El día de hoy el secretario de Defensa de los EE. UU., James Mattis, calificó de “intento de asesinato” al envenenamiento de un exespía ruso y a su hija en suelo británico y dijo que el presidente ruso, Vladimir Putin, debería “responder como jefe de Estado”, aunque el líder ruso niega haber participado.
Esta polaridad entre Washington y Moscú despierta inquietudes respecto a un retorno a los tiempos de la Guerra Fría, dada la crisis diplomática que ha provocado.
“Por primera vez en Europa desde la Segunda Guerra Mundial” se ha utilizado un agente químico en un ataque, dijo el secretario y que es “bastante obvio” que fue Rusia.
Además que se refirió al envenenamiento como “un intento de asesinato contra un hombre y su hija”.
Retiro masivo de diplomáticos rusos
Como consecuencia del ataque, hasta el momento, el gobierno de los EE. UU. ha llevado a cabo la mayor expulsión de diplomáticos en su historia.
Desde el lunes, el presidente Trump movilizó la expulsión de 60 funcionarios rusos de los EE. UU.
Esto supera el récord histórico de 55 diplomáticos soviéticos expulsados que marcó Ronald Reagan, en 1986, durante la Guerra Fría. Dicho suceso, de expulsiones mutuas, pasó a llamarse la ‘guerra de las embajadas’.
Adhieren a la medida, Canadá, Australia y 16 países de la UE —España, Francia, Alemania, Polonia, República Checa, Lituania, Dinamarca, Países Bajos, Italia, Estonia, Croacia, Finlandia, Hungría, Letonia, Rumanía y Suecia—, el bloque expulsó no solo a diplomáticos sino también a civiles rusos.
Países aliados en el continente europeo también se unieron, como Ucrania, Albania, Noruega, Macedonia e Islandia anunció que no pondrá un alto a conversaciones de alto nivel con autoridades rusas.
El Reino Unido, el lugar de los hechos, ya expulsó a 23 diplomáticos rusos a principios de este mes; ya que el atentado sucedió hace alrededor de 3 semanas.
Por su parte, la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) declaró hoy también que expulsaría a siete diplomáticos de la misión de Rusia y negó la acreditación a otros tres como parte de un esfuerzo coordinado con otros países para castigar a Moscú por el envenenamiento.
Aunque el Secretario de Defensa, Mattis, dijo que no especularía sobre lo que sabía el presidente de Rusia, dijo que “ciertamente es responsable como jefe de Estado”.
Mattis también dijo que Rusia “tiene el potencial de ser un socio de Europa”, pero que “eligió buscar una relación diferente con las naciones de la OTAN”.
Rusia niega participación
“Están haciendo cosas que creen que son innegables”, dijo Mattis.
“Sacan la insignia de los uniformes de los soldados y entran a Crimea… Señalan que no se puede probar que trataron de matar a la persona en Salisbury … Están tratando de romper la unidad de la alianza occidental, la OTAN (Crimea es la zona de Ucrania que Rusia ha ocupado militarmente en años recientes y cuya anexión fue sujeta a votación)”.
No obstante, Moscú niega la acusación de ser el autor del ataque.
Pero, dado que gobierno de Putin, recientemente reelegido en las urnas, encarceló en el 2006 al coronel Skripal todos los dedos apuntan a Moscú. Fue detenido por vender secretos al MI6 —la inteligencia británica— lo cual condujo a su exilio a Gran Bretaña en 2010 como parte de un intercambio de espías, estableciendo su hogar en Salisbury; lugar donde fue envenenado a principios de este mes.
Falsa bandera
Sin embargo, hay quienes no descartan que sea un ataque de falsa bandera. Es decir, un acto montado para incriminar a Rusia. Tanto canales de países aliados y medios independientes sostienen esa versión.
No es un dato menor que Rusia está apoyando con logística e incluso presencia militar a Siria, quien a su vez está aliada con Irán.
A su vez, luego de vivir 8 años en el Reino Unido, al servicio de la inteligencia británica, escépticos cuestionan por qué Rusia querría hacerle daño ahora. Mientras alegan que era la persona idónea para inculpar a Rusia.
Por el momento, la versión oficial es que el agente utilizado en el envenenamiento es de elaboración rusa, el gas Novichok.
Esto produjo una broma por parte del portavoz de Putin, Dmitry Peskov, que llama a las acusaciones del Reino Unido “una locura”.
Sostiene que si alguien es atropellado en Rusia con un automóvil fabricado en el Reino Unido, es descabellado que se inculpe a un inglés por ello, ni se diga a la primera ministra.
Asimismo, el presidente ruso fue agente de la KGB, la inteligencia soviética, lo cual levanta aun más sospechas entre los quienes reniegan de la versión oficial, pues dudan que utilizaría un arma que podría rastrear el origen del perpetrador.
Plantean que podría ser como sucedió con las armas de destrucción masiva que inculparon a Iraq y condujeron a la ejecución de Saddam Hussein y finalmente nunca fueron encontradas.
No se ha dicho aún es por qué ahora y qué ventaja podría implicar para el Reino Unido y sus aliados cometer un acto semejante, tampoco —del otro lado— por qué lo haría Rusia.
Lo que sí se sabe es que se están vaciando embajadas como nunca antes en la historia y consigo podría detonarse una nueva “guerra de las embajadas” y consigo el ambiente propicio para una Guerra Fría, sin conflicto directo pero latente.