
EnglishAún con el colapso del precio del petróleo, los ingresos totales provenientes de las exportaciones de Venezuela este año serán similares a los de Perú. Venezuela y Perú tienen el mismo número de habitantes, y todo el mundo sabe que no hay largas filas para ingresar a los supermercados peruanos, y que nadie en Perú se está muriendo por una falta de medicamentos en ese país.
La mayoría de los reportajes acerca de la crisis venezolana que publica la prensa internacional mencionan la mala administración y la corrupción del régimen chavista, pero suponen que el declive de los precios del petróleo que se dio al final del 2014 explica la crítica situación actual. Desafortunadamente, estas interpretaciones son el producto del éxito del gobierno venezolano en esconder la verdadera naturaleza del régimen.
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Con USD $ 7 mil millones, las empresas venezolanas y multinacionales que aún operan en el país podrían satisfacer todas las necesidades de alimentos y medicinas de la población. Hace solo diez años, con un monto similar de divisas asignadas a esos importadores, Venezuela contaba con modernísimos supermercados abarrotados de mercancía.
Si el país tiene aún más de USD $30 mil millones de moneda extranjera en ingresos, ¿qué exactamente está causando la crisis? Evidentemente no es la falta de fondos. Por otro lado, la escasez de comida y de medicamentos empezó en Venezuela en el 2014, cuando el precio del petróleo aún se encontraba por encima de USD $100 por barril.
¿Son los titulares de los bonos venezolanos los únicos culpables?
Ricardo Hausmann, respetado profesor de Harvard que fue Ministro de Planificación Económica de Venezuela hace dos décadas, ha mencionado una de las causas de la crisis actual más citadas. Desde hace dos años, Hausmann advirtió que el gobierno venezolano no podía pagar su deuda externa y al mismo tiempo proveer la cantidad de moneda extranjera suficiente para satisfacer las necesidades básicas de la población.
En septiembre del 2014, Hausmann y su colega Miguel Ángel Santos, publicaron un artículo que se ha vuelto famoso por explicar detalladamente cómo el gobierno incumplía su promesa de proveer moneda extranjera a los importadores privados mientras el pueblo venezolano enfrentaba todo tipo de privaciones por la escasez de los productos básicos.
Hausmann y Santos explicaron el dilema que enfrentaría el gobierno. Tendría que escoger entre pagarles a los importadores o pagarles a los tenedores de los bonos:
…el cálculo moral se complica cuando es imposible cumplir con todos los compromisos y se hace necesario decidir cuáles cumplir y cuáles no. Hasta ahora, bajo el ex Presidente Hugo Chávez y su sucesor, Nicolás Maduro, Venezuela ha optado por pagar religiosamente sus bonos de deuda externa, gran parte de los cuales están en manos de venezolanos bien conectados y ricos.
Definitivamente, Hausmann y Santos lograron exponer la lógica perversa de Chávez y de Maduro. Sin embargo no profundizaron en cuanto a las razones por las cuales el gobierno venezolano ha decidido causar una hambruna entre su propio pueblo.
Es verdad que la razón por la cual Venezuela no incumple sus pagos de la deuda externa es porque los tenedores de los bonos, que representan la mayor parte de la deuda externa venezolana, son principalmente chavistas y sus amigotes en algunos bancos y las autodenominadas “casas de corretaje” que han proliferado en los últimos años.
Se han embolsillado miles de millones — sí, miles de millones — de dólares al comprar bonos venezolanos con inmensos descuentos, lucrándose enormemente cuando, de manera sorprendente para muchos, los generales del ejército que controlan las finanzas venezolanas pagan la deuda externa estricta y puntualmente. El lucro proveniente de esta información privilegiada puede explicar la razón por la cual el gobierno de Maduro no está dispuesto a incumplir las deudas y entrar en “default”, pero no justifica un nivel de racionamiento y escasez como si el país estuviera en medio de una guerra.
La escasez es una política deliberada del régimen de Maduro
Con pocas cantidades de dinero — probablemente menos de USD $2 mil millones — el gobierno venezolano podría mejorar las dramáticas condiciones actuales de manera significativa, y particularmente si se permitiera que las compañías privadas desempeñarán de nuevo su función tradicional de importadores de productos básicos, en lugar de concentrar todas las importaciones de alimentos y medicinas en unas instituciones estatales que han batido todos los récord de corrupción histórica en Venezuela.
¿Por qué no intenta el gobierno de Maduro esta solución? La respuesta es: porque no está buscando una solución.
El gobierno de Maduro en Venezuela es probablemente el más impopular sobre la faz de la tierra. 80% de los venezolanos tienen una opinión negativa de su presidente, y las encuestas que demuestran estos resultados se llevan a cabo en un país donde la gente generalmente teme decirle la verdad a un encuestador ante posibles represalias del gobierno. Para mantenerse en el poder, Maduro necesita amedrentar y someter a la población.
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Las brutales tácticas de represión que han usado las fuerzas armadas venezolanas para suprimir incluso los más tímidos intentos de protesta pública son del todo nuevas para Venezuela, pero resultan familiares para cualquier persona que haya vivido detrás de la Cortina de Hierro soviética. La tortura y las palizas salvajes que se reparten en la calle han sido ampliamente documentadas por instituciones como Human Rights Watch.
Aparte de la cruda y brutal represión, la otra herramienta que se usa para mantener a una población amedrentada y obediente es el racionamiento de la comida. De nuevo, desde los días de Lenin, este método se ha utilizado frecuentemente en los países comunistas. Si alguien protesta, pierde su ración, su lugar en la fila, la leche para sus hijos, el medicamento para su madre.
Este método también es efectivo para mantener a las fuerzas de seguridad del lado del gobierno. Si un sargento de policía es poco severo hacia un manifestante, pierde los privilegios especiales que le dan a su familia acceso a las tiendas especiales para ciertos funcionarios estatales, donde la comida y los medicamentos abundan.
El Ministro de Alimentación en Venezuela es un general del ejército quien, hasta recientemente, dirigía el Ministerio de Finanzas venezolano. Oficiales del ejército también controlan la oferta de medicamentos, e inclusive las materias primas para la industria. ¿Por qué no han sido despedidos y reemplazados cuando el país enfrenta niveles realmente fantásticos de escasez? La respuesta es que ellos ocupan sus puestos precisamente para asegurarse de que la escasez sea prevalente.
La prensa internacional se ha dejado engañar
La prensa internacional ha creído en la legitimidad del régimen chavista. No lograron entender su verdadera naturaleza totalitaria. En parte, esto se debe a la mediocridad de una oposición liderada por Henrique Capriles, cuyas posiciones débiles y conciliatorias han contribuido a legitimar a un régimen que nace de elecciones robadas.
La crisis actual en Venezuela no tiene nada que ver con el precio del petróleo. El racionamiento de comida empezó en el país en el 2014, cuando el precio del barril superaba los USD $100. La crisis, en sus magnitudes actuales, tampoco está relacionada a la deuda externa venezolana. El mundo simplemente está presenciando lo que Chávez denominó “Socialismo del Siglo 21”, un Estado comunista totalitario diseñado para fingir apariencias.
Esta es la primera revolución comunista diseñada para los consumidores modernos de los medios masivos de comunicación. ¡Lenin estaría orgulloso!