Bahía Solano, municipio ubicado en el pacífico colombiano, es uno de los tantos paraísos turísticos que tiene Colombia para los amantes del llamado ecoturismo. Sin embargo, desde hace un tiempo se ha convertido en un gran infierno para sus habitantes, ya que han tenido que ver cómo las bandas criminales y la guerrilla del ELN se disputan los territorios cocaleros dejados por el frente 57 de las FARC en ese sector.
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Así lo asegura el portal La Silla Vacía, quien informó que durante la temporada vacacional, de fin de año, ha habido un desplazamiento de 327 personas pertenecientes a las comunidades de afrodescendientes de Hauaca y Nabugá desde las zonas rurales a la zona urbana, hecho que no ocurría en tal magnitud desde hace más de diez años.
Esto se dio gracias al temor que generó el asesinato de Roberto Jimenez Bocanegra, a quien las bandas criminales le quitaron la vida por pensar que un familiar suyo le habría entregado información a las autoridades colombianas sobre las actividades ilícitas que realizaba el grupo narcotraficante. Por esta razón la comunidad denunció que ha estado recibiendo amenazas.
Aunque al principio la alcaldesa de Bahía Solano, Liliana Ortiz, no creyó que el joven hubiese sido asesinado y desmembrado, al corroborar la historia denunció los hechos ante el Gobierno Nacional, razón por la que ahora también está bajo amenaza. Además, también se informó que en dicha zona, las bandas criminales se encuentran reclutando gente.
El ELN también hace presencia en el pacífico para traficar coca
En el Tapón del Darien, ubicado en la frontera entre Colombia y Panamá, se encuentra el resguardo indígena Nussi Purrú de Jurado, lugar en donde sus habitantes están amenazados por la guerrilla del ELN por no permitir su ingreso a esta zona y negarse a transportar sus cargas de estupefacientes fuera de Colombia.
Además, la guerrilla ha intentado reclutar a varios jóvenes en el sector. Sin embargo, la propia comunidad indígena se ha encargado de ir a rescatarlos, devolverlos a sus hogares y tratar de que no se vuelvan a ir con algún grupo subversivo.
Los combates continúan
En Nuquí, un resguardo famoso por la visita de turistas para hacer avistamiento de ballenas, también es escenario de constantes luchas entre las bandas criminales y el ELN. Ambos grupos se enfrentan y realizan saqueos a los habitantes de lugar, les roban sus víveres y en ocasiones los acusan de ser informantes de algún otro grupo.
A pesar de la presencia de la fuerza pública, la desconfianza de los habitantes es tal que no se sienten seguros con ella.
Fuente: La Silla Vacía