Solo mediante la supervisión continua puede el demócrata en el poder evitar su transformación en un déspota: solo mediante la Agitación constante puede un pueblo mantenerse lo suficientemente consciente de sus principios como para no dejar que la libertad se ahogue en la prosperidad material. ~Wendell Phillips
En el siglo XX, Estados Unidos alcanzó niveles de riqueza para tantas personas como nunca se vio en la historia de la Humanidad. De todas formas, aquellos en el poder menoscabaron las libertades más básicas de la Nación, lentamente y con el pasar de las generaciones. Las quejas eran pocas porque la riqueza estaba mucha.
Actualmente, el nivel de vida en Estados Unidos se mantiene gracias a deudas masivas e insostenibles. La libertad continúa siendo cercenada pero ante esta dura verdad los estadounidenses se están despertando, pues la prosperidad material de muchos se está evaporando. Un aspecto en el cual se muestra mucha preocupación es en el surgimiento de los Estados Unidos de América como un estado vigilante, desde que la fuerza de policia militarizada es la base del totalitarismo.
Ésta es la segunda de una serie de reflexiones que buscan entender estas tendencias negativas en los Estados Unidos. La primera reflexión analizaba el rol de la Corte Suprema de ese país — en particular, sus decisiones contra los derechos de propiedad privada obligando a los contribuyentes a cooperar con el mal. Concluí con la proposición controversial de que el presente sistema en Estados Unidos es post-constitucional.
Por generaciones, los estadounidenses creyeron que las enmiendas primera, tercera, cuarta y novena ubicadas en la Declaración de Derechos, protegían la privacidad de los ciudadanos de Estados Unidos. Es decir, que sólo un pequeño número vinculado a conductas criminales sería sometido a vigilancia, luego de una orden judicial que permitiera a las autoridades realizar tal actividad.
De todas formas, la aparición de nuevas tecnologías proveyó al Estado de los medios para burlar estas previsiones constitucionales. Por ejemplo, los sistemas automáticos están remplazando a los empleados de los peajes en el Estado de Florida. Estos sistemas procesan la información del pase automático del vehículo o fotografían su placa y envían la cuenta. De acuerdo con las políticas de privacidad del programa “toda la información concerniente a las cuentas con pase automático se provee solo cuando es solicitado a través de una citación u orden del juez.”
En otras palabras, se está recopilando y almacenando información sobre el paradero de los ciudadanos.
Consciente de esta realidad, la American Civil Liberties Union declaró el 18 de Julio de 2013 que “La Policía en Estados Unidos está registrando las placas de los propietarios de pases automáticos y guardando la información por años con poca protección de la privacidad. La información permite potencialmente a las autoridades de seguir los movimientos de cualquiera que posea un auto”.
Por su parte, la Electronic Frontier Foundation aclara que el gobierno federal y estatal no está monitoreando solo el movimiento físico de los ciudadanos, sino también sus comunicaciones telefónicas y por correo electrónico.
El gobierno está recolectando de forma masiva metadata de todos los clientes estadounidenses con la excusa de la Ley Patriótica. Aún más, los reportes de los medios confirman que el gobierno recoge y analiza el contenido de las comunicaciones de extranjeros hablando con personas dentro de Estados Unidos, como así también recolectando recolectando [sic] mucha más información, sin una garantía de causa probable. Finalmente, la investigación de los medios confirma la recolección “upstream” a través de los cables de fibra óptica que Klein reveló en 2006.
Las revelaciones de Edward Snowden expusieron a un gobierno nacional que monitorea y registra continuamente y de forma sistematizada las comunicaciones de toda la población estadounidense, y más allá. Del Wall Street Journal:
La Agencia de Seguridad Nacional — que posee solo una autoridad legal limitada para espiar a los ciudadanos de Estados Unidos — ha desarrollado una red de vigilancia que cubre más comunicaciones vía Internet de estadounidenses, de aquello que los oficiales han declarado públicamente, aseguran empleados en servicio y retirados. El sistema tiene la capacidad de alcanzar aproximadamente el 75% de todo el tráfico de Internet en su búsqueda de información del exterior, incluido un amplio rango de comunicaciones entre extranjeros y Americanos. En algunos casos, según declaran estas personas, almacena el texto de correos electrónicos enviados entre ciudadanos dentro de Estados Unidos y filtra también llamadas de teléfono domésticas hechas a través de Internet.
Lo que es igualmente perturbador es que muchas compañías son cómplices de este comportamiento — cuando no realizan un monitoreo de sus propias comunicaciones vía Internet — aunque, para ser justos, su voluntad no está siempre del lado del espionaje (ver video). Aún más, incluso con todo el aparato de estatal de vigilancia, inmenso e ilegal, a la vista de todos, sus instigadores o los funcionarios electos responsables no han demostrado ningún remordimiento. En cambio, están redoblando esfuerzos, y sus defensores los apoyan.
Desafortunadamente, no hay un plan; no hay una conspiración. Esta expansión y centralización del poder ha continuado tanto bajo gobiernos republicanos como demócratas y seguramente continuará bajo un tercer partido. El poder centralizado se convirtió en un fin en sí mismo y, como el último presidente checo Vaclav Havel observó:
Cuando los reclamos del poder central se sitúan por encima la ley y la moralidad, cuando el ejercicio de ese poder no se somete a control público, una vez que las garantías institucionales de la pluralidad política y de los derechos civiles se han vuelto insignificantes o simplemente suprimido, no hay razón para respetar otros límites. La expansión del poder central no se detiene en la frontera entre lo público y lo privado, sino que arbitrariamente, hace retroceder la frontera hasta que interviene descaradamente en zonas que antes eran privadas.
Los Estados Unidos está llegando al punto de inflexión que conduce al abismo totalitario y la represión de los denunciantes es uno de los muchos siniestros signos que nos señalan a dónde nos está llevando esta centralización del poder.