La llegada de Luis Chataing a Costa Rica trajo consigo algo atípico: dos días sin lluvia en la ciudad de San José. No todos los turistas corren con tal suerte en el mes de septiembre, pero el comediante venezolano y su esposa han podido disfrutar las bondades de esta tierra acompañados por un tiempo bondadoso.
En algún punto sureño de la geografía capitalina me reúno con Chataing, quien decide conceder esta entrevista al PanAm Post horas antes del show de Stand Up que dará en el Jazz Café.
La diáspora venezolana en esta nación supera ya las 30 mil personas. Curioso el caso de Costa Rica, país al que los venezolanos no pueden llegar caminando, pues el tapón de Darién entre Panamá y Colombia impide el traslado a pie. Además, la visa impuesta por el gobierno de Juan Carlos Varela en Panamá parece haber detenido el flujo hacia este país. Los pocos que llegan lo hacen por avión y saben que hacia el norte la única opción viable sería México, pues de Nicaragua a Guatemala las alternativas no son tan favorables.
Nueve meses han pasado desde enero, mes que nació en medio de la desesperanza y vio surgir una luz en ese túnel que Venezuela lleva 20 años recorriendo. Sobre esto quiero hablar con el comediante. Quiero saber qué balance hace de este proceso histórico cuyo final es otra incógnita por resolver.
Nos sentamos en una mesa pequeña. Luis tiene puesta una camiseta negra en la que se leen tres palabras con letras blancas: “Libertad de expresión”.
“Imagino que el 23 de enero pensaste que para septiembre ya ibas a estar de regreso en Caracas”, le digo.
“Probablemente”, responde.
“¿Cómo te sientes después de 9 meses de proceso? Parece que conforme pasan los meses la figura de Guaidó se torna un poco gris”, pregunto.
“Yo soy comunicador, y como tal cuido mis palabras. La radio te da la capacidad de estar en vivo e ir cuidando milimétricamente cada cosa que dices. Yo creo que Juan Guaidó ha hecho todo lo que ha podido con los recursos que ha tenido a la mano (…) No creo que se haya tornado gris, tal vez ha perdido brillo”, me dice.
La primera vez que vi a Luis Chataing en persona fue el 22 de febrero en Cúcuta, donde él formaba parte del elenco que animaba el concierto Venezuela Aid Live que fue la puerta de entrada al tristemente célebre 23 de febrero, que pasó a la historia como el primer fracaso estratégico de Guaidó.
“Yo creo que haber dicho que la ayuda humanitaria cruzaba ‘sí o sí’, fue un error porque generó una expectativa con la que no se pudo cumplir”, reconoce Chataing.
Pese a ese y otros reveses en el camino, el comediante se mantiene firme en su apoyo al presidente encargado y dirige sus misiles humorísticos de cada noche al régimen.
“Yo veo todos los actos y escucho todos los discursos de los protagonistas de esta historia que son Nicolás Maduro, Diosdado Cabello, Delcy Rodríguez y Jorge Rodríguez. Si Maduro dura hablando dos horas, lo veo dos horas. Y así es como voy extrayendo el material para el programa. Eso sí, seguir estas noticias todos los días provoca un gran desgaste emocional porque yo llevo 20 años enfrentado con estos tipos”, afirma.
En estos meses hubo otra jornada que quedará marcada en nuestras memorias, el 30 de abril. Ese día Leopoldo López y Juan Guaidó presidieron un infructuoso intento de alzamiento militar.
“La mañana del 30 de abril yo pensé que por fin estaba pasando algo que llevábamos mucho tiempo esperando. Pensé que por fin esos militares se estaban poniendo del lado del pueblo (…) Durante años yo he escuchado a la gente decir: ‘¿cuándo nos llevan a Miraflores?’ ‘¿Por qué no vamos para Miraflores?’. Pues yo vi a Leopoldo López caminando por la Avenida Francisco de Miranda hacia Miraflores el 30 de abril ¿por qué la gente no salió de sus casas y caminó con él para Miraflores? Para mí es muy difícil decir esto habiéndome ido a vivir a Miami, y si vas a ponerlo en tu artículo, te pido que pongas también cuánto me cuesta decirlo (…) En la noche del 30 de abril lo que me quedó fue una gran sensación de vacío”, dice Chataing.
El 10 de septiembre fue aprobada la convocatoria del TIAR para Venezuela. Países como Estados Unidos y Chile aseguraron que el uso de la fuerza no estaba contemplado, pero el comediante piensa que la política tiene su propia forma de entender el juego.
