Los fusilamientos, arrestos arbitrarios, torturas y persecución política sufrida en Cuba, Venezuela, Nicaragua y Bolivia fueron recordados en una vigilia el domingo 26 de agosto.
Bajo el lema “¡No más dictadura!”, más de 50 ciudades de América y Europa se volvieron simultáneamente sedes de los homenajes a las víctimas y exiliados de regímenes socialistas que huyen de la miseria, la falta de oportunidades y de la persecución ideológica.
Brindaron testimonio nicaragüenses que tienen familiares y amigos detenidos, desaparecidos y/o fallecidos por la represión policial de los paramilitares sandinistas, fieles al régimen que han abatido entre 197 (según fuentes del gobierno) hasta 450 (de acuerdo a organizaciones de Derechos Humanos) desde principios de abril que comenzaron las protestas contra el gobierno de Ortega y su esposa la primera dama.
Pero las muertes masivas del socialismo del siglo XXI no se limitan a la brutalidad policial. “Venezuela está muriendo por falta de medicinas”, dijo en la vigilia Karyn Salcedo.
Comparó la situación con el Holodomor que significa “hambruna artificial”. Se llama así al genocidio perpetrado por el régimen socialista soviético contra los agricultores ucranianos condenados a morir de hambre, sumando más de 7 millones de muertes.
Detalló que hay un 80% de mortalidad infantil por desnutrición, agravado por las condiciones de los hospitales.
Explicó que cuando su sobrina nació prematura no había incubadoras en el hospital ni los insumos básicos para su supervivencia como un respirador artificial. Falleció el mismo día que nació.
“Este es un grito de auxilio de un país que se muere de hambre. Necesitamos unirnos. Venezuela necesita una injerencia humanitaria. Injerencia humanitaria es cuando un país está en guerra civil o en una crisis. No se necesita la aprobación del gobierno. Es una coalición de países para salvar a una sociedad”, exclamó.
“Pido auxilio por mi pueblo que a esta hora está muriendo, por los pueblos políticos que en esta hora son torturados. Por las víctimas de Nicaragua. No más muerte por hambre, no más genocidio, no más tortura, no más persecución, es hora que nuestros países sean libres”, concluyó.
Exiliados de cada país compartieron sus historias y las de sus seres queridos que no pudieron estar presentes, o porque no sobrevivieron como o porque están bajo arresto.
En Santiago de Chile, se veían camisetas con el lema “¡Bolivia dijo no!” como mensaje contra la reelección de Evo que modificó la constitución para perpetuarse en el poder. Bajo su mandato ha habido represiones contra las manifestaciones con balas vivas, incluso contra quienes ayudaron a llevarle al poder; como en el caso de los sindicatos.
El punto de encuentro fue junto al monumento del libertador San Martín, pues el enfoque principal era ese, resaltar la importancia de la libertad y cómo y cuánto falta bajo las dictaduras de América Latina.
Orando por las victimas de la represion @diddier_santos y @anaolema #Cubadecide pic.twitter.com/Edrw9NZJDu
— CUBADECIDE (@CUBADECIDE) August 26, 2018
En medio de la pluralildad del evento que se expandió a dos continentes, hubo un mensaje común: “el origen del problema común de todo esto tiene origen en La Habana”.
Así lo explica Ana Olema, promotora de la iniciativa Cuba Decide, para PanAm Post.
Y es que primero con los fondos de la Unión Soviética y luego con el petróleo de Venezuela, Cuba ha dirigido el proyecto del socialismo internacionalista en el continente, tanto con la logística de las guerrillas como con el fortalecimiento de líderes sindicales que pasaron a ser presidentes, como el caso de Lula Da Silva en Brasil que fue catapultado con el Foro de Sao Paulo, convocado y dirigido nada menos que por Fidel Castro, tras la caída del Muro de Berlín y consigo la necesidad de reorganizar el proyecto socialista.
Ahora, en su versión del siglo XXI, el socialismo no usa muros para impedir que las personas escapen, pues ya no los puede mantener. Como tal, huyen en masa por el continente entero.
Solo desde enero de 2018, al menos 540.000 venezolanos han migrado al Ecuador, huyendo de la miseria en su país natal. De ahí, menos de la mitad se quedan y siguen viajando hacia un siguiente destino; mayormente Chile y Perú.