El impacto de la pandemia por COVID-19, que ha golpeado duramente la economía mundial sin que Latinoamerica escape de esta realidad, también ha influido inevitablemente en el consumo energético. La Organización Latinoamericana de Energía (Olade) calcula que la demanda energética en América Latina y el Caribe caerá 9 % en 2020, de acuerdo con un informe reseñado por Efe.
Los cálculos toman como base algunas proyecciones del PIB para la región que apuntan a una contracción comprendida entre 2 % y 15 % respecto a 2019. La mayor influencia sobre el consumo energético vendría dado por una caída del PIB más marcada en sectores como el transporte (13 %), industria y comercio (25 %) y residencial (20 %).
Alfonso Blanco, secretario ejecutivo de Olade, dijo en un boletín informativo que es previsible que los patrones de consumo en una nueva normalidad estén más orientados a sectores como la salud y el medio ambiente.
El escenario futuro para la región estará condicionado por efectos potencialmente contrarios a la evolución de las transiciones energéticas. Entre estos factores Olade considera los bajos precios relativos del petróleo, el encarecimiento de la deuda en las economías emergentes y las debilitadas posiciones fiscales con un efecto directo en el coste de capital ponderado de los nuevos proyectos.