mostraba que, ni en lo que los analistas consideran que el país ha sido afectado por los TLC, se ve evidencia real de semejante afectación. Si bien es cierto que, con casi todos los países, Colombia tiene una balanza comercial deficitaria, la verdad es que existen muchos otros aspectos que han mejorada en el panorama comercial del país.
Pero este análisis puede ser simplemente, en el mejor de los casos, una cuestión de fe. Ellos creen ciegamente que importar más es algo negativo, mientras que otros podemos creer lo contrario. ¿Qué evidencia tenemos para respaldar una u otra posición?
La lógica de los críticos de los TLC podría ser la siguiente: los TLC profundizan la balanza comercial negativa con los países ante los que Colombia se abre. Esto lleva a que más competidores colombianos salgan del mercado (esto es, quiebren), lo que afecta tanto a los empresarios, como a los empleados nacionales. Esto puede incrementar la situación de pobreza y otros indicadores sociales.
Desde este punto de vista, uno esperaría que, desde la entrada en vigor de los TLC, los indicadores empeoraran en diversas dimensiones. Esto, a pesar, de que no podamos cuantificar exactamente el impacto de los TLC sobre cada una de esas dimensiones.
Así las cosas, la demostración debe entenderse de manera asimétrica y muy limitada: si se encuentra que los indicadores empeoran, se asume que existe alguna relación con los TLC.
De lo contrario, esa relación negativa no existe, aunque esto no quiere decir que exista una positiva, algo que acá no se demuestra y que requeriría de otros esfuerzos que no se han hecho para esta columna. (Así como los críticos, acá se cae en un error de concepción: se cree que solo por entrar en vigor, los TLC ya tienen un impacto; que no existen rezagos, generados por el tiempo que se tardan los agentes en aprovechar las nuevas condiciones. No obstante, es un ejercicio más ilustrativo que definitivo).
En este ejercicio también se tuvieron en cuenta las fechas de entrada en vigencia de los TLC más recientes (2009) como punto de evaluación. Las siguientes son las observaciones generales:
- No solo no se observa una disminución en la inversión extranjera directa (IED. Se dejó de lado la de en portafolio porque ese tipo tampoco les gusta a los críticos de cualquier apertura), sino que ésta se incrementó de manera sostenida hasta 2013. En 2017, volvió a incrementarse.
- Las principales fuentes de IED son, todas, países con los que existe un TLC: España, Estados Unidos, Reino Unido, México, Panamá (aún no concluido) y Suiza.
- Si bien, los sectores que más reciben IED son los petrolero y minas y canteras, se ha incrementado en varios años la inversión en el sector manufacturero y el financiero.
- El turismo despegó desde 2009. Tanto en ingresos, como en número de visitantes, como en ocupación hotelera, se ve una mejora sostenida en el tiempo.
- Las exportaciones de manufacturas se han incrementado. De hecho, existen algunos casos interesantes. Frente al TLC con la Unión Europea, se decía que el sector más afectado sería el de lácteos. No obstante, éste incrementó sus exportaciones entre 2016 y 2017 en un 258,6% y entre 2017 y 2018 en un 116,4%. Algo semejante se había dicho del sector automotor ante el TLC con Corea. Las exportaciones de este sector se incrementaron en un 941,1% entre 2017 y 2018.
- Las tasas de desempleo se han reducido de manera sostenida, por lo menos, desde 2010, mientras que las de ocupación se han incrementado.
- Las tasas de desigualdad y de pobreza (monetaria, multidimensional, extrema) han caído.
- Según Confecámaras, en el primer trimestre de 2018, se crearon más de 97 mil nuevas unidades productivas en diversos sectores. Este guarismo es un poco menor al que existe desde hace años.
Con estos datos, no parecen evidentes los supuestos efectos negativos de los TLC. Si se contra-argumenta que los resultados se deben a muchas otras causas, se ratifica nuestra posición: los TLC no son los que generan los efectos negativos, sino otros aspectos que dependen de muchas otras variables.
De igual manera, no se puede olvidar que el objetivo de mostrar estos datos es desmentir la idea de que Colombia ha sido perdedora de los TLC. Pero el que los efectos no sean negativos, no quiere decir que sí sean positivos. Eso tendría que demostrarse.
Ahora bien, no solo los analistas están equivocados en su concepción de los efectos de los TLC, sino que la forma de percibir mayores ganancias (como, por ejemplo, incrementar los volúmenes exportados, atraer más y “mejor” inversión y/o diversificar aún más geográfica y sectorialmente el comercio exterior colombiano) depende de múltiples decisiones domésticas que abran más el comercio.
Dentro de ellas se encuentran, por ejemplo, simplificar, mejorar y reducir el sistema tributario del país y las regulaciones a las empresas o atacar la corrupción y mejorar la eficiencia de la burocracia estatal (ambos problemas considerados como obstáculos al entorno de negocios en el informe de Doing Business).
Específicamente, para el sector comercial, cómo serían las ganancias, si se superaran problemas como los siguientes:
- En el Doing Business, uno de las peores ubicaciones de Colombia es en la dimensión del comercio transfronterizo. No solo nuestra economía sigue cerrada, sino que también impide las exportaciones (que tanto anhelan los críticos de los TLC). Del lado de las importaciones, tanto en costos, como en tiempo para importar (proceso en frontera y documentación) estamos marginalmente mejor que el resto de América Latina y el Caribe, pero mucho peor que los países de alto ingreso de la OCDE. Del de las exportaciones, estamos peor que ambos en todos los aspectos. Solo tres datos: en Colombia se toma 112 horas en frontera, 60 para documentación y un costo de USD545 por container para exportar. Mientras tanto, en América Latina, el promedio es de 62,5, 53,3 y USD526,5, respectivamente. Para la OCDE: 12,7, 2,4 y USD149,9.
- Algo semejante se observa en el informe de Competitividad Global. Allí, en el sexto pilar, de eficiencia del mercado de bienes, Colombia se ubica en el puesto 120 de entre 137 economías, en el rubro de competencia. Allí, se contempla la profundidad de la competencia tanto doméstica como externa. En esta última, el país se ubica en el puesto 110. Por su parte, el décimo pilar, de tamaño del mercado, en exportaciones como porcentaje del PIB, Colombia se ubica en el puesto 124 y en importaciones en el 125. Difícilmente, una economía abierta.
- Esto mismo se refleja en los informes de medidas arancelarias de la OMC.
Así, no se sostiene desde ningún punto de vista la idea según la cual se considera que Colombia ha perdido con los TLC. Pero, además, podría ganar mucho más de lo que ha hecho si, en lugar de alimentar falsas ilusiones de que retornar al proteccionismo sería mejor para el país, el Estado se dedica a quitarse del camino.