Cada 20 de abril se convocan alrededor del mundo campañas para la legalización de la marihuana, tanto para su uso recreativo como medicinal. Los Estados y países que han despenalizado su consumo sirven como ejemplo para quebrar mitos tanto de sus ventajas como desventajas.
Inspirado en el código policial 4/20, que significa “posesión de narcóticos”, 4:20 es la hora internacional de la marihuana y el día 20 del cuarto mes del año, el 20 de abril, es el día internacional. En honor a dicha combinación numérica, la fecha se utiliza para festejar donde es legal y para exigir que lo sea donde no lo es.
Creación de trabajo como prevención de la delincuencia
Según reporta Investopedia, la plataforma de educación financiera, un estudio del Grupo de Política de Economía y Marihuana de RCG en Nevada, EE. UU., la legalización de la marihuana recreativa en ese estado (donde está situada Las Vegas) podría respaldar más de 41,000 empleos hasta el año 2024 y generar más de $1,7 mil millones de dólares en ingresos laborales.
Asimismo, un estudio de ICF calcula al menos 81,000 empleos adicionales directos, indirectos e inducidos en el estado de California como resultado de la marihuana legalizada. También proyecta un aumento en el ingreso laboral total de al menos $3,5 mil millones.
En el caso de Colorado, EE. UU., por ejemplo, solo en el primer año desde la legalización del consumo y la venta de la marihuana, se crearon más de 18.000 puestos de trabajo que resultaron de una industria que generó alrededor de USD $2,4 mil millones, que a su vez equivale al 90 % de lo que producen las demás industrias en Colorado.
La creación de trabajo tiene doble impacto frente a la delincuencia. Primero, al no haber intermediarios entre el cultivador y el consumidor, se elimina la etapa inicial de violencia; a diferencia de lo que sucede en la actualidad con los carteles de narcotráfico. Segundo, al haber una fuente de trabajo, es menor la probabilidad de que jóvenes desempleados se vuelvan vulnerables a grupos de comercio ilícito, sea por voluntad, necesidad o presión de estos.
Reducción de la población penitenciaria
Esto a su vez reduce la población penitenciaria, pues al no criminalizar el consumo y la venta, aminoran los presos por dichos motivos. Además que los esfuerzos y recursos de las fuerzas estatales se abocan hacia el combate y prevención de delitos violentos.
Un ejemplo exitoso es Portugal, donde, aunque la droga siendo ilegal, si tiene una cantidad para consumo personal no va a la cárcel sino que entra a programas de tratamiento para la dependencia. En caso de no querer hacerlo, existe una multa.
Y la sanción económica no es impuesta por un juez, sino por organismos sociales que trabajan en la disuasión de la drogodependencias.
Es decir, en lugar de agrandar la influencia del Estado, tercerizan el problema.
Otro caso es Holanda, donde -ante la falta de reclusos- se han cerrado múltiples prisiones. Al punto que Bélgica alquila espacios en las cárceles holandesas. Y en vista de los despidos que ha ocasionado el cierre de estas instituciones, en el 2015 Holanda importó presos de Noruega y así justificó la existencia de dichos establecimientos.
Sumado a la despenalización de las drogas, otro modo que Holanda desalienta el crimen y la reincidencia es multando a quienes cometen delitos de modo que financian su estadía y no recae mayormente el peso sobre los ciudadanos que sí obedecen la ley.
Desventajas
Desde Uruguay, donde existe marihuana distribuida por el Estado, nos explican -desde el anonimato- que no todo lo que brilla es oro.
Al ser legal está regulado. Como tal, se deben registrar los consumidores y eso exige que sean ciudadanos o residentes. Es decir, no es un lugar donde se llega y automáticamente se permite.
Son de venta legal las dos variedades autorizadas por el Estado con dosis psicoactivas inferiores al estándar disponible en el mercado negro y están disponibles solo en farmacias a su homologadas.
Es decir, vender es ilegal, si no es una de las farmacias autorizadas. Sembrar es ilegal, si siembras más de lo permitido. Lo que es permitido es estar dentro de la red armada desde el Estado que, lo cual los más escépticos a la función estatal perciben como un riesgo; ya que en caso que se vuelva a penalizar, quienes están registrados como consumidores podrían calificar como delincuentes en el futuro.
Cabe entonces distinguir la despenalización de la legalización. Lo segundo implica mayor regulación, lo primero conlleva que la capacidad de consumir y comerciar sin represalias.
Eso, en el caso de quienes consumen con fines médicos, conlleva un agregado especial. Pues el cuerpo genera resistencia al componente activo (CBD o THC) después de un periodo que varía de acuerdo a cada organismo. Cuando esto pasa, es necesario cambiar a otra variedad. Esto en un sistema regulado, dificulta el acceso, en particular de la dosis adecuada.