Ninguna vitrina mas tentadora que los juegos olímpicos de Río para una organización terrorista. “Lobos solitarios”, células durmientes, “enviados especiales” o fanáticos locales con espíritu de franquicia, podrían intentar ganar protagonismo global y demostrar la capacidad del Estado Islámico (EI) de alcanzar cualquier objetivo en el mundo, en su intención de expandir las fronteras del moderno Califato.
- Lea más: Brasil: Las amenazas a la seguridad en los juegos olímpicos de Río (I)
- Lea más: El factor Obama: Consecuencias de La Habana a Buenos Aires
Ante la posibilidad de un acto terrorista a cargo del EI, cabe preguntarse si Hezbolá, que se ha asentado con fuerza en Latinoamérica desde la llegada de Chávez al poder en Venezuela, con el apoyo del Irán de Ahmadinejad y el uso del narcotráfico, va a permitir que su enemigo, el Estado Islámico, se robe el protagonismo con un atentado mayor en los Juegos y le dañe la vaca que viene ordeñando tranquilamente desde hace años. En esta rivalidad, las fuerzas de seguridad brasileñas podrían encontrar un insospechado aliado. Aunque es una especulación que no disminuye la preocupación de los especialistas y expertos.
No es tranquilizante saber que con los registros de años anteriores, las recientes informaciones suministradas por la ABIN, la complejidad política en desarrollo y la mala situación económica, el Jefe de la Fuerza Nacional de Seguridad haya presentado su renuncia dejando inconclusa la organización del operativo de seguridad para los Olímpicos.
Con todo, la tarea del Gobierno y sus fuerzas de seguridad para garantizar la tranquilidad y buen desarrollo de las Olimpiadas está moviéndose a toda máquina. 47 mil policías y bomberos, 38 mil militares, 13 mil miembros de la Fuerza Nacional de Seguridad Pública y mas de 3.500 efectivos de la Policía Federal estarán dedicados a la prevención de incidentes y a la protección de todos los participantes en estas justas.
Armas no letales, sistemas de escaneo de rayos X, equipos especializados, dotados de tecnología para detectar amenazas químicas, biológicas, radiológicas y nucleares, drones y mas de 2.000 cámaras forman parte de los arreos de seguridad que gerenciarán y operarán un centro de Comando, Control y Comunicaciones (C3) y varios centros Integrados de Comando y Estaciones Móviles de Reacción Rápida, en lo que algunos consideran en mayor dispositivo de seguridad en la historia de los juegos Olímpicos. Todo esto para proteger a unos 10.500 atletas de 204 países, además de 45 mil voluntarios y unos 25 mil periodistas que actuaran todos durante 17 días, en 42 disciplinas deportivas a realizarse en 33 diferentes escenarios.
Los expertos han clasificado los riesgos de los diferentes eventos: 3% de eventos de alta complejidad, un 24% de mediana y un 73% de baja complejidad.
La zonificación de este macroevento, comprende los sectores urbanos de Deodoro, Maracaná, Copacabana y Barra. En este último sector se registra, precisamente, el 57% de los incidentes delincuenciales de la ciudad
Los expertos han clasificado los riesgos de los diferentes eventos de acuerdo con variables como la cantidad de asistentes, nacionalidad de los competidores, presencia de VIP, si es un deporte popular y si se trata de finales, algunas de las cuales concentran un gran interés, como la final de 100 metros planos con Usain Bolt en la salida, y , por supuesto, la final de fútbol en el mítico Maracaná. Esta clasificación señala un 3% de eventos de alta complejidad, un 24% de mediana y un 73% de baja complejidad.
Igualmente se ha ensamblado un Centro de Coordinación y Prevención del Terrorismo que reúne a oficiales de la Policía Federal, la Agencia Brasileña de Inteligencia y las unidades militares contraterroristas preparadas para los Juegos. Pequeñas Unidades coordinadas por este Centro, operarán en los predios Olímpicos y las villas de los atletas a lo que se agregan cinco Unidades Anti-terroristas desplegadas en la ciudades que hospedarán los partidos de fútbol.
Para quienes estamos involucrados en la prevención y protección de ejecutivos deseosos de disfrutar de finales deportivas de su gusto, el planeamiento incluye medidas básicas de seguridad personal contra la delincuencia común, lo mismo que recomendaciones para eludir o lidiar con brotes de violencia callejera. En el caso de la posibilidad de un atentado terrorista, cada caso, cada final, dependiendo de las variables antes mencionadas y la información actualizada disponible, será motivo de valoración y ejercicio de medidas y procedimientos específicos.
De cualquier modo, el seguimiento y ubicación continua de los protegidos y la disponibilidad de recursos inmediatos de apoyo —y si es el caso, de evacuación— es obligatorio. El permanente contacto y coordinación con los recursos oficiales y con otros departamentos de seguridad privados, es también una imperiosa necesidad.
Las delegaciones de países europeos y de Estados Unidos muy probablemente incluirán equipos humanos y técnicos de protección para sus atletas, aunque la proverbial alegría carioca no se verá opacada por una amenaza terrorista procedente del otro lado del mundo y mencionar la posibilidad de un atentado durante el evento, levanta sospechas y pocas simpatías. Porque el temor de los cariocas es otro: que la selección alemana de fútbol los sorprenda.