Steve Bannon, el miembro más polémico de la administración de Trump —el más nacionalista— se retiró por acuerdo mutuo de la Casa Blanca hace dos meses. Desde afuera sigue generando controversia. Esta semana repuntó la discordia. Puso en jaque a los senadores del Partido Republicano. Advierte que respaldará a los candidatos de derecha que sean oponentes de los senadores en las elecciones venideras. Reprocha que los senadores han sido incapaces de avanzar con la agenda de Trump. Ahora el partido está presionado a lograr reformas en el Senado o enfrentarse a una oposición de quien fue el jefe de estrategia del presidente.
“Hay un antídoto para Steve Bannon: el éxito”, así declaró ante la prensa el día de ayer el senador republicano Lindsey Graham. Implica que la única manera de frenar la división interna y la influencia externa es con eficiencia, logrando aprobar reformas antes de las elecciones.
Ante la incapacidad del partido republicano de ofrecer una alternativa viable a la reforma de salud pública de Obama, que buscaba implantar un sistema de “pagador único”, donde el Estado sea el encargado de proveer el servicio, el presidente Trump firmó un decreto ejecutivo la semana pasada donde faculta a los ciudadanos a elegir de manera voluntaria su proveedor de salud, esté o no en su mismo estado.
En vista deque los senadores republicanos no pudieron resolver ese tema, el siguiente en la agenda es la reforma impositiva. Así lo sugiere el ya mencionado senador Graham: “Una victoria sobre la reforma fiscal podría calmar a Bannon”.
Breitbart News, la plataforma de noticias dirigida por Bannon, ha publicado artículos negativos sobre la propuesta republicana de impuestos. Respecto al plan, la semana pasada publicó un artículo donde cita a un grupo de camioneros que habló con Trump. El título de la nota es: ¿Los camioneros obtendrán un recorte de impuestos? Solo si el crédito tributario por hijos aumenta significativamente. Se refiere al recorte de impuestos que otorga el Gobierno a las familias con hijos, crédito que actualmente está en debate. Asimismo, el subtítulo indica: Muchos de los hombres y mujeres detrás de las ruedas de los camiones estadounidenses pueden ver muy poco o ningún beneficio directo. Comienza explicando que “muchos conductores de camiones no ganan suficientes ingresos como para adeudar impuestos federales sobre la renta”.
De acuerdo con Andy Surabian, asesor de Bannon, el exestratega de Trump no quiere que fracase la reforma fiscal. Aduce que “Eso viene de personas que no entienden o no quieren entender que el objetivo principal de Steve es realmente ayudar al presidente a avanzar en su agenda, de eso se trata todo esto”. Surabian argumenta que los desafíos de Bannon podrían motivar a los republicanos a asumir una postura más sólida en apoyo al presidente y su agenda.
Durante una reunión de gabinete, el día lunes, el presidente Trump dejó en claro lo siguiente: “No me voy a culpar a mí mismo, seré honesto”. Es decir que es responsabilidad de los senadores que las reformas se aprueben, no del presidente.
De pie, junto a McConnell —el líder republicano frente al Senado— Trump dijo que “iba a ver” si convencía a su exestratega de no atacar a senadores republicanos, luego de haber apoyado públicamente a Bannon. Trump dijo que será equilibrado con ambos bandos.
Al respecto, el director del presupuesto de la Casa Blanca, Mick Mulvaney, dijo ayer que es razonable que Trump esté “frustrado” con los senadores republicanos. En una entrevista para Fox News, Mulvaney dijo: “Los republicanos necesitan comenzar a encontrar una manera de aprobar cosas y no buscar razones para no aprobar cosas”; “Ejecutaron la promesa de revocar y reemplazar a ObamaCare, no han hecho eso. Ejecutaron una reforma fiscal prometedora, y estamos sorteando un obstáculo en eso”.
Sin embargo, el senador McConnell dijo el martes ante la prensa que no cree que las “actividades externas” como los esfuerzos de Bannon afectarán la reforma tributaria. Pero advirtió que si los republicanos no nominan a los candidatos principales, pondrá en riesgo la mayoría del partido y pondrá en peligro su capacidad para alcanzar sus objetivos de política.
Aunque no se sientan amenazados ni ellos ni sus reformas por Bannon, los senadores republicanos están frente a una disyuntiva: es necesario tomar acción, conciliar una postura y determinar si se lleva adelante lo propuesto en la agenda del presidente y el partido; porque hasta el presidente —que es de su mismo partido— se está impacientando. Tanto así que eludió la rama legislativa, ante su incapacidad de reformar el sistema de salud propuesto en la administración de Obama, y en su lugar emitió un decreto ejecutivo.
Fuentes: White House, The Hill.