Al menos 8 mil millones de pesos (más de 421 millones de dólares) son necesarios para el rescate de los 326 hospitales y unidades médicas que empezaron a ser construidos en la administración del expresidente Enrique Peña Nieto e incluso antes. La mitad ya han sido desahuciados y el director del Instituto Mexicano de Seguridad Social (IMSS) renunció ante el despido masivo de médicos, como resultado de la falta de presupuesto asignado.
En su carta de renuncia, llamó «inhumano» