Ante las sospechas de una supuesta infiltración el gobierno colombiano anunció una investigación exhaustiva en sus fuerzas militares. (Twitter)
Ante las circunstancias de acorralamiento y una crisis acentuada por la pandemia, la dictadura venezolana ha ocasionado un embrollo geopolítico en las últimas semanas. Primero con el anuncio de la frustración de la Operación Gedeón, un intento de golpe de Estado supuestamente fraguado con la ayuda de autoridades colombianas; y esta semana con el anuncio de un caso de espionaje en el ejército colombiano.
El lunes 18 de mayo el ministro de Comunicaciones de la dictadura venezolana, Jorge Rodríguez, afirmó tener “agentes infiltrados” dentro de las Fuerzas Armadas Colombianas. Dijo: “Esto es producto de las infiltraciones que nosotros tenemos en el seno de la inteligencia colombiana, en el seno de la inteligencia de la Fuerza Armada Colombiana, que nos permitió acceder a muchas horas de grabación de Hernán Alemán y de Clíver Alcalá Cordones”.
Con este anuncio el ministro de la dictadura se refiere al general retirado de las Fuerzas Armadas Venezolanas, y acusado por la DEA de narcotráfico, Clíver Alcalá; y al diputado de la oposición Hernán Claret Alemán Perez. No conforme con la acusación, también afirmó que obtuvo pruebas de un plan fallido cuyo objetivo era volar el Palacio de Miraflores, en Caracas.
La respuesta del ministro de Defensa Colombiano, Carlos Holmes Trujillo, no se hizo esperar. Anunció que buscará y sancionará cualquier implicado, en su alocución afirmó: “Permanentemente están en marcha y se intensificarán los mecanismos dentro de la Fuerza Pública para identificar cualquier posible actuación de servidores públicos o uniformados que puedan estar relacionados con regímenes dictatoriales de la región, que pongan en riesgo la soberanía nacional o el orden democrático colombiano”
Aunque no hay indicios de la participación de funcionarios colombianos en el desarrollo de la operación Gedeón, sin duda alguna las afirmaciones de Jorge Rodríguez apuntan a deslegitimar a Colombia y darle un respiro a la dictadura en el tablero geopolítico.
Las afirmaciones del ministro de la dictadura, asimismo, coinciden en un momento donde la inteligencia militar colombiana se encuentra bajo investigación por la infiltración de aproximadamente 130 personas. De ser ciertas las afirmaciones de Caracas, el Estado Colombiano se vería en un problema de confianza con sus fuerzas armadas.
Aun así, ésta no es la primera vez que la dictadura venezolana acusa al gobierno colombiano de fraguar planes en su contra. En agosto del año pasado la dictadura afirmó haber frustrado varios atentados terroristas dirigidos a la infraestructura pública venezolana.
La última afirmación disparatada del dictador venezolano, Nicolás Maduro, fue la acusación que realizó el día jueves donde afirmó que Colombia estaba enviando a Venezuela buses llenos de personas infectadas para esparcir la pandemia en territorio venezolano.
Aunque poco creíbles, las acusaciones de la dictadura tienen dos objetivos precisos: desviar la atención de las fallas internas del régimen creando un enemigo externo, y deslegitimar a Colombia en el plano internacional.