El pasado miércoles 8 de marzo, el presidente de Bolivia, Evo Morales promulgó la ley que legaliza de forma permanente el cultivo de hasta 22.000 hectáreas de hoja de coca en el país.
La nueva ley pone al país en una vía con desafíos ante la comunidad internacional, en particular Estados Unidos y la Unión Europea, para justificar una medida que la oposición considera beneficiosa para el narcotráfico.
Sin embargo, esto no parece preocuparle al mandatario, quien de hecho, criticó a Estados Unidos por tratar de erradicar la planta e incluir a Bolivia en su lista de “fracasos demostrables” en la lucha antidrogas.
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“La hoja de coca se ha impuesto frente al imperio norteamericano” y le ha ganado una “dura batalla”, expresó Morales.
La nueva Ley General de la Coca sustituye a la denominada 1008, que regulaba desde 1988 la producción de la hoja de coca y las políticas de lucha contra el narcotráfico.”
“Llegó el momento de enterrar la Ley 1008, que buscaba coca cero en todo el territorio boliviano” manifestó el jefe de Estado.
La nueva reforma sube la superficie legal de las plantaciones de hoja de coca de 12.000 a 22.000 hectáreas, de las cuales 14.300 hectáreas estarán en Los Yungas y 7.700 en el Chapare.
Por una parte, la dirigencia cocalera del trópico cochabambino, ahora se encuentra en apuros evaluando las áreas donde extenderán sus cultivos, porque por ley le corresponden 7.700 hectáreas, que son 1.700 adicionales a las que tenían previsto inicialmente.
Sin embargo, en Yungas de La Paz hay quienes piden más mercados para comercializar las hojas de coca.
Luis Veizaga, vicepresidente de los cocaleros de Chapare, anunció que están evaluando las zonas en que habilitarán más cocales; sin embargo, aclaró que “no es obligatorio” llegar a las 1.700 hectáreas que le autoriza la nueva ley de la coca.
Fuentes: El Deber; La Vanguardia.