
Mientras todavía estamos a tiempo es importante desde ya pensar cómo será la navidad del 2018 en Venezuela. Para Colombia es fundamental, pero en general para la región.
Quizás el primer tema que tiene que enfrentar Ivan Duque una vez sea elegido es la tragedia migratoria que generan los refugiados venezolanos, y especialmente como se va a preparar las dinámicas dado que se va a intensificar en este fin de año mezclando entre terminales y carreteras los venezolanos que huyen de la dictadura y los nacionales que van de paseo.
Los venezolanos que vienen huyendo del hambre y las enfermedades, los nacionales y extranjeros que buscan descanso y entretenimiento. La salud pública y la criminalidad se verán afectadas.
Parece ser muy temprano para pensar en Navidad, pero si se tiene presente que en el 2017 Maduro acusó a Portugal de que por su culpa no llegó el pernil de cerdo para las celebraciones de fin de año, que fue un tema de pronunciamiento en cadena de televisión nacional.
Tan grave fue el descontento que la Guardia Nacional tuvo que salir a reprimir las protestas que incluso fueron denominadas como la “revolución del pernil”, un claro reflejo del sentimiento de rabia e impotencia porque algo tan básico para un momento tan especial en las familias no podía obtenerse por el obsesivo control económico de la tiranía. Sin embargo el 2017 fue un pequeño reflejo de lo que puede suceder este año. La navidad del 2018 será dantesca.
Al controlar la importación de comida y la distribución de los alimentos para mantener en sus bases clientelizadas la dependencia alimenticia, los sistemas comunistas intentan en teoría reemplazar a los empresarios y los mercados con los burócratas y el gobierno. Sin embargo lo que resulta es que termina creándose una fuente de corrupción enorme y de abuso arbitrario del poder sobre la población en general, incluso dentro de los mismos militantes que en condiciones de escasez tienen que someterse a nuevos niveles de humillación y actos de lealtad para lograr “algo”.
Ahora bien en esta fase final de colapso político el proceso es mucho más dramático. La inflación esperada para Venezuela a finales del 2018 sería de 300.000%, absurda incluso si se compara con la del 2017 que fue de casi 1.100%, una aceleración en la destrucción del poder adquisitivo de las familias, que tienen que vivir en cambios de precios y adaptaciones financieras de supervivencia en una semana lo que en países como Colombia se vive en en diez años. ¿Quien puede ahorrar para los regalos de Navidad con una inflación de 300.000%? O dicho de otra forma ¿Cuál será el precio del kilo de pernil de cerdo a final de año? ¿Cuántas horas semanales se van a requerir para comprar por lo menos la porción personal navideña?.
Ahora bien el tema de la inflación sería un problema si la tiranía de Maduro pudiera comprar los perniles, pero el problema es aún peor. La producción de crudo en Venezuela cae 10% cada tres meses desde hace un año y las interrupciones temporales de exportaciones que se han venido presentando se pueden volver permanentes, incluso que lleguen a cero para Navidad. En ese escenario, sin fuentes de financiación pero además sin fuentes de ingresos la interrupción de abastecimiento alimenticio sería catastrófica, independiente de que haya celebraciones o no.
El problema obviamente se empeorará a medida que se vayan haciendo más visibles las grietas al interior del régimen y las cadenas de mando se revienten por todas partes, cada quien intentará salvar lo que pueda, y en ese instante en los diferentes rangos de autoridad, empezando por el mismo Maduro, intensificarán el saqueo de reservas, fondos e inventarios con lo que se estrechará aún más el margen de maniobra para la provisión alimenticia de fin de año.
Duque, Trump y la Liberación Militar que no da espera
Con ese escenario de ausencia de ingresos en el frente externo, inflación desbordada al interior, intensificación del saqueo por parte de los miembros del aparato administrativo, la situación no da espera. Y desafortunadamente no es posible esperar que la solución venga sin intervención internacional.
Los que tienen cargos políticos tanto dentro de la tiranía como en las mayorías opositoras viven en la ilusión de unos cargos sin influencia, y a la ciudadanía en medio del colapso nutricional y psicológico no se le puede pedir mayores hazañas al que ya hacen de mantenerse vivas y con mínimos de dignidad y esperanza.
El 18 de junio será fundamental para Venezuela, Duque, que obviamente va a ganar este domingo, tendrá su primera conversación oficial con Trump, seguramente confirmarán fecha para un primer encuentro en la Casa Blanca, y Venezuela será de lejos el tema más importante para el presidente estadounidense.
La ventaja enorme de Duque es que la falta de experiencia en el manejo administrativo en Colombia la compensa con su profunda comprensión sobre las dinámicas que se dan en Washington. Cuenta además con todo el apoyo de varios expresidentes colombianos que se mueven muy bien tanto entre republicanos como demócratas, Uribe, Pastrana y Gaviria, además de la cercanía personal de Luis Alberto Moreno, presidente del BID, que si bien públicamente no lo apoya es claro que es uno de los grandes conocedores del poder luego de vivir 20 años entre los circuitos más influyentes de la región.
Para no hablar del apoyo para la segunda vuelta de Juan Carlos Pinzón que es una de las personas de mayor confianza del Comando Sur y probablemente uno de los artífices de la nueva relación con la OTAN que como afirmaba Carlos Alberto Montaner pone a Colombia “en una liga aparte”.
Con todo lo que eso implica en términos de intercambio de información e inteligencia y “lograr interoperabilidad con los paises miembros de la organización”. Lo que permite llevar un paso adelante lo que Trump claramente ha puesto sobre la mesa frente a Venezuela sobre contemplar todas las opciones, que por supuesto implica planificar los escenarios de posibles acciones militares.
De hecho el nuevo marco estratégico facilita tanto las actividades preparatorias para dar captura a los principales responsables del desastre y llevarlos a los tribunales internacionales como posibles operaciones de liberación parcial o total del territorio venezolano para establecer una intervención humanitaria.
Sin embargo, con todo y que la situación en Venezuela esta en una fase de degradación absoluta lo que genera múltiples amenazas para la seguridad en Colombia, y que Duque necesita aprovechar el impulso de la victoria electoral para tomar una medida audaz frente a la tiranía del país vecino, porque ninguno de los dos países resiste cuatro años más conviviendo este colapso humanitario.
Las elecciones de congreso el 6 de noviembre de este año en EEUU van a limitar, en parte, la posibilidad de una acción más contundente, aunque es claro que Trump puede usar incluso una jugada fuerte como la liberación militar de Venezuela como parte de su estrategia.
De hecho las actuales negociaciones con el líder de Corea del Norte tuvieron lugar después de un despliegue serio del poder militar de Estados Unidos que mostró la verdadera disposición de Washington de usar todas las opciones… Y en ese proceso de presión militar y diplomatica a Corea del Norte ya participó Colombia, así que con mayor razón es altamente probable que entre Duque y Trump usen la misma disposición de combinación de opciones en contra de Maduro…
Entre el 18 de junio y el 6 de noviembre, Duque y Trump tomarán medidas preparatorias, militares y diplomaticas, secretas y públicas. La navidad del 2018 en Venezuela tiene que ser una celebración del inicio de la libertad y no un agravamiento de la tragedia comunista.