En los debates televisivos de los candidatos a la presidencia de España, en los cuales al partido denominado en la prensa como “extrema derecha”, Vox, no le permitieron debatir, los participantes competían sobre cuál apoyaba más a las mujeres. Desde la izquierda, afirmaban que dicha ayuda se facilitaba con ayudas estatales, al igual que desde el centro-derecha, incentivando además el trabajo. Desde la calle, Vox sostuvo que lo haría condenando a prisión a quienes violenten a las mujeres.
Al partido de Santiago Abascal no se le permitió debatir por no ser un «grupo político significativo», aunque en elecciones previas -bajo condiciones similares- sí lo hizo Podemos en el 2015. No obstante, y a pesar del ostracismo mediático, se han hecho estudios que proyectan que Vox tendrá 70 escaños.
Sin respaldo por parte de la prensa, en la vía pública se cuenta otro relato. Para sorpresa de los medios, un “currante” (trabajador) confesó en una entravista que tanto él como su esposa votarían por Vox, pues con este partido se sentirán más seguros porque mantendrán en prisión a los criminales violentos.
Durante la campaña de cierre, Santiago Abascal, que llamó “feminazis” a las “feministas supremacistas”, criticó las políticas “progres” de reinserción que permiten que tanto violadores como reinicidentes violentos entren por una puerta a la prisión y salgan por otra.
Exclamó “eso se va a terminar, sos delincuentes van a entrar en prisión y no van a salir nunca más”.
Lo que pasa cuando un progre quiere tocarle las narices a un currante… pic.twitter.com/gksGvSfj0g
— Santiago Abascal ?? (@Santi_ABASCAL) April 24, 2019
Mientras tanto, la izquierda política, abanderada por los “progresistas” culpa a la “masculinidad tóxica” y a los hombres en general por la violencia ejercida. Vox, que defiende los derechos individuales, propone castigar al culpable, es decir, al criminal, no al método socializador de la culpa colectiva.
Esta iniciativa es parte clave de la campaña de Vox: la defensa del desprotegido y el castigo al culpable.
Desde la izquierda, manejan un discurso inverso donde el desprotegido es aquel que no tiene suficientes ayudas estatales y el culpable, quien produce dinero y no le da lo suficiente al otro.
Esto, llevado al extremo, se ha traducido en movimientos de “ocupas”, gente que usurpa la propiedad ajena y toma sus viviendas.
En respuesta, Abascal exclama que la defensa de la propiedad privada como fundamental. Pondrá un alto a los ocupas que vulneran a las familias en sus propias casas y que deberían tener el derecho a defenderse dentro de sus hogares frente al ataque de un ladrón.
#MujeresSinVox a mí me emocionan las mujeres de #Vox. Valientes, poderosas y con clase. Como @monasterioR. pic.twitter.com/v3kijbEEdI
— Jose (@josec2332) April 27, 2019
Sin embargo, sus críticos anuncian que busca promover la violencia al permitir el uso de armas. Abascal aclara que no, que lo busca es tanto la autodefensa de la propiedad como el cuidado de la vida.
El líder de Vox es acusado de populista cuando lo que propone es la autonomía del individuo y que el debate no se enfoque -únicamente- en derechos sino también en responsabilidades, donde la persona -más allá de su sexo- sea responsable de su protección y por tanto no se vuelva vulnerable ante un ataque.
Para que esto sea posible, debe ir acompañado de un sistema de justicia que castigue a los agresores en caso de que se demuestre su culpabilidad. Y en casos límites, que el ciudadano pueda defenderse y no quedar a merced que lo avale una autoridad.
De modo que no se trata de una defensa de la mujer en paralelo a la del hombre, como pretenden las demás esferas políticas, sino que se promueve igualdad ante la ley y quitándole al Estado el monopolio de la seguridad y devolviéndosela al individuo.
@julia_otero Julia con estas papeletas llenaremos las urnas ? ?✅ el domingo #VOXSaleAGanar ?????????? #VoxExtremaNecesidad ? mujeres a votar el #28abrilElecciones ? ✅? pic.twitter.com/o0e2GFnqRL
— Covid todo una TRAMPA !! despierta y rebelate! (@Chusbrave) April 27, 2019
Públicamente, las mujeres que votan por Vox, o aquellas que son candidatas en su nombre, denuncian cómo el feminismo institucional representado por la izquierda (e incluso por la centro-derecha) busca quitar a la mujer la autonomía no solo de su defensa sino de sus ideas y pensamiento.
Por eso su respaldo por Vox es en rebeldía frente a un sistema que trata a la mujer como un ser vulnerable que necesita que el Estado le trate de forma diferenciada.
En su lugar, piden autonomía, autodefensa y, en particular, castigo al culpable, no a la sociedad de la cual también son parte; como pregonan los colectivistas presentas en agrupaciones feministas, progresistas y socialistas.
Finalmente, las mujeres, como madres e hijas, se suman a las filas de Vox ya que este partido eleva como ningún otro la patria potestad que es el cuidado de los hijos a cargo de sus padres.
Es decir, que la formación de valores y la responsabilidad jurídica de los hijos esté en manos de la familia y no el Estado, tampoco el sistema educativo normativo.
Contrario a lo que alegan sus adversarios, Vox -en lugar de valerse de una suerte de populismo- lo que busca es un Estado limitado que respete la vida, la propiedad y la libertad y así garantizarle al ciudadano, al individuo, autonomía.
Es esto lo que permite a la mujer (no por su sexo sino en tanto individuo) resguardar el cuidado y la protección de su vida, propiedad y libertad, ya que la única igualdad que puede garantizar el Estado es aquella que se ostenta ante la ley.