Muchas veces he escuchado y leído opiniones que consideran que a Rafael Correa le han regalado el título de economista y que, por ello, hace lo que hace. Por ejemplo, el nuevo “paquetazo” que promulgó hace algunos días.
Los ciudadanos de a pie, muchos de los cuales no han estudiado tanto de economía como el primer mandatario, reaccionan a ese paquetazo de diversas maneras. Algunas personas no entienden cómo puede ser posible que recién después de 10 años se diera cuenta que, por ejemplo, las bebidas azucaradas hacen daño. Les parece que es nada más y nada menos que una excusa barata.
Otros no entienden cómo se atreve, en plena época de crisis, a seguir encareciendo la vida de los consumidores. Por último, y para mí el objetivo de este escrito, es que por un lado hace unas reformas para disminuir la cantidad de despidos, pero a su vez, crea impuestos que disminuirán el consumo de ciertos productos; y muy posiblemente, harán que varias de esas empresas se contraigan cada vez más y, de todas formas, les toque prescindir muy dolorosamente de una buena parte de su personal.
Es necesario tener en cuenta que las nuevas reformas parecen un chiste de mal gusto. Son algo para no creer. Después de casi una década en el poder, al Gobierno se le ocurre ver cómo se puede mejorar en algo la inserción de los jóvenes al ámbito laboral, y la forma en la que realmente se pueden disminuir los despidos.
Pueden existir un sinfín de teorías de por qué un economista toma esta clase de medidas. Personalmente, creo que a Correa sólo le interesan sus burócratas. Lo demostró atrasándose en los pagos a Solca, y diciendo que la institución se mantiene gracias a un impuesto ilegítimo, pero siguió haciendo sabatinas, por ejemplo, con el dinero de nuestros impuestos.
Si no le interesaran sólo sus burócratas, el presidente Correa ya habría cerrado tantas Secretarías inútiles que tenemos, como la del Buen vivir, por mencionar alguna.
Lo cierto es que el gabinete de Correa ahora tiene alrededor de 36 integrantes, entre ellos ministerios y secretarías: algo nunca antes visto en el Ecuador.
Sólo el manejo de los medios de comunicación estatales tienen un costo de más de USD $100 millones. Las pérdidas que genera TAME, aerolínea estatal, según el Contralor del Estado, son de $80 millones.
A lo largo del año pasado, solamente con los impuestos que ya existían al alcohol y al tabaco, el gobierno recaudó más de $400 millones, pero por lo visto aún no es suficiente para mantener su burocracia, sus empresas públicas, sus medios de comunicación y su Estado de propaganda.
Para el Gobierno, esa cantidad de dinero es insuficiente. Pero imagínense lo que podríamos hacer cada uno de nosotros con solamente uno de todos esos millones. Seguramente muchos tendrían para vivir tranquilamente por el resto de sus vidas. Correa, en cambio, durante toda su administración, ha manejado más de $200 mil millones, de los cuales una grandísima parte se ha obtenido a partir de impuestos.
Imagínese, querido lector, si ese dinero hubiera quedado en nuestros bolsillos. Imagínese lo mejor que estaríamos viviendo en estos momentos. Probablemente, algunos podrían haber ahorrado un poco más, o haber empezado algún emprendimiento. Empero lastimosamente, los socialistas pecan de compradores compulsivos: el dinero ajeno es su droga, y para ellos, nunca habrá suficiente.