Venezuela entró al ranking mundial de los países con hiperinflación en el año 2016 y desde entonces, la situación ha seguido empeorando.
El país que se posiciona con la mayor inflación del mundo es precisamente Venezuela, una nación en la que una Big Mac (uno de los tipos de hamburguesa del restaurante de comida rápida McDonald’s), caracterizada por su bajo costo, cuesta la mitad de un mes de salario.
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Según la revista The Atlantic este año en Venezuela la inflación está calculada en 1.600 % y para muchos, la opción para evadir la hiperinflación es la moneda electrónica, bitcoin.
En un país en que un dólar resulta un “tesoro” complicado de conseguir debido al control cambiario que existe en ese país, convertirse en “minero” (nombre que se le da al operador de la moneda virtual), puede ser una buena opción debido a la carencia de leyes que regulan el mercado de las criptomonedas.
El medio El Economista explica que “la rentabilidad de este tipo de aún novedosas operaciones depende de dos factores: el valor en el mercado de esta criptomoneda, que sigue al alza, y el costo de la electricidad”, este último ya que el comercio de las criptmonedas se basa en computadoras y softwares que requieren de energía.
Sin embargo, en Venezuela el costo de la electricidad es bajo debido a regulaciones del Gobierno, lo que permite que la rentabilidad de este tipo de trabajos se eleve.
Un “minero” puede producir hasta 500 dólares al mes, lo que representa una “pequeña fortuna” para el país en crisis; sin embargo, el riesgo de esta actividad en el país suramericano, está en que el gobierno venezolano ha empezado a acusar a quienes realizan esta labor de “ladrones de energía eléctrica” y de “contrabandistas”.
La persecución a los mineros en el país continúa; sin embargo, los comerciantes de los bitcoins han decidido optar por la clandestinidad.
Fuente: El Economista.