Muchos nombres se le ha puesto al gobierno cubano, tanto quienes lo aplauden como quienes lo critican y repudian. Pero la denominación “dictadura militar” rara vez se dice, pese a que siempre ocuparon cargos jerárquicos los “comandantes históricos”; hasta ahora.
A la izquierda no le conviene, pues sus guerrillas lucharon en varias naciones y en otras siguen luchando contra el ejército nacional de sus respectivos países. Pero lo cierto es que, desde 1959, las Fuerzas Armadas Revolucionarias están en poder en Cuba.
Cinco comandantes históricos mandan en Cuba
Según reporta ABC, a través de un corresponsal en la isla, el poder está en manos de la “generación histórica”. Esto significa, el general Raúl Castro a la cabeza, junto a los «comandantes de la Revolución» Ramiro Valdés, Osmany Cienfuegos y Guillermo García Frías.
Así como el Che Guevara pasó de ser médico a guerrillero, Cuba tiene uno nacido en su suelo. El doctor José Ramón Machado Ventura, aunque no estuvo en Sierra Maestra, forma parte de la generación histórica, pues fue quien controló la lucha clandestina contra el dictador socialista Fulgencio Batista en las ciudades.
Por eso hoy es uno de los jerarcas que ostenta el poder detrás de la pantalla creada para emitir una imagen de pluralidad y renovación, cuando en realidad son los mismos de siempre.
Cronología de los cargos revolucionarios creados por Fidel Castro
1959: Nombró a su hermano, el general Raúl Castro, ministro de las Fuerzas Armadas (FAR)
1962: Designó el cargo de viceprimer ministro
1965: Asignó el cargo el de segundo secretario del Partido Comunista [PCC]
1976: Dispuso el cargo el de primer vicepresidente del país.
Cabe resaltar que todos estos cargos fueron ocupados por Raúl Castro, comandante de la revolución y hermano del presidente vitalicio, Fidel. Es decir, creaba cargos y ampliaba el rol del Estado en la vida de los cubanos por medio de una pantalla de democratización del poder, cuando en realidad otorgaba esos cargos a sus aliados, siendo el primero su hermano y compañero de batalla.
Ahora, en el 2018, la nueva constitución plantea la creación de la figura del primer ministro. Aunque aún no se ha indicado quién ocupará el cargo, Raúl Castro todavía es el Primer Secretario del Partido Comunista y, por tanto, quien “encabezará las decisiones de mayor trascendencia para el presente y el futuro de la nación“, según declaró el propio presidente Díaz-Canel, el día que asumió el cargo.
De acuerdo a la cronología, desde el mismo año que los Castro están en el poder hay una dictadura militar en marcha. Doce días después de que Fidel Castro anunció que Camilo Cienfuegos estaba muerto y su cuerpo desaparecido, Fidel nombró a su hermano, Raúl, ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias.
Mientras vivió, Cienfuegos fue el comandante más destacado en la conquista de la Sierra Maestra. Pero fue desvinculado del proceso revolucionario, tras haber declarado públicamente su renuncia luego que la revolución se posicionó como comunista, pese a que por años combatieron la dictadura socialista de Fulgenio Batista.
Ahora es Raúl quien eligió a Miguel Díaz-Canel, un ingeniero informático que viste de civil, en lugar del verde oliva de los guerrilleros convertidos en militares. Esto le permitió un lavado de cara al régimen. Cambió el apellido del gobernante y consigo un quiebre a la sucesión dinástica.
Sumado al cambio de la constitución y el referéndum que exige la misma, se infunde una imagen democrática, donde el pueblo elige. Aunque las opciones sean solo las que autoriza el régimen bajo partido único: el comunista.
Y pese a que son los militares quienes manejan la política y la economía en la isla, no se percibe a la dictadura como tal: militar. Es que no lo era propiamente, la revolución llegó al poder como una guerrilla que combatió al ejército para luego forjar las Fuerzas Armadas Revolucionarias.
Dichas fuerzas también están a cargo de la economía. Oficialmente, desde 1978, el Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (MINFAR) inauguró dos corporaciones, GAESA y Cimex, que coordinan y manejan empresas administradas por militares para resguardar, por la fuerza, los bienes de producción que mantienen al régimen a flote, tanto con recursos como por medio de la intimidación.
Por definición, el socialismo exige la redistribución de la riqueza. Lo cual requiere un periodo de expropiación para que los bienes de producción estén en manos de la revolución. En Cuba se cumple al pie de la letra, a cargo de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, quienes determinan cuánto le toca al pueblo.