En la Ciudad Mitad del Mundo, situada en la parroquia de San Antonio del Distrito Metropolitano de Quito, yace un edificio cuya construcción costó 45 millones de dólares de los impuestos de los ecuatorianos en beneficio de la supuesta integración regional: la sede de Unasur (Unión de Naciones Suramericanas).
Pero cada vez más se escuchan denuncias de que en realidad este organismo no servía para el beneficio de los países y sus ciudadanos, sino para perpetuar un proyecto político: el castro-chavismo.
Durante una rueda de prensa con medios internacionales, el actual presidente ecuatoriano Lenín Moreno se refirió al edificio como un “elefante blanco”.
Aunque considera que Unasur fue una buena idea y que debe haber integración, dijo que “no está funcionando” por “fallas humanas”, “no se ha cristalizado, por fallas ideológicas”.
Por ahora, indica que no desaparecerá Unasur como entidad, pero el edificio sí tendrá otra función: un centro de estudios superiores indígenas, así afirmó luego de la creación Secretaría de Educación Intercultural Bilingüe.
“La Unasur lastimosamente no está funcionando por la falta de consenso de los países que la componen, (lo que) ha provocado la mitad de ellos la abandonen”, dijo en abril cuando Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Paraguay y Perú, anunciaron su retiro de Unasur.
La siguiente nación en advertir su retiro es Colombia. Así lo declaró el recientemente electo presidente Iván Duque, a quien -Ernesto Samper- quien fue presidente de Colombia y también secretario general de Unasur le ha increpado vía redes sociales.
El retiro de varios miembros redujo los ingresos, a la par de la falta de pago de los países miembros. Venezuela, por ejemplo, no ha pagado una sola cuota en lo que va del año.
Hoy mantuvimos un conversatorio con medios de comunicación internacionales. Fue muy grato responder a las inquietudes de la prensa que tuvo toda la libertad para preguntar. Demostramos con hechos la intención de transparentar nuestra gestión. pic.twitter.com/UilvjKl5yr
— Lenín Moreno (@Lenin) July 5, 2018
Así se desprende de un informe filtrado a la prensa local que apunta hacia la inminente quiebra de Unasur.
“Teniendo en cuenta si a 30 de julio del año en curso no se disponen recursos suficientes para cubrir las necesidades del último trimestre del año, la Entidad entrará en cesación de pagos”, indica un oficio firmado por Yuri Chillán, jefe de Gabinete de Unasur, enviada a la vicecanciller boliviana María del Carmen Almendras, coordinadora de Bolivia ante Unasur.
Cabe mencionar que Bolivia es uno de los tres países que todavía está pagando la cuota asignada, de acuerdo al informe, además de Guyana y Surinam (aunque los últimos tienen deudas desde 2017).
Sumado a la inestabilidad de la economía interna del organismo están los conflictos éticos. El jefe de gabinete tiene denuncias por acoso sexual contra empleadas de Unasur, además de un escándalo por el vehículo que posee, un Audi de 100 mil dólares.
PanAm Post se comunicó con Martín Pallares, autor del informe, quien perdió su trabajó en El Comercio por presión política durante el gobierno de Rafael Correa. Tras su despido, Pallares fundó 4pelagatos -medio que hizo publico el oficio- junto a otros dos periodistas, producto de la persecución a los medios que existía en los tiempos de Correa.
“El nombre nace de un término que usaba Correa peyorativamente para referirse a sus opositores y críticos y describirlos como minorías. Nosotros creemos que las minorías son tan importantes como las minorías en una democracia y por eso quisimos tomar ese nombre en su honor”, explica.
En el fondo querían asegurar impunidad
Pallares considera que Unasur nace de una inquietud legítima de integración que en algún momento, muy al inicio, tuvieron los gobiernos de Cardoso en Brasil y Toledo en Perú.
Pero indica que “luego la idea fue tomada por Hugo Chávez, que vio en Unasur la forma perfecta para liderar políticamente al continente, puesto que en la parte económica ya lo había hecho con préstamos, financiamiento y regalo de combustibles”.
Cree que la organización representó para el Ecuador, al igual que para Venezuela, “una institución ad hoc para legitimar entre los gobiernos de la región modelos políticos autoritarios y poco democráticos”.
Detalla que una entidad regional que podría eludir cortes internacionales, como La Haya, y soslayar entidades regionales como la OEA. “Estos gobiernos alineados con Chávez pensaron que de esa forma podían asegurarse de que podrían evitar el juicio de países o gobiernos de otros continentes en caso de haber demandas por violaciones a los derechos humanos”.
“En el fondo había el proyecto de asegurar impunidad”, exalta.
“El cierre de Unasur es el final de una política internacional del Ecuador de absoluta incondicionalidad con el chavismo venezolano”, agrega.
Si bien en las últimas semanas, sobre todo desde que salió la canciller María Fernanda Espinosa, Pallares sostiene que “Ecuador ya se había mostrado crítico frente al modelo político de Venezuela, el cierre de Unasur tiene no solo un significado simbólico, sino también el fin de una operación pro-Venezuela que se hacía desde su edificio”.
“Ahí había un equipo de lobby e incluso de espionaje vinculado al gobierno de Maduro”, concluye.