“Yo siempre digo que entre menos sepa yo, es mejor. Yo no sé cómo se mueven los hilos del poder en los distintos países, pero espero que entre más digan que no van a hacer una intervención militar, hoy por la madrugada vayan y saquen a todos estos tipos sin avisarles. Porque así es como hay que malandrear a los malandros”, comenta.
Uno de los puntos más controvertidos de la administración interina de Guaidó ha sido el proceso de diálogo al que asistieron gobierno y tiranía con la mediación del Reino de Noruega. Para Chataing, “había que pasar por ahí para que el mundo no pudiera decir que Guaidó se habían negado. Ahora, yo no esperaba nada del régimen en esa mesa de diálogo”.
En una sociedad tan golpeada como la venezolana, ha crecido la percepción de que es momento de reservarse las críticas y brindar un apoyo incondicional a Guaidó. Chataing concuerda en que el apoyo a Guaidó debe ser unánime, pero considera que la crítica siempre es necesaria, pues de otra forma nace una pregunta: “¿Nos estamos convirtiendo en lo que tanto criticamos?”
Pregunta interesante la que plantea Chataing, pues durante años se denunció a Hugo Chávez y Nicolás Maduro por señalar y desestimar a todo aquel que les criticaba o investigaba.
“Luis ¿tú crees que alguien que fue chavista, que reconoció su error, pidió perdón debe seguir siendo señalado por haber sido chavista?”, le pregunto.
“Yo te pregunto a ti: ¿cometió algún crimen? Si cometió crímenes, por supuesto que sí. Y tendrá que responder ante la justicia por los delitos que cometió. Si es simplemente una persona que creyó en el proyecto y se comió el cuento, la historia es otra”, me comenta.
Sobre la unión en la oposición, Luis Chataing asegura que resulta indispensable en este momento, aunque haya críticas sobre la cercanía del presidente con factores del llamado G4.
“Yo no he estado en las reuniones del G4, no sé de qué hablan, no sé si Juan Guaidó se para, golpea la mesa y dice ‘aquí el que manda soy yo’”, comenta.
En cuanto a la proximidad del presidente encargado a figuras como Henry Ramos Allup, secretario general de Acción Democrática, Chataing afirma que “a Guaidó puede alzarle la mano quien sea, este es un momento de cohesión, de estar unidos. Yo no tengo ningún problema con Henry Ramos Allup, si quiere alzarle la mano a Guaidó, que se la alce”.
Por otra parte, con respecto al notorio distanciamiento del mandatario con María Corina Machado, Chataing vuelva a llamar a la unidad.
“María Corina Machado es una mujer valiente. Pocas personas se habrían atrevido a poner en riesgo su estabilidad familiar o su vida de la forma en que ella lo ha hecho. Este es el momento para empujar todos para el mismo lado”.
Hoy Luis Chataing habla como un venezolano en el exilio. Ha trabajado arduamente para mantener su relación con el público mediante un programa nocturno llamado “Conectados” que transmite de lunes a viernes en sus redes sociales. Todos los días vive y respira a Venezuela, y desde afuera envía un mensaje.
“A mis compatriotas que están afuera, les pido que tengan ánimo. A mis compatriotas adentro, lo mismo, ánimo. Sepan que ustedes nos dan la fuerza a nosotros. Yo estuve en Cúcuta el año pasado y fui hasta el páramo, y cuando ves a esa mujer con un niño en brazos que camina hasta Perú, o al joven que va cansado y con los pies deshechos, te das cuenta de la magnitud de esta tragedia, porque estos millones de venezolanos no salieron del país por un caso de locura colectiva, salieron porque ya no podían seguir allá”.
Mientras avanza nuestra conversación una idea me viene a la mente. Un poco frívola, pero que puede resultar interesante con un personaje tan creativo como Chataing.
“He visto que en algunos programas hacen esto y quiero hacer la prueba. Yo te digo un nombre y tú me dices lo primero que te venga a la mente”, le propongo.
“Perfecto”, me dice y su mente ágil se prepara para responder.
“María Corina Machado”.
“Valiente”.
“Henrique Capriles”.
“Prudente”.
“Leopoldo López”.
“Osado”.
“¿Para bien?”, le pregunto.
“¡Sí, claro! Para bien…”
“Juan Guaidó”, le digo. Se detiene un momento para pensar. Pasa un minuto en silencio y finalmente responde.
“Hay una palabra exacta para él… Sorpresa”.
“¿Y es una sorpresa que ya pasó o que está por ser develada?”.
“Lo mejor de Juan Guaidó estamos por verlo”.