
Gary Prado Salmón, general que atrapó al guerrillero Ernesto Che Guevara, recuerda su captura como “una victoria” para el ejército boliviano y manifiesta su rechazo a los intentos del Gobierno actual de “cambiar el enfoque” de las acciones del guerrillero.
“Para el Ejército boliviano siempre representó una victoria sobre una invasión armada de un grupo de extranjeros que pretendía imponer un modelo castrista en el país. Desde el año 2006 ha comenzado a cambiar el enfoque que el Gobierno actual le da a la acción del Che, y por eso viene gastando dinero y haciendo demostraciones de lo que significa su legado”, manifestó Prado.
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Sin embargo, el general explicó que para él “el legado del Che es una fosa vacía”. “Para todos los militares que participamos de aquella campaña y para las generaciones siguientes, lo que se está haciendo es una forma de humillar a las Fuerzas Armadas y eso para mí es por instrucciones de Cuba”, dijo.
El general, aprovechó la oportunidad para recordar como fue el momento de la detención del guerrillero, el 8 de octubre de 1967.
“Venía de una serie de contrastes ya la guerrilla, reducida a 17 hombres cuando empezamos a operar nosotros con el batallón Manchego. Mi compañía fue la primera en entrar en la zona de operaciones, realizar una serie de rastrillajes. En el primer día de rastrillajes capturamos a dos guerrilleros que habían desertado, los envié prisioneros a Vallegrande y de allí los llevaron a Camiri para el juicio”, inició narrando Prado.
“A pocos días recibimos información de campesinos que habían visto a los guerrilleros en la quebrada de El Churo. Monté la operación, cerramos la quebrada, y se produce el combate. Cuando dos hombres tratan de romper el cerco y salir por un costado, por una falla que había en la muralla de la quebrada, los dejaron acercarse dos soldados que yo había puesto justamente en previsión por si salían por ese sector, y les dijeron: quietos y gritaron: ¡Mi capitán, aquí hay dos! Yo estaba a unos 15 metros más abajo, donde era mi puesto de comando”, continuó.
“Me encontré con estos dos y uno me dijo: No me maten, soy el Che Guevara, para ustedes valgo más vivo que muerto. O sea, ahí no hubo patria o muerte, sino simplemente el instinto de conservación. Un hombre derrotado, se le notaba al final de sus fuerzas. Esa es la imagen que tengo del Che. No es como cuando me preguntan periodistas jóvenes qué sintió usted cuando lo vio al Che: Pena, daba pena. Era el fracaso de toda su vida, de su serie de fracasos porque no había sido muy exitoso en ninguna de las tareas que había emprendido en toda su vida”, dijo.
El general también comentó que él no tuvo “nada que ver” con la orden de ejecución del Che, y aclaró que él cumplió “al entregar a mi prisionero al comando superior y lo que sucedió más allá no era mi responsabilidad, tampoco me gustó, digamos así, la decisión, no tuve nada que ver con esa parte de la historia”.
Según Prado “al Che lo mandaron a Bolivia para librarse de él” y “lo hizo el mismo Castro”. “Ya en Cuba, a partir del 65, la presencia del Che era muy incómoda. Cometió varios errores, su propio carácter altanero, atropellador molestaba a la cúpula del Partido Comunista Cubano. Lo mandan al África, a la República del Congo. Yo le pregunté, cuando estaba detenido, qué fue a hacer al África. Me dijo: Quisimos hacer la revolución pero allá no se puede hacer nada, están colgados de los árboles todavía. Ese era el concepto que tenía de los pueblos que estaban luchando. Lo mismo dice de los bolivianos, en su diario, que son como animalitos, así nos miraba y ese es al que ahora le estamos rindiendo pleitesía y honores”, comentó.