El pasado martes 21 de febrero, 16 presidentes ejecutivos de distintas empresas aprobaron una amplia revisión del código tributario, incluyendo un impuesto fronterizo.
La petición fue enviada al Congreso con la intención de que los productos manufacturados en Estados Unidos sean “más competitivos localmente y en el exterior, ya que los artículos importados enfrentarían el mismos nivel impositivo”.
La propuesta inicialmente realizada por el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Paul Ryan buscaba bajar el impuesto a las ganancias corporativas desde 35 % al 20 %, aplicando un tributo de 20 % sobre las importaciones y excluyendo los ingresos por exportaciones de las ganancias imponibles.
La propuesta que ha generado polémica entre las empresas fue respaldada y firmada por los presidentes ejecutivos de: Boeing, CoorsTek, Caterpillar, Dow Chemical Co, Celanese Corp; GE, Celgene Corp, Eli Lilly and Co, Raytheon Co, Merck & Co Inc, S&P Global Inc, Oracle Corp., United Technologies Corp., Pfizer Inc. y Varian Medical Systems Inc.
Por otra parte, el grupo de políticas tecnológicas Information Technology & Innovation Foundation, realizó un reporte separado en el que advierten que elementos como el impuesto fronterizo amenazaban con poner en peligro el esfuerzo.
“Exportamos un 40 % de nuestras ventas totales, así que el impuesto fronterizo nos afectaría en ambas vías”, explicó el presidente ejecutivo de McIlhenny Co, que produce Tabasco,Tony Simmons. “Nuestras tarifas federales caerían”, agregó.
La propuesta de los impuestos fronterizos ha causado polémica tanto para las grandes corporaciones estadounidenses que requieren importaciones, como minoristas y fabricantes de autos.
Fuentes: El Economista; Gestión; Grupo Fórmula.