Ante el caso de Marina Menegazzo y María José Coni, las jóvenes argentinas asesinadas en la playa ecuatoriana de Montañita, el público en general, como suele suceder, ha arremetido en contra de las costumbres y del estilo de vida de las personas que habitan en este lugar. Se han ido en contra de las víctimas incluso, y pocos han hablado del problema que realmente se oculta detrás de los presuntos culpables.
De hecho, podemos señalar varios problemas en este caso: que la delincuencia en el país se ha visto en gran aumento desde que inició la crisis y que es culpa de la falta de libertades económicas que esta clase de cosas no disminuyan, por ejemplo. Podemos culpar —de ser cierto lo que dice el Ministerio del Interior— a la falta de previsión y exceso de confianza de las chicas.
También hay teorías de que el Estado está “protegiendo” una red de trata de blancas, e inclusive podemos señalar como problema la violencia de aquellos hombres que presuntamente no pudieron controlar sus instintos salvajes.
También hay teorías de que el Estado está “protegiendo” una red de trata de blancas, e inclusive podemos señalar como problema la violencia de aquellos hombres que presuntamente no pudieron controlar sus instintos salvajes -con todo el machismo cultural que eso conlleva— y que los hace ver como verdaderos culpables.
Para mí, es importante sin embargo rescatar las virtudes de Montañita. Y es que si la forma en la que se vive en esta playa fuera realmente la causa de los problemas, si el problema fuera que allí no hay policía –o hace falta más Estado- y que la gente prácticamente puede “hacer lo que le da la gana”, entonces asesinatos como estos ocurrirían cada fin de semana o incluso todos los días, si realmente las cosas fueran como las personas se lo imaginan entonces Montañita viviera en un completo caos y lo cierto es que no es así, me parece que ese argumento nace de los “moralistas” o religiosos para imponer en ese lugar lo que ellos consideran orden y buenas costumbres.
Lo curioso es que la realidad en las ciudades más “controladas” del Ecuador, como Guayaquil y Quito, sí es algo que se ve todos los días, en todos los periódicos y noticieros. Si no lo hemos vivido nosotros, al menos cada uno tiene un amigo al que le han robado sus pertenencias o incluso ha presenciado un asesinato en estas ciudades.
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Montañita es una comunidad bastante joven. Las personas que no viven allí o no han visitado el lugar, suelen fijarse en sus aparentes vicios y sin embargo, este es el primer suceso ocurrido ahí que realmente alarma a la prensa. Los habitantes de esta playa de alguna forma u otra han encontrado la manera de mantenerlo bastante acogedor y divertido, como un destino turístico donde las personas pueden relajarse.
La principal —y diría que casi única— fuente de ingreso de Montañita es el turismo y sus habitantes saben que realmente no pueden hacer lo que se les antoje, porque si se comienzan a violar derechos como la vida o la propiedad privada, entonces cada vez tendrían menos turistas. Por tanto, a su manera, sí hay ciertos mecanismos de cuidado y de control para evitar esta clase de sucesos y así mantener activo su mercado.
Para las personas que residen en esta zona, lo que le pasó a las dos chicas argentinas ha sido un gran golpe.
Para las personas que residen en esta zona, lo que le pasó a las dos chicas argentinas ha sido un gran golpe. Han hecho vigilias y todos claman por justicia, una que aparentemente ha llegado, de acuerdo a la versión oficial del ministro José Serrano.
Esta experiencia hará que en esta comunidad, como suele suceder en muchas con características similares, las personas tomen iniciativa propia para tratar de que esto no vuelva a ocurrir.
Algunas personas piden que haya mayor control por parte del Estado. No obstante, y a mi parecer, si eso sucede, la comunidad se confiará y le otorgará a este ente estatal la responsabilidad de su seguridad, por lo que ellos ya no buscarán mejorar como podrían hacerlo sin su presencia, lo cual provocaría que realmente no exista un verdadero cambio.
Además, mayor presencia del Estado en este lugar haría que se les impongan ciertos comportamientos que harían que Montañita pierda su esencia, su magia, su alma. Lo cierto es que hasta ahora, la comunidad de Montañita se ha manejado bastante bien, y por tanto, no deberían entrar en la desesperación y cambiar su modo de vivir, sino pensar en cómo pueden mejorar con sus propias manos, como lo han hecho hasta ahora.