El Salvador eligió un nuevo presidente, Nayib Bukele. Asumió con un partido de derecha, pero fue alcalde de la capital como miembro de un partido de izquierda vinculado a la guerrilla marxista. Esto ha despertado dudas si se trata de oportunismo o si en realidad es un Caballo de Troya.
Para conocer mejor la situación, PanAm Post consultó a Luis Artiga, director del Movimiento 300 que promueve a la República como un sistema de gobierno, basado en la defensa de la Vida, la Libertad y la Propiedad, para que los salvadoreños sean ciudadanos responsables, informados y comprometidos con su país.
Muchos celebran que Bukele rechace a Maduro, pero sus redes sociales muestran respaldo previo. ¿Que significa?
La historia política del presidente electo, Nayib Bukele, está llena de contradicciones como la que señalas, es difícil definir cuales son las ideas que mueven a Bukele, ya que siempre responde de acuerdo al contexto coyuntural. En el momento cuando respaldaba a Maduro era alcalde por el partido FMLN, partida de la ex guerrilla salvadoreña que posee el ejecutivo y hasta la fecha sigue apoyando el régimen de Nicolás Maduro.
Esa inconsistencia es la que genera incertidumbre y llena de preocupación a un sector de la población de El Salvador, especialmente a los que luchamos por la defensa y promoción de los principios de Libertad.
¿Es válido decir que Bukele es un Caballo de Troya de la izquierda o simplemente es oportunismo político?
Nayib Bukele en esencia es el resultado del trabajo que realiza la izquierda, que además es un oportunista político y un muy buen lector de la opinión pública, durante toda su campaña se vendió como un político que no es de izquierda ni de derecha aprovechando el hartazgo de la sociedad hacia la clase política.
Pero cuando lees la letra pequeña de sus acciones, sus posiciones y sus promesas se esconde un claro corte socialista que visualiza el Estado como una herramienta para acumular poder.
Existen titulares indicando que es pro aborto, otros que es pro vida. ¿Queda claro cuál es su posición?
Como te mencionaba antes, Bukele es la ambigüedad en una posición política, siempre ha manejado dos discursos, por lo general en redes sociales donde los actores progresistas son bastante fuertes en el país se muestra abierto a la aprobación del aborto, apoya las causas de los grupos de promueven el aborto y enarbola las causas que instrumentalizan los promotores pro aborto que, aprovechándose de la pobreza de mujeres, las utilizan para sus fines políticos.
Sin embargo, en los medios tradicionales, se mueve de un lado a otro respecto a su posición, teniendo el conocimiento claro que la mayoría de la sociedad salvadoreña es conservadora y rechaza el aborto y la agenda de género.
Esa incongruencia convierte al próximo presidente en una amenaza para la defensa de la vida y la familia.
¿Qué se puede esperar de ese Gobierno en relación con iniciativas como la del triángulo norte (la integración de Guatemala, El Salvador y Honduras)?
Lo más probable es que la misma que ha mantenido durante los últimos años el partido en el poder, el FMLN de corte socialista nunca ha visto como una oportunidad la apertura económica y la colaboración con otras naciones.
En el tema más relevante y urgente que se refiere a la seguridad, se ha mantenido más en las acciones dentro del territorio de manera unilateral, la colaboración siempre ha sido baja o inexistente. Además, el tema de seguridad que golpea a esta región, se ha intentado resolver a puro impuesto, y al final arroja pocos resultados. Esperábamos ver más propuestas de los candidatos en este ámbito.
¿Ven con esperanza que la adaptabilidad del mandatario encamine al país o es mayor el temor que mute hacia su origen?
El mayor temor es que mute a algo nuevo y peligroso, los retos que tiene que enfrentar en el futuro inmediato son grandes, un Estado grande e ineficiente, un alto nivel de endeudamiento, una crisis económica, política y social que le dejará muy poco margen de maniobra para realizar acciones que generen cambios contundentes.
Nayib Bukele se enfrentará a dos caminos: ser un líder populista que siga manejando la realidad desde la perspectiva de la opinión pública y buscando culpables y no soluciones o convertirse en el Estadista que tome medidas impopulares pero efectivas que lleven al país al rumbo que necesita.
Su formación, su origen, sus acciones, sus posturas y su personalidad pueden permitir predecir que se acercará más al populista que al estadista, pero solo el tiempo determinará esa hipótesis.