En el mundo contemporáneo juvenil, las películas sobre Ted, un oso de peluche que cobró vida después de que un niño pequeño pidiera eso como deseo, se han vuelto muy populares. Recientemente, se estrenó Ted 2, la secuela de la que salió previamente al cine en el 2012, y dentro de esta película hay un gran mensaje liberal que invita a las personas a plantearse el porqué de la existencia de un Estado controlador que limita las libertades individuales y que muchas veces nos impide realizar lo que queremos y anhelamos para nuestra vida.
Legalicen a Ted fue la frase utilizada para promocionar la película y también muestra el tema central sobre la que gira la misma: la lucha de Ted en los tribunales de Estados Unidos para poder conseguir ser tratado como una persona con todos sus derechos y no simplemente como una propiedad.
La película empieza con Ted contrayendo matrimonio con su novia Tammy Lynn, después de ciertos problemas dentro de su relación, deciden tener un bebe y van a adoptar. En la compañía de adopciones se enteran de que son rechazados porque, a los ojos del Estado, Ted no es una persona; y es aquí donde empiezan los problemas para el protagonista. No pasa mucho tiempo para que el Estado ordene que Ted pierda cualquier derecho que pudo haber tenido, así que Ted pierde su trabajo, cancelan todas sus tarjetas de crédito y anulan su matrimonio.
La película da una clara alusión al gran poder del Estado y sus consecuencias para las libertades individuales de una persona. Es cierto que Ted es un oso de peluche que no tiene más que algodón en su interior, pero por situaciones de la fantasía cinematográfica cobró vida y es capaz de sentir emociones y ser un ente racional capaz de tomar sus propias decisiones. Consiguió un trabajo, encontró el amor, se casó y quería tener un hijo; sin embargo, todas estos sueños personales fueron echados al traste por el omnipotente Estado, que se cree capaz de dictaminar la vida de cada individuo junto con su felicidad y piensa que siempre tiene la mejor decisión para cada uno.
Esto no es así, ya que cada persona es responsable de su propia vida y por ende debe ser capaz de tomar sus propias decisiones sin que nada ni nadie se los impida.
Si alguien escoge una opción por encima de otra es porque es consciente de las consecuencias del costo de oportunidad de asumir una y dejar la otra. Cada individuo intenta buscar su propia felicidad como lo cree conveniente. Si no se está atentando contra la vida, libertad o propiedad de otro individuo entonces, ¿por qué debe existir un Estado que nos limite en las decisiones de nuestra vida y nos impida ser felices?
Se debe ir más allá de simplemente ver a un oso de peluche racional luchando por exigir sus derechos. La cuestión más importante que transmite la película es intentar reconocer a todos esos Teds en el mundo real que están luchando porque sus derechos sean respetados.
¿Cuántas personas han perdido sus trabajos por alguna burocracia estatal?, ¿A cuántos más se les ha sido negada la oportunidad de casarse con la persona a quien aman o se les ha anulado su matrimonio por alguna ley estatal? ¿Cuántas personas han visto sus sueños de crecer y de buscar su propia felicidad truncados por un Gobierno que se cree con poderes ilimitados y piensa ser superior que sus propios ciudadanos?
Al final Ted consiguió ser considerado persona y no una propiedad. Ted venció, pero muchas veces aquellos que son afectados por el Estado no consiguen hacerlo. Es una película que, dependiendo de los gustos, puede causar muchas carcajadas para quienes la vean, pero sin duda lo más especial que tiene esta película es el mensaje liberal antiestatista que posee.
Tal como dijo la abogada defensora de Ted en el juicio, “estoy nerviosa por una simple razón, justicia… 150 años atrás un esclavo llamado Dave Scott, que probó que era una persona y no un pedazo de propiedad, perdió. Y como la historia nos ha demostrado, eso no fue justicia. En todos los conflictos, solo somos capaces de reconocerlos años después… ‘Esto es diferente’, dirán, pero no lo es. Es el mismo sujeto con diferente rostro y ropa… No esperen tanto para hacer lo correcto”.