La crisis económica y la escasez alimentaria en Venezuela es tan grave que los saqueos se han vuelto cotidianos en gran parte del país. A penas en lo que va de este primer mes del año ya se han registrado casi 400 pequeñas protestas y más de 100 saqueos o intentos de saqueos en 19 estados, según la ONG Observatorio Venezolano de Conflictividad Social en Venezuela, y el pasado sábado 13 de enero no fue una excepción.
Tanto en el estado Guárico (centro) como en el estado Zulia (noroeste) grupos de venezolanos volvieron a recurrir a estos actos de vandalismo para tratar de conseguir alimentos.
En Maracaibo (capital de Zulia), el saqueo se presentó en un supermercado luego de que varias personas esperaran horas en fila para tratar de comprar harina de maíz. Sin embargo, se desató la violencia al ser informados de que solo se vendería a integrantes de consejos comunales oficialistas.
“La gente se molestó. Había gente desde ayer esperando. Empezaron a abrir los portones (de un supermercado), a meterse y agarraron paquetes de harina, pero llegó la policía”, comentó Ana, madre de dos niños, desempleada que confesó que el dinero no les alcanza para comer. “Estamos comiendo pura yuca”, dijo.
En la localidad de Calabozo (Guárico) se vivió una situación similar. “Calabozo totalmente paralizado tras saqueos masivos. Ante el pánico, comercios del pleno centro bajan sus santamarías (puertas metálicas)”, indicó a través de Twitter el partido político opositor Vente Venezuela.
Según informó el diputado opositor en esa entidad, Carlos Prosperi, se saqueó una red de abasto gubernamental (Mercal) y “varios comercios en la carrera 10 y 11”.
La Guardia Nacional Bolivariana (GNB) por su parte, se ha encargado de reprimir en las zonas de desordenes con disparos y gases lacrimógenos, pero la situación parece incontenible.
https://twitter.com/AndrewsAbreu/status/952275342080831489
“Mientras no solucionemos la crisis humanitaria y el hambre, las protestas se harán cada vez más comunes”, explicó el diputado por Mérida, Carlos Paparoni.
URGENTE!! Pueblo hambriento en Guárico enfrenta a la Guardia Nacional para saquear centro de acopio de alimentos de Calabozo: Reportan detonaciones y lacrimógenas. (2) pic.twitter.com/NvlaU1LhgU
— Gabriel De Mendonça (@desagabriel1383) January 13, 2018
La situación en Venezuela va de mal en peor. Con una inflación de 2.616 %, un salario mínimo mensual de 797.510 bolívares (USD $5 según la taza del mercado negro) que alcanza para un kilo de carne y un cartón de 30 huevos (según el diario la Gestión), y una fuerte escasez de alimentos y medicinas, la población parece estar desesperada.
A todos estos problemas se le añaden los retrasos en la entrega de las cajas de alimentos subsidiadas por el Gobierno, conocidas como CLAP, que llegan a las zonas más pobres del país y de la que dependen millones de familias.
El pasado 11 de enero la desesperación de la sociedad ante la imposibilidad de acceder a la comida llevó a un grupo de venezolanos a entrar a una finca en el estado Mérida a desmembrar a alrededor de 40 reses para poder comer sus partes.
Según explicó Manuel López, presidente de la Asociación de Productores Agropecuarios del Sur del Lago (zona entre Mérida y Zulia), “hay delincuentes que van de finca en finca, extorsionan al productor y le piden que les dé un animal, si no les da el animal, ellos acaban con todo”.
Video aficionado recibido de como están cazando y sacrificando las reses en las fincas de la zona sur del lago.#Mérida..#11ene ..@ReporteYa ..@ElNacionalWeb pic.twitter.com/oeSm4w8Oql
— Leonardo León (@leoperiodista) January 11, 2018
La situación ha llevado a muchos ganaderos y empresarios a pagarle a grupos armados para garantizar la seguridad de sus espacios.
“La desesperación, la impunidad y la grave crisis humanitaria que vivimos en Venezuela se sigue profundizando y está llevando a la gente a cometer este tipo de delito”, señaló el coordinador del Observatorio Venezolano de la Conflictividad Marco Antonio Ponce.
“Esta situación sigue agudizándose en todo el país. Ante la imposibilidad de reponer los alimentos, ante la ausencia de importación de productos, y ante la ausencia de producción nacional, estamos viviendo una situación bastante crítica de escasez de los pocos productos que todavía tenemos en el país”, agregó.
A propósito de los saqueos en Calabozo registrados en las últimas horas, es bueno recordar que ¡El socialismo y los saqueos finalmente traerán pérdidas a todos! ¡Defiende #TuPropiedad! pic.twitter.com/tBj9GDLW5o
— Cedice Libertad (@CEDICE) January 14, 2018
Venezolanos se ven obligados a comer comida para perros
De acuerdo con la organización no gubernamental Programa de Educación-Acción en Derechos Humanos (Provea), la crisis económica ha generado que los venezolanos se vean obligados a comprar “alimento destinado para animales, para ser empleado en el consumo humano”.
“Acabo de volver del Central Madeirense del IPSFA [Caracas] y vi cómo se llevaban vorazmente, paquetes de carne congelada para perros. En la cola para pagar se decía que no la estaban llevando precisamente para perros. No quise tomar ninguna foto… Si lo que decía fuera cierto, el chavismo habría superado el último mito propagandístico que le quedaba: que en la IV [el período democrático antes de Chávez] se comía perrarina”, denunció el sociólogo y coordinador de Provea, Rafael Uzcátegui.
Prostitutas intercambian sexo por alimentos
La degradante situación en Venezuela incluso ha llevado a las venezolanas que ejercen la prostitución a intercambiar sus servicios a cambio de alimentos.
De acuerdo con una investigación de la Revista Clímax, del medio El Estímulo, la necesidad en Venezuela ha llegado a un nivel tan grave que las protistutas han decidido aceptar alimentos como pagos por su servicios, debido a la dificultad para conseguirlos.
La investigación señala que las mujeres han optado por aceptar desde kilos de harina de maíz, hasta comida rápida. “Martínez paga al contado y en billetes. Pero a veces no es eso lo que quieren, sino que te dan la opción de buscar algo de comida. Hace mucho le compré a una un sándwich en un local de Bellas Artes antes de dejarla cerca de la pensión donde vive. Fui su último servicio y ella no había comido nada. No teníamos confianza ni nada, pero en esta crisis todo el mundo entiende lo que pasa el otro”, señala el reportaje.