Resurgió la serie británica de ciencia ficción Dr. Who, cuya versión original salió en 1963. Esta vez será protagonizada por una mujer. Esto causó controversia entre los fanáticos. Pues, en lugar de regirse a la trama, aducen que la producción sucumbió a presiones; por la afamada igualdad de género, donde mujeres asumen roles que fueron históricamente desempeñados por varones, ahora aplica tanto en la realidad como en la ficción. Pero lo curioso de este caso es que líderes feministas, en lugar de celebrarlo, lo critican. Porque indican que si bien amplía la diversidad, la protagonista —aunque es mujer— sigue siendo de raza blanca. Lo cual nos expone a la nueva faceta del feminismo y el impacto de los “guerreros de la justicia social” no solo en redes sociales sino a través de la pantalla chica e incluso la legislación tanto nacional como internacional.
Para comenzar, el personaje no es un ser humano sino un ser extraterrestre que toma forma humana, cuando llega a la Tierra luego de viajes interestelares. Dentro de sus distintas representaciones ha sido mujer anteriormente, esta no es la primera vez. En un capítulo titulado La Maldición de la Muerte Fatal el doctor, en ese entonces protagonizado por el actor británico Hugh Grant, encarnó el cuerpo de una mujer rubia. Ahora, en su versión 2017, lo hará de nuevo.
Pero, para Anita Sarkeesian, activista feminista que se dedica a analizar la representación de la mujer en los medios, que sea mujer no es suficiente. Pues, indica que el feminismo es transversal (un término cada vez más recurrente en esta ola de feminismo).
Por ello es necesario detallar lo siguiente: el feminismo pregona, desde sus principios, la igualdad entre los sexos. Hoy, la diversidad sexual tanto en materia de identificación como de preferencias, expresa cada día más manifestaciones. Ante la Unión Europea, por ejemplo, se solicitó el reconocimiento de más de 60 identificaciones sexuales. Lo que empezó como movimiento LGBT, hoy es LGBTTTQIA+. El signo más (+) indica que la lista puede seguir aumentando. Las 3 Ts representan: Transgénero, Transexual y Trasvestido. Lo primero es la persona que se identifica del otro sexo, lo segundo la persona que se modifica el sexo por medio de tratamientos con hormonas e incluso con cirugías que modifican sus órganos sexuales primarios (genitales) y secundarios (senos), la tercera quien se viste como el otro sexo.
Respecto al rol protagónico de la serie Dr. Who por parte de una mujer, Sarkeesian dijo: “Debe decirse que [Doctor Who] sigue siendo una serie blanca y que las cuestiones de representación no existen aisladas unas de otras”, “No es como si al solucionar el problema de la «mujer», ENTONCES se arregla el problema de la «raza», ENTONCES el problema queer/trans, etc. Todo tiene que suceder a la par”. Agrega: “Tratar estas cuestiones separadas funciona para crear una visión de progreso que perpetúa los mismos desequilibrios con los que estamos luchando”. “Tenemos que reconocer las formas en que estos temas están inseparablemente ligados si vamos a avanzar hacia un mundo más equitativo para todos”.
Desde la lógica, deducimos que se refería al hecho que el elenco de la serie está integrado mayormente por personas de raza blanca, pues una serie —a la que llama blanca— no tiene raza. Eso sumado al hecho que el protagonista es de otro mundo y que sucede en un ambiente de ficción, nos da indicios de cómo la victimización y la (sensación de) persecución tanto de la víctima como de la búsqueda perpetua de un victimario se ha vuelto una industria. Que lucre con ello no es un problema, mientras haya quién esté dispuesto a financiarlo, el problema es que busque cambios en las leyes para ajustarse a sus estándares y eso es lo que busca/n no solo a nivel local sino internacional, pues se presentó nada menos que ante la ONU para pedir que haya leyes y normas sobre el comportamiento en Internet. No solo eso sino que se inmiscuya en las decisiones respecto a qué imagen quieren dar y a qué personal contratar. Pero lo más preocupante de todo es que en lugar de que la raza, el sexo, la identificación y preferencia sexual pasen a plano secundario, que sean irrelevantes al momento de calificar las cualidades de un profesional, haya personas y grupos como estos que no solo exacerban el envase y la intimidad de las personas sino que los vuelven un condicionante.
No se trata de un simple exabrupto en redes sociales, Sarkeesian fue nombrada una de las 100 personas más influyentes en el mundo por la revista TIME en 2015. Aparece en una nota escrita por el actor Will Wheaton que actuó en Viaje las Estrellas: la Siguiente Generación e hizo varias apariciones estelares en la serie Big Bang Theory. Dice: “Anita es una feminista de la era digital, utilizando herramientas y plataformas modernas para atraer a miles de personas que quieren escuchar sus pensamientos y responder a los desafíos que ella plantea”. Agrega: “Una persona menor puede levantar las manos y desenchufar su consola de juegos, pero Anita está decidida a asegurar que los videojuegos sean inclusivos y representativos de todos los que los juegan”, por eso recibió el premio como embajadora de Game Developers Choice Awards (premios a elección de los desarrolladores de juegos) del 2014.
La libertad de expresión da lugar a que piensa y diga lo que le parece correcto a cualquier persona. Podemos o no estar de acuerdo con ella y quienes le premian. La cuestión está en el hecho que campañas como las que incita buscan limitar y controlar la comunicación. Fue ante la ONU nada menos para exigir mayor control del organismo que controla a los Estados.
Dijo: “Creo que es importante reconocer, como alguien mencionó, que el acoso no solo es lo que es legal o ilegal. El acoso son las amenazas, pero también es la insistencia cotidiana cuando te dicen que tu material es malo y mientes, cuando hacen videos de odio para atacarnos y las turbas que vienen con esos videos de odio, etc. He pensado mucho sobre el acoso en Internet y qué podemos hacer al respecto”.
Es decir, bajo esta premisa, decirle a alguien que miente en Internet puede ser tomado como acoso, también si se critica la calidad de su material. Ya han habido intentos por parte de sus semejantes de criminalizar estas actitudes. Dos feministas canadienses llevaron a juicio a un hombre que les refutaba insistentemente por Twitter. Le denunciaron por acoso, según relata The Guardian. Finalmente fue liberado, pero mientras duró el juicio le prohibieron el acceso a Internet y eso es justamente lo que proponen las activistas que fueron ante la ONU, que haya normativas, protocolos y estándares que determinan que una persona pueda o no acceder a la red y condicionar su uso de la misma.
Sarkeesian agregó durante el panel de discusión en la ONU: “Los sitios de medios sociales en línea y los lugares en los que estamos participando realmente necesitan intensificar y cambiar la forma en que sus sistemas operan”. “No basta con que los sitios de redes sociales simplemente pongan bandas de ayuda en las áreas problemáticas, necesitan re-imaginar completamente qué aspecto tienen sus sistemas para construir sitios que disuaden activamente el acoso en línea”.
La era digital abrirá debates de todo tipo, éticos y legales. Para ello es fundamental el diálogo. Pero si una entidad supraestatal puede designar qué se puede decir y qué no, el debate se limita. Nos veríamos ante un autoritarismo por medio de la corrección política. No puedo imaginar siquiera cómo sería el humor, si nos condicionan al punto que estar en desacuerdo con alguien se asume como acoso y que mientras no se aclare nuestra inocencia se nos limite al ostracismo, como sucedió en Canadá.
Sin lugar a dudas maltratar e insultar nunca está bien, tampoco menospreciar, mucho menos si es en base a algo tan arbitrario como tu composición genética, algo que no elegiste. Pero aquí además se está hablando de ideas, que se limite la crítica, que se penalicen las opiniones y que estemos de acuerdo, por medio de un intercambio, de un razonamiento, sino por imposición.
Quienes compartimos la filosofía libertaria sostenemos la importancia de las relaciones consensuadas, donde hay un acuerdo previo y las cosas se hacen por voluntad, por ende estas propuestas resultan no solo incomprensibles sino inadmisibles. Que tenga la absoluta libertad de expresar su sentir e incluso su repudio, pero no que exija que su criterio se vuelva ley ni que sus críticos sean perseguidos como criminales. Pero sobre todo que no nos someta a vivir en una sociedad donde las personas no sean capaces de defenderse por sí mismas o peor aún que no tengan la fortaleza de carácter suficiente para ignorar aquello que no comparten.
Para los defensores de las minorías hay algo que debe quedar claro, desde el liberalismo, se promueve y pregona el respeto a los derechos individuales, es decir que a una persona no se le puede privar de su vida, propiedad y libertad por el mero hecho de ser miembro de una minoría, partiendo del hecho que la minoría más pequeña de todas es el individuo, único e irrepetible. La defensa de la propiedad privada comienza con la auto-propiedad, ser dueños de nosotros mismos, nuestros cuerpos e ideas. Bajo estos parámetros, la identificación sexual, preferencia sexual y sexo de las personas es irrelevante. Son individuos, aunque se manifiesten como miembros de un colectivo. Sus derechos surgen de la primera premisa, no la segunda. Pues la base de la justicia es la igualdad ante la ley y la única manera de sostenerla es tratando a cada persona como tal. Ser y dejar ser. Vivir y dejar vivir.