English¡A pesar de todo, le doy la bienvenida a marzo! Suele ser un mes temido por los escolares —porque es cuando comienzan el colegio, los uniformes (a mí tampoco me gusta esta idea de personas uniformadas) y los horarios.
En mayor medida, es un mes resentido por los padres, a quienes les toca el pago de los aranceles de dichos colegios (por una educación que deja mucho que desear), los útiles escolares, el pago de los patentes y el rendir cuentas al Servicio de Impuestos Internos (SII).
Para mayor complicación, este marzo comienza con la erupción del volcán Villarica. La presión se sale por los bordes; es que según los antiguos Griegos hay allí un infierno que bulle. ¿Estará en furia el Hades? Debe estarlo, junto con todos los dioses del Olimpo.
(…) los periodistas en estos dos meses, cuando las presiones ya recorrían el subsuelo político echando humos y chispas, no opinaban lo suficiente, no investigaban
Me alegro de que marzo haya llegado; no hay excusas para estar de vacaciones. Los bellos lagos chilenos vuelven a estar desiertos. Entre los que han tenido mayor cantidad de trabajo, están sin duda los fiscales nacionales. Quiero saber cuál será el desenlace de los múltiples casos cuyo denominador común ha sido la captura de la política por los grandes poderes financieros.
También espero ansiosa por saber qué hará la presidenta Bachelet. Creo que el mal manejo del Caso Dávalos por parte del entorno de la presidenta, la notoria ausencia de los consejeros lúcidos, sabios y precavidos, se ha hecho evidente. Ellos se llevan una cuota muy grande de responsabilidad por la fuerte caída de popularidad de la presidenta y su gobierno.
Las reacciones inmediatas a la noticia sobre este caso, seguidas por un muy mal manejo comunicacional, y una serie de decisiones fallidas o muy atrasadas, han hecho un daño muy profundo, mucho mayor que el “rayado de pintura” que absurdamente sugiere el senador Walker. El liderazgo que se pierde, difícilmente se vuelve a reconstruir. ¿Habrá cambios en el gabinete?
Púes le doy la bienvenida a marzo. Porque también espero que vuelvan de vacaciones los periodistas y los intelectuales. En la última opinión hablé del silencio general (con excepciones) de los medios de comunicación. La mayoría de las radios y las cadenas televisivas seguían una programación festiva de “rellenos”, festivales de canción y playas. Me parecía incomprensible que tuvieran tantos temas que cubrir, y decidieran no hacerlo.
Entiendo, pero no concuerdo del todo, con el periodista Juan Manuel Astorga, quien critica y se rebela ante la negativa de los políticos de hablar con los medios y el intento de imponer ellos la pauta. Ese es solamente uno de los problemas. El otro es que los periodistas, en estos dos meses en los que las presiones ya recorrían el subsuelo político echando humos y chispas, no opinaban lo suficiente, no investigaban, no dejaban en el aire las preguntas incómodas, aunque fuesen respondidas con el silencio.
Entonces, espero que vuelvan, que hayan descansado bien y que se tiren de cabeza a molestar con las preguntas, a ser insistentes y atrevidos. ¡Y sobre todo, que sus empleadores, los dueños de los medios, no les impidan hacerlo!
Quiero creer que Chile aún no está del todo jodido; que la institucionalidad republicana de la que Chile se ha jactado podrá ser resistente
Es que a partir de marzo quiero empezar a creer que habrá cambios y que algunos políticos quizás demostrarán que prefieren perder el poder antes que perder la cara. ¿Qué no debo estar ilusionada, porque la Unión Democrática Independiente (UDI) ya anunció que nadie renunciará por el caso Penta?
Es que, parafraseando a Vargas Llosa, quiero creer que Chile aín no está del todo jodido; que la institucionalidad republicana, de la que Chile se ha jactado, podrá ser resistente y merecedora de su fama de estabilidad. Y quiero creer que los chilenos sabrán sobrellevar estos casos, tal como lo demuestra su fortaleza ente la furia de sus volcanes. Y mejor aprendamos bien, antes que los del Olimpo bajen todos a arreglar nuestros asuntos humanos.