En un país polarizado por el sistema bipartidista, la inestabilidad que sufre Venezuela logró un consenso entre republicanos y demócratas de EE. UU. para respaldar al presidente constitucional, Juan Guaidó a través de una resolución. Pero la aplicación de la misma está siendo frenada por el partido demócrata.
La población hispana es la minoría más grande de los EE. UU., lo cual implica un impacto en las decisiones gubernamentales. Como un partido afronte la crisis política, económica y social que atraviesa Venezuela, influirá sobre esta población y el partido demócrata lo sabe.
Por ello, ante los medios, declararon su apoyo al proceso constitucional que determina que el presidente del parlamento es quien debe presidir Venezuela, mientras no haya un presidente legítimo, para luego convocar elecciones democráticas.
Sin embargo, son hoy los mayores obstaculizadores para convertir la propuesta en ley.
Pues exigen la remoción escrita de la posibilidad del uso de la fuerza militar. Cabe resaltar el término posibilidad. O sea, no es la afirmación rotunda de la aplicación de la fuerza, sino una alternativa. Pero eso le resulta intolerable al ala demócrata.
Pese a que fueron los mismos que reprocharon a la administración de Trump por anunciar al retiro de las tropas de Siria, hoy alegan que rechazan el intervencionismo.
Actualmente son dos senadores latinos, de origen cubano, los que se enfrentan para que se apruebe o no la resolución. Por un lado está el senador Bob Menéndez, el principal demócrata en el Comité de Relaciones Exteriores y por el otro, Marco Rubio, el republicano que logró que Donald Trump reconozca a Guaidó públicamente.
“Escucho mucho al senador Rubio sobre Venezuela, está cerca de su corazón”, afirmó Trump frente a la prensa local.
Aunque Menéndez ha aplaudido la capacidad de Rubio de influir en la administración para que tome una posición firme sobre Venezuela, rechaza el uso potencial del ejército estadounidense en el país sudamericano.
Irónicamente, el partido que hoy levanta la bandera contra el intervencionismo militar fueron quienes días atrás rechazaron de forma unánime el retiro de las tropas estadounidenses de Siria.
Es decir, exigían que sus conciudadanos estén en medio de una zona de guerra, arriesgando sus vidas, para oponerse a la medida propuesta por el presidente del partido contrario.
Todavía aparece en el sitio oficial del senador su declaración anunciando que “retirarse de Siria sin éxito es un fracaso“, alegando que le daría demasiado poder a Rusia sobre la zona.
Mientras que ahora son quienes demandan la inacción militar e incluso advierten truncar la resolución de apoyo al presidente constitucional y a la salida democrática de dictador Nicolás Maduro, alegando no respaldar el intervencionismo.
CORRECCIÓN: El senador Bob Menéndez considera que EU debe intervenir en Siria para enviar un mensaje claro http://t.co/G7hxnCcfz2
— Expansión (@ExpansionMx) September 4, 2013
En el 2013, durante el gobierno de Barack Obama, demócrata, el senador Bob Menéndez, presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado , declaró que -aunque estuvo en contra de la intervención militar en Iraq y Afganistán- “atacar a Siria no es una propuesta de guerra sino de nuestros valores”.
Ahora que el venezolano promedio ha perdido 11 kilogramos de peso por la falta de comida y medicamentos, impulsado por la ausencia de industria, ya que esta fue absorbida y destruida por un sistema de planificación central como es el socialismo, intervenir en un país cuya presidencia fue usurpada por un mandatario ilegítimo, proclamado dictador mundialmente, los valores que declaró el senador, no parecen estar en juego.
Los venezolanos ya hablaron en las urnas con una abstención del 80% y el reconocimiento del presidente de la única institución votada por los ciudadanos, el parlamento, la Asamblea Nacional.
Piden al mundo que él sea reconocido, no para encarnar el personalismo, sino para que lleve a cabo unas elecciones donde pueda haber pluralidad y no solo lo que presenta el oficialismo.
Si el riesgo de retirar las tropas de Siria era permitir el avance ruso, ¿por qué no aplicar la misma lógica a Venezuela?
Hace pocos días, por orden de Nicolás Maduro, un avión ruso se llevó un cargamento de oro del Banco Central valorado en 20 millones de dólares.
Además, fuentes cercanas a la embajada de Rusia en Caracas afirman que “no va a apoyar a Maduro más de lo que ya lo ha apoyado“, dado que consideran que la presión ejercida por EE. UU. lo ha debilitado demasiado.
Tal que a favor o en contra del régimen de Maduro, Rusia tiene intereses financieros en el país, entre ellos el pago de deudas.
En enero del 2019, se negoció la refinanciación de una deuda por 3 mil millones de dólares. Durante la reunión el cuerpo diplomático ruso anunció que Venezuela tenía problemas para pagar sus deudas.
Mientras tanto, los demócratas están impidiendo que EE. UU. pueda afirmar su respaldo a Guaidó y el rechazo a Maduro a nivel legislativo porque dicen no admitir el mismo intervencionismo que semanas atrás exigían en otras zonas del mundo.