Antes de subirse al avión que le conduciría a España con el fin de buscar financiamiento para programas estatales de vivienda, el Ministro de Economía del Ecuador, Richard Martínez, prometió ante la prensa local que reduciría el gasto público. Sin embargo, no descarta acudir al Fondo Monetario Internacional (FMI).
Ecuador actualmente está en una etapa de transición. Aunque al frente del gobierno está Lenin Moreno, quien fuera el primer vicepresidente de Rafael Correa –quien dio inicio al proyecto regional del socialismo del Siglo XXI-, la reciente tensión entre ambos está abriendo caminos que distancian al país sudamericano de ser un Estado con economía centralizada; sin embargo, no deja de ser del mismo partido y por tanto comparte la misma ideología.
Esto se ve reflejado en el plan económico. Mientras el ministro a cargo promete una cosa, no descarta hacer lo contrario.
Por un lado, Martínez anunció que firmará convenios para financiar 80.000 casas del Plan Toda Una Vida. El ministro estima que el costo total superará los USD$ 1.000 millones.
Es decir, pretende que el Estado no solo facilite planes de vivienda, sino que las regale. El proyecto está dividido en dos etapas: una de casas en copago y gratuitas para quien las recibe, y la segunda para que el Estado sea el garante de terrenos para la construcción de viviendas.
Por otro lado, el gobierno planteó el reto de reducir el gasto público a la misma cifra que hoy pretende pedir afuera: al menos $ 1.000 millones al año.
El ministro dijo ante Diario El Telégrafo –cuyo mando tomó Correa durante la de censura y expropiación de su gobierno-, que cree que en un año sí cumplirán. Y agrega que el reto es lograr esa reducción hasta el 2019, en vista que todavía el gobierno debe reconocer “el 40% de las pensiones jubilares, según el dictamen de la Corte Constitucional“.
Martínez agregó que el Estado ecuatoriano ya hizo un recorte de alrededor de USD$ 600 millones. Lo cual implica que redujo aún más la meta planteada (5,3%) por el ministro frente al parlamento en mayo y agrega un contrapeso al déficit fiscal heredado de Correa.
El ministro sostiene que “todas las entidades del sector público trabajan para cumplir el Plan de Optimización del gasto corriente”.
Está previsto reducir el 10% anual y 5% en gasto de inversión. Martínez dice que no solo lo van a lograr, sino que bajará más de lo planificado.
No obstante, no descarta la posibilidad de pedir financiamiento Internacional.
Aunque insiste que no han habido conversaciones formales con el Fondo Monetario Internacional (FMI) ni están previstas (por el momento), aclara que están abiertos “a todas las fuentes de financiamiento que podamos lograr en las mejores condiciones para el país”.
Sitúa como ejemplos a China, el FMI, mercados internacionales, multilaterales y banca de inversiones.