El vicepresidente de Venezuela, Tareck El Aissami, está presuntamente involucrado en diversas irregularidades dentro del sistema de distribución de alimentos, según indicó un informe de la Asamblea Nacional.
De acuerdo con el diputado Carlos Paparoni, Samark López Bello, presunto testaferro del vicepresidente, forma parte de una red de corrupción que cobró el triple del precio correspondiente de cada caja de comida importada en Venezuela.
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Según la investigación, el gobierno venezolano habría pagado por las cajas con productos alimenticios para los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (Clap), un sobreprecio de más de USD $200 millones a la empresa Postar, propiedad del presunto testaferro de El Aissami.
Es importantes destacar que los Clap forman parte de una Misión creada por e presidente Nicolás Maduro para “abastecer” a los venezolanos con uno que otro alimento de primera necesidad con precios subsidiados. Lo anterior para hacerle frente a una supuesta “Guerra Económica” y a una creciente escasez en Venezuela.
“Se han hecho millonarios cobrando sobreprecios, con cada caja Clap hay un sobreprecio de 10 dólares. En una sola factura hay un sobreprecio de casi 2 millones de dólares, todo un chanchullo”, denunció Paparoni.
Postar, empresa de López Bello, cobró al régimen USD $42 por cada una de los siete millones de cajas de comida, facturando un total de $294 millones, lo que significa que el venezolano pagó un sobreprecio total de $206 millones.
Los productos, adquiridos en principio en México, mostraban desde el comienzo un aumento del 55 % frente a los costos que fueron pagados por ellos. “Ningún producto que viene en las cajas Clap es hecho en Venezuela! Ahí está el primer indicio que este programa es ineficiencia y corrupción”, comentó el parlamentario opositor.
El parlamento venezolano anunció que en los próximos días citará a los funcionarios vinculados con López y responsables del Ministerio de Alimentación en el país, de los cuales están 11 nombres de “testigos potenciales”.
“Llegamos a la conclusión que, a propósito, los CLAPS habían sido diseñados para que fueran ineficientes, y así abrir las oportunidades para la corrupción. Es decir, mientras en Venezuela hay gente muriéndose de hambre, este gobierno apuesta a poder llevar y poder mantener la corrupción como política de Estado”, dijo Paparoni.
“Hoy en Venezuela, uno de cada dos niños menores de cinco años está presentando síntomas de desnutrición, 20 de ellos han fallecido en lo que va del año por esas causas y tenemos tres millones de venezolanos que revisan regularmente las bolsas de basura en las calles para poder comer”, señaló el diputado.
Fuentes: El Nuevo Herald, Efecto Cocuyo.