EnglishEste jueves la máxima autoridad de la Iglesia Católica se expresó respecto a la libertad de expresión y el atentado ocurrido en París la semana anterior . Aseguró que si bien la libertad de expresión es un “derecho humano fundamental” esta debe tener un límite y es el de no ofender. Luego continuó: “No se pude provocar, no se puede insultar la fe de los demás. No se le puede tomar el pelo a la fe. No se puede”.
Más allá, dijo “que no se puede reaccionar violentamente”, pero que es “normal” que haya una respuesta ante ciertas provocaciones. Hasta puso un ejemplo: “Si el doctor Gasbarri [Alberto, responsable de la organización de los viajes pontificios], dice una mala palabra en contra de mi mamá, puede esperarse un puñetazo ¡Es normal!”, dijo el papa, sin medir la magnitud de su declaración.
No estoy muy de acuerdo con lo expresado por el sumo pontífice. La realidad es que una sociedad ideal, donde nadie se sienta ofendido por los demás, no existe y nunca existirá. La sociedad perfecta no existe porque el ser humano no es perfecto.
Hay tanto conceptos de felicidad como individuos existen en este mundo, y a su vez la misma cantidad de distintas percepciones. Para lo que una persona puede significar un insulto, para otra puede resultar gracioso, y para otra resultar totalmente irrelevante, así somos los humanos.
Creer o no en una religión particular no es algo más que una decisión individual, que se puede asemejar tranquilamente con ser hincha de algún equipo de fútbol, tener alguna ideología política en particular, ser apasionado de un hobby, o tener alguna u otra inclinación sexual. Decidir practicar una religión no es algo más que una elección en la vida de una persona.
(…) mi religión es la libertad, y es la que no fue tolerada por los terroristas la semana pasada en París
Estas decisiones pueden ser compartidas por otras personas, pero no podemos esperar que sean aprobadas por la totalidad de la humanidad. Es aquí donde viene la tolerancia.
¿Cuál es el límite de la tolerancia? La respuesta es simple: el límite de la tolerancia es la agresión. Yo puedo hacer lo que quiera siempre y cuando no perjudique a un tercero. Es mi derecho como individuo. Cualquiera puede expresar que soy bueno por hacer lo que hago, o que soy malo, burlarse o felicitarme; cada quien está en su derecho a decir lo que quiera. El límite es la agresión.
Cualquier religión, ideología, persona, debe ser criticada, ¿de qué manera? De la que sea, siempre y cuando no a través de la violencia.
Quiero expresarle a mi compatriota el Papa Francisco que yo sí tengo una religión, que mi religión es la libertad, y es la que no fue tolerada por los terroristas la semana pasada en París, la que no fue tolerada por los revolucionarios en América Latina, la que no es tolerada por los Gobiernos autoritarios y la que no es tolerada en Medio Oriente o en África por otros fundamentalistas violentos.
A lo largo de estos años hemos avanzado como civilización para no tener que asesinarnos los unos a los otros cuando hay alguna disputa. No retrocedamos pasos en esa evolución.
La única forma de poder seguir practicando la religión que querramos, expresarnos libremente, o decidir la manera de ser felices en nuestras vidas, es a través de la libertad.
Defendamos nuestra libertad y dejemos de justificar asesinos.
Francisco, usted es uno de los máximos líderes de toda la humanidad en nuestros tiempos, le solicito, le pido, le ruego, que defienda a capa y espada la libertad, que al fin y al cabo es lo que nos hace humanos.