Luego de su exitosa pero breve gira por América Latina, a fines del año pasado, la politóloga guatemalteca Gloria Álvarez volvió a visitar el sur del continente con su ciclo de conferencias “República vs. Populismo”.
Tengo el placer de conocer personalmente a Gloria. Fui uno de sus anfitriones en su primera visita a Argentina y puedo asegurar varias cosas: es una mujer encantadora, muy preparada, muy profesional y con una actitud avasalladora pero —como dice ella para referirse a los “demócratas” todopoderosos que gobiernan gran parte de nuestra región— no es ningún “ángel caído del cielo”.
Todo aquel que comparta las ideas republicanas, de respeto hacia el otro, de igualdad ante la Ley, de ausencia de privilegios, de empoderar al ciudadano, o en otras palabras, quien comparta las ideas de la Libertad puede —y debe— ser una Gloria Álvarez.
Hace mucho tiempo que las ideas de la Libertad se encuentran ausentes de los ámbitos más importantes de la sociedad latinoamericana. Los políticos, académicos y periodistas defensores de la Libertad conocidos en la sociedad son pocos y cada vez son menos. ¿En qué nos estamos equivocando?
Sabemos que la libertad es el motor para que cualquier sociedad prospere, el incentivo para crecer, el incentivo para mejorar, la sana competencia, los acuerdos voluntarios entre los individuos y la coexistencia pacífica entre todas las personas.
Podemos demostrar empíricamente cómo fracasaron, fracasan y fracasarán todas las medidas que atentan contra la libertad de las personas, al igual que aquellos que intentan buscar una solución con un líder mágico venido del cielo que indefectiblemente se transforma en un autoritario. Podemos demostrar cómo gracias a la Libertad países que eran terrenos baldíos se han transformado en las ciudades más importantes del mundo. Entonces, ¿cómo es que nuestras ideas no son escuchadas?
Tenemos que hablar en conceptos sencillos, simples, sin vueltas, sin intentar creernos más por haber leído 20 libros de economía de mercado
La respuesta es sencilla y es lo que diferencia a personas como Gloria del resto de los amantes y defensores de la Libertad: la comunicación de esas ideas. Podemos tener la receta mágica pero, si en vez de explicarla y compartirla con todos, acusamos a los que no la conocen de ignorantes, la receta puede ser muy buena pero siempre quedara en manos de unos pocos.
Tenemos que salir a la calle, escuchar antes de hablar, entender las problemáticas puntuales de la gente y ofrecer desde nuestras ideas una solución concreta. Tenemos que hablar en conceptos sencillos, simples, sin vueltas, sin intentar creernos más por haber leído 20 libros de economía de mercado.
Un gran ejemplo de esto fue la visita de Gloria al popular programa de la televisión argentina Animales Sueltos. Allí, Gloria explicó en conceptos sencillos las ideas de República y Libertad y la repercusión en Twitter no se hizo esperar. Personas felicitándola por hablar de esa manera, que nunca habían escuchado estas ideas tan claras, personas totalmente fuera de nuestra “burbuja liberal”. A poco de empezar la entrevista #alvarezconfantino se volvió la cuarta tendencia de esa red social en la Argentina. Increíble.
Las ideas de la Libertad son y serán siempre populares. La Libertad está en la esencia de todo ser humano, está en nuestra sangre, en querer vivir sin que nadie nos moleste, poder alcanzar nuestros sueños. Hoy, América Latina se encuentra hundida por modelos populistas que llevan a los individuos a sentirse menos y a depender de las dádivas del Estado, a no pensar, a no ser humanos; esa es la batalla que hay que dar.
Las ideas están, funcionan, hace falta entender el contexto y comunicarlas, y comunicar, más allá de hablar, es escuchar y entender.