Desde que empezó la movilización a las zonas veredales por parte de los guerrilleros de las FARC que decidieron acogerse al proceso de desmovilización el frente primero aseguró que no se acogería a los beneficios entregados por el Gobierno. Prefieren seguir en el Guaviare argumentando razones políticas, sin embargo, estas van más allá y tienen un nombre propio: el narcotráfico.
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Este fin de semana la periodista Salud Hernández publicó un reportaje en El Tiempo contando la realidad de los habitantes de Miraflores, un municipio que tuvo una gran bonanza gracias a la coca, pero que poco a poco se ha ido disminuyendo, aunque gracias al crecimiento de los cultivos parece empezar su auge, pero no tan fuerte como hace unos años según cuenta la periodista.
Lo preocupante es que, aunque la coca puede ser motivación para que el frente primero no se desmovilice, los argumentos políticos han logrado calar entre los habitantes. El Gobierno ofreció un plan de sustitución de cultivos que se espera sea rechazado por los habitantes de esta zona, no porque no les satisfaga, sino porque consideran que el Gobierno no lo cumplirá. Además, la disidencia de FARC los presiona para que no lo hagan.
Hernández cuenta que el frente primero continúa creciendo y realizando excesivas extorsiones. Gracias a esta actividad delictiva y al narcotráfico se van fortaleciendo. Hasta el momento hay 320 hombres según las cifras oficiales, sin embargo, los habitantes del sector aseguran que ya sobrepasan los 500 y que cada vez más personas se suman a las filas de este bloque que decidió continuar en la delincuencia.
Y es que las oportunidades son pocas. La periodista también resalta que hay muchos pequeños cultivadores de coca que le aseguran que en caso de que desaparezca el narcotráfico tendrán que irse a las filas de las disidencias de FARC, ya que no tendrán otra forma de sustento debido a que Miraflores y los pueblos cercanos no producen nada diferente.
Tan grave es la situación que la comparan con lo sucedido en Pueblo Nuevo, una pequeña población a pocos kilómetros de distancia que quedó destruída después de que la fumigación aérea acabara con los cultivos de los cuales muchas personas se lucraban, por lo que temen que vuelva a pasar lo mismo según cuenta el reportaje.
Además, la guerrilla sigue reclutando menores en municipios como Barranquillita (lugar donde operan), Caño Tigre, Lago el Dorado y otras veredas cercanas que están ubicadas en el suroccidente del país, además de sembrar minas antipersonas, prohibidas por las normas del Derecho Internacional Humanitario.
Es difícil competir contra un negocio como el narcotráfico. Por cada kilo de coca producida pagan 300.000 pesos (USD 104,4), cancelan tres millones de pesos (USD 1044) por deforestar una hectárea de selva para volverla potrero. Se pagan 5 millones de pesos (USD 1740)a las lanchas grandes y por cada tonelada de coca se pagan 200.000 pesos y a 50.000 (USD 17,4) los recipientes de gasolina según cuenta Hernández.
“Dimos diez pasos atrás y sufrimos las mismas incertidumbres de siempre. Solo nos quedan dos opciones, que ocurra un milagro o que Miraflores se muera” dice el alcalde de Miraflores según cita Salud Hernández en El Tiempo. Lo único cierto es que hay mucha incertidumbre y las autoridades se mantienen únicamente en las cabeceras de los pueblos principales del Guaviare.
Fuente: El Tiempo