Hasta ahora, dados los costos y sus bajos ingresos, los cubanos han dependido principalmente del exilio y la solidaridad internacional para su acceso a teléfono e Internet. Pero a pesar del monopolio de los servicios por parte del Estado, surgió una alternativa de mercado. Desde cualquier parte del mundo se puede recargar crédito para los cubanos utilizando monedas virtuales como Bitcoin.
Comprender cómo funciona el Internet en Cuba exige dejar a un lado como vivimos la tecnología en nuestros respectivos países. Olvidemos la comodidad de tener acceso en casa, mucho menos wifi o un smartphone, tampoco una computadora.
Para acceder a Internet en Cuba hay que crear una cuenta en Nauta, el único proveedor de la isla, manejado por el Estado. Cada ciudadano ingresa su usuario, que es su nombre y recarga crédito. Es decir, compra tiempo. Hay que ir a un centro de computación para conectarse en las máquinas disponibles y de acuerdo con cuánto recarga en Nauta tiene acceso por una cantidad limitada de horas. En promedio, comprar una hora supera un dólar.
Tomando en cuenta que el salario promedio en Cuba supera por poco los 20 dólares mensuales, el costo de una recarga supera, literalmente, las capacidades financieras del cubano promedio. O sea, una recarga de 20 horas supera el salario promedio de un cubano.
Pensemos un momento cuántas horas de Internet usamos diariamente para trabajar y luego cuánto más en nuestras vidas, por placer, por curiosidad, por utilidad. Descontando las horas que dormimos diariamente, pueden llegar a ser entre 10 y 16 horas diarias. Lo que usamos diariamente en un día a un cubano le cuesta la mitad o incluso la totalidad de su salario mensual.
Usar la tecnología donde más se necesita
Una vez al mes existen promociones. Los contenidos varían. En esta ocasión, durante alrededor de cuatro días el crédito que un cubano carga vale el 150 %. Por ejemplo, con una carga de USD $20 dólares te regalan USD $10 para navegar. Ahora hay promoción, por ejemplo. Dura hasta el 28 de abril.
Desde el exilio, un cubano que prefiere mantenerse anónimo, así continúa colaborando con sus compatriotas en la isla, nos explica cómo usar tecnología Bitcoin en esta promoción.
Anteriormente fue entrevistado en este espacio cuando creó una aplicación que aparecía en Google Play entre las opciones más requeridas de asesoría financiera. Con este emprendimiento provee fuentes de trabajo en la isla financiado con criptomoneda.
Ahora, a través de la aplicación Eclair, disponible en cualquier teléfono con sistema operativo Android, explica que se puede acceder al sistema de pagos para conectar a los cubanos con el mundo.
Indica que es un poco engorroso y largo, ya que exige varios códigos numéricos.
El proceso paso a paso está detallado, en inglés, aquí. El autor publica contenidos en la plataforma Steemit, donde usuarios y curiosos de las criptomonedas comparten contenidos de manera voluntaria y pueden recibir contribuciones, también voluntarias, por sus aportes a la mayor comprensión de esta tecnología.
Invita a otros usuarios de esta criptomoneda a colaborar, publicando incluso números telefónicos de opositores que son impedidos de trabajar por el régimen y, por ende, cuentan con escasos recursos.
Explica no solo cómo usar la tecnología en el “mundo real”, sino cómo hacerlo en el “tercer mundo” que es, en palabras suyas, “donde más se necesita”.
Monopolio de los servicios significa capacidad de negarlos
Cabe comprender que la intromisión estatal de un régimen socialista no solo aplica a las limitaciones económicas que reducen la prosperidad y, por tanto, el acceso a servicios, sino que, además, mayor intromisión estatal exige mayor control gubernamental que tiene el poder de reducir las demás libertades.
Al ser el Estado el único proveedor, el régimen en Cuba tiene la potestad de negar el acceso a Internet de los ciudadanos que son abiertamente opositores al Gobierno.
Se inhabilita el usuario de la cuenta Nauta, que tiene el nombre del ciudadano. Eso, además de incautar teléfonos y computadores con mensajes y contenidos contra la revolución y el socialismo, al igual que el uso de ácido sobre cualquier aparato tecnológico para inhabilitar el uso de estos, método aplicado contra algunos presos políticos liberados.
Sin embargo, con las alternativas que provee el mercado de ideas, surgen alternativas para eludir esos impedimentos y brindar acceso a Internet y recargas telefónicas a los cubanos que tienen poco acceso tanto por sus bajos recursos como por las prohibiciones impuestas por el Estado que, al impedir la libre competencia, tiene el monopolio de los servicios.