Los rumores internacionales insisten en una salida de Nicolás Maduro, aclarando que lo único que falta es el cómo. Hasta el Papa se menciona recientemente como un lobista de alto vuelo para facilitar una dejación del poder ordenada en lo posible y que evite una tragedia.
Porque la crisis humanitaria ya está presente: la escasez de alimentos alcanza un 85%, la falta de medicamentos el 96% según la Federación Médica Venezolana; en solo marzo la inflación alcanzó un 16% y la anual prevista llegaría a un demoledor 700%, los recursos líquidos del Banco Central están en un 31% y la economía del país se proyecta, de nuevo, como la peor de América Latina este año; en solo diez días han asesinado a 160 personas y en tres meses han masacrado más de 100 miembros policiales; la represa del Guri sigue bajando su nivel y una crisis energética está a la vuelta de la esquina, todo esto mientras los ojos de Chavez, pintados en edificios en Caracas, vigilan, severos, las colas de cinco o mas horas que resignadamente soportan los ciudadanos para conseguir los alimentos cuya presencia disminuye ahora en los anaqueles del este, el sector de la clase media y los ricos de Caracas.
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Junto a un incremento desbordados de las megabandas delincuenciales que dominan territorios urbanos, conocidos como “zonas de paz”, donde ninguna autoridad se atreve a entrar, los linchamientos se expanden como un reguero, con vecinos hipnotizados mirando como incineran delincuentes malheridos, muchas veces entregados por la propia autoridad a turbas enfurecidas.
A pesar del dramático escenario, el pasado 6 de abril la Fuerza Aérea Bolivariana recibió 9 aviones de entrenamiento y ataque Hongdu K-8W Karakorum, comprados a China y los cuales se agregarán a otros quince del mismo modelo que permanecen en los hangares militares. Quince días mas tarde, miembros del Instituto de Estudios Fronterizos de Venezuela y los militares integrantes del Frente Institucional Militar, calificaron como “infame” e “ilegal” la actuación del Gobierno de Guyana de “depredar, explotar y contaminar nuestro territorio Esequibo” y solicitaron al Gobierno cumplir las leyes y a los militares defender la soberanía nacional en todos los espacios terrestres, acuáticos, aéreos y políticos. ¿Abrir el frente externo para paliar la crisis interna?. Vieja treta.
Por otra parte, China necesita asegurar el pago a su abultado préstamo y Rusia mantener el negocio con su segundo comprador de armas en el mundo. Y está Cuba, abriéndose paso con muletas a la competencia capitalista, mientras sigue dando instrucciones y consejos a la cúpula “chavista” que está al mando en el país petrolero.
La salida de Maduro es cuestión de tiempo y la realidad es que su posible abandono del poder no aliviará inmediatamente la crítica situación
En otro escenario internacional, Maduro continúa brindando no solo cobijo y protección sino proyección internacional al ELN, una agrupación terrorista promovida por Castro y formada por curas españoles de la llamada Teología de la Liberación, en apoyo a la intención del gobierno colombiano de iniciar una poco promisoria negociación que junto con la de las FARC, han deteriorado la imagen del presidente Juan Manuel Santos a niveles históricos.
Como sea, la salida de Maduro es cuestión de tiempo –sus mas cercanos seguidores dicen, sin embargo, que hay Maduro para rato–, y la realidad es que su posible abandono del poder no aliviará inmediatamente la crítica situación, que para mejorar necesita por lo menos diez años, según algunos expertos.
La Asamblea Nacional, sigue buscando una expulsión constitucional de Maduro a través de un revocatorio, una ilegitimidad por doble nacionalidad o una imputación de delitos mayores. “La precariedad institucional continuará indefinidamente a menos que algún Coronel de Caballería, decida dar un paso al frente para ‘salvar La Patria’, dice mi contertulio mientras acaricia con fruición la libra de café que le obsequié.
Maduro, que puede ser defenestrado por sus propios cofrades, no es el verdadero problema, sino el modelo que al mejor estilo comunista somete al pueblo al idiotismo crónico de la subvención, a la cobardía natural de enfrentar la muerte o la cárcel y al cansancio cotidiano de las colas y el racionamiento, todo mientras el narcotráfico campea desbordado y la nomenclatura de la “Robolución” sigue saqueando los restos de lo que fue la economía mas rica de la región.
Mientras, se confirma que Chavez regaló US$7 millones a Podemos en España y otra cantidad fuerte al kirchnerismo. Ramos Allup “denuncia” un complot militar en formación y el analista Carlos Alberto Montaner no descarta la posibilidad de que un grupo de jóvenes se lancen a una revuelta armada.
¿Cómo afectaría una salida de Maduro todo este panorama nacional y trasnacional? Depende de Cómo se diseñe una transición y de quien asuma el poder. Si, como se dice, pudiera ser el general Miguel Rodriguez Torres, ministro de Relaciones Interiores y Justicia, se esperaría la continuidad del esquema político-económico actual o una profundización del mismo.
[adrotate group=”7″]El general Vladimir Padrino López, actual ministro de Defensa, un personaje ubicuo y que no genera confianza en ningún bando y Tareck El Aissami, actual gobernador de Aragua, acusado de armar los colectivos y de suministrar pasaportes diplomáticos venezolanos a miembros de Hezbolá, también se mencionan como candidatos de una posible alternativa de poder. Ambos podrían retomar los principios originarios del socialismo del siglo 21 y terminar en una “dictadura democrática” en espera de una eventual alza del precio del petróleo.
Si los conciliadores, entre ellos el Papa, Castro y el propio Obama, promueven al vicepresidente Aristóbulo Isturiz, antiguo parlamentario de Acción Democrática avenido a chavista, este podría marcar un punto de quiebre que armonizara los intereses de gobiernistas y opositores para lidiar con la crisis económica, social, política y de seguridad que tiene agonizando al país.
Por su parte, Diosdado Cabello y Ramón Rodriguez Chacín, atrapados en su propio país por cuenta del narcotráfico, impulsan tras telones una renovada radicalización del socialismo del siglo XXI, en el convencimiento que nadie intentará hacer nada diferente a lo que se ha visto hasta ahora: resignación interna e indiferencia o complacencia externa.
Según el Observatorio Venezolano de Conflictos Sociales, el promedio registrado de protestas en lo que va del año es de 17 diarias, se contabilizan 1.360 muertes violentas en el primer trimestre y el nivel de pobreza alcanza 80%. Los puertos de La Guaira y Puerto Cabello lucen desolados. Los vuelos de aerolíneas internacionales se reducen con aviones de menos capacidad y no siempre llenos. Es la fotografía de la crisis de una nueva Zimbabue modelo 90.
El pintoresco expresidente colombiano que penosamente arrastra la Secretaría de Unasur volverá a visitar Caracas estos días. Él tampoco sabe cómo va a terminar Maduro ni mucho menos en qué va a parar Venezuela. Por ahora, va a instalar una “Comisión de la Verdad” en la que Maduro piensa llamar a un “gran dialogo nacional”, en un claro movimiento para deslegitimar a la opositora Asamblea Nacional.
Tal “Comisión de la Verdad”, se creó menos de 24 horas luego que el Tribunal Supremo de Justicia declarara inconstitucional la ley de Amnistía y reconciliación nacional que aprobó el mes pasado la AN para excarcelar a los presos políticos, entre los cuales varias figuras se miran con la esperanza de un cambio en Venezuela.
¿Y Estados Unidos? “Venezuela requiere desesperadamente una intervención política” y “mientras la Casa Blanca corteja a los Castro, estos usan su control sobre la inteligencia y fuerzas de seguridad venezolanas, y su acólito Maduro, para fomentar sus tácticas kamikazes. Probablemente no tardará en llegar una explosión”, dijo en su editorial del 13 de abril el Washington Post.