English Con su grandioso estilo de comprar prosperidad escribiendo cuantiosos cheques, Hugo Chávez encontró que los gobiernos anteriores a él habían hecho poco por la necesidad del país de contar con una buena línea de ferrocarril, y se dispuso a realizarla.
Bueno, 15 años y miles de millones de petrodólares después, Venezuela no tiene un sistema nacional de ferrocarril, ni siquiera uno regional.
Sin embargo, tenemos kilómetros de línea sin terminar, puentes y túneles que son un monumento a prácticas corruptas de los ideales socialistas-comunistas que Chávez y sus amigos tenían en alta estima.
Es más, es China la que ha sido designada para encabezar el desarrollo de nuestra línea ferroviaria. Mientras Beijing moderniza sus líneas ferroviarias utilizando tecnología alemana, nosotros somos abastecidos con lo que China ya no necesita. Parece como que los antiguos carros de trenes hubieran sido limpiados, repintados y adecuados para introducir a los venezolanos a las maravillas del viaje en tren. Eso es, cuando el gobierno pague sus deudas, obtenga un poco de flujo de caja y termine lo que empezó hace 15 años.
Los chinos gozan de viajes en tren con estándares mundiales del siglo XXI, con sus trenes de alta velocidad, con cómodos, silenciosos y eficaces sistemas que se incorporan para el día a día de la vida en China. Nosotros, por otro lado, lo más seguro es que tengamos que disfrutar líneas ferroviarias como las del siglo XIX.
Tristemente, al final de todo, lo más probable es que Venezuela ya pagó por un sistema moderno de ferrocarril, pero la diferencia ha quedado guardada en el bolsillo de los líderes de la revolución bolivariana.
Así que gobernar un país definitivamente no solo es una cuestión de escribir cheques, depende claro está, de qué lado de la ecuación te encuentras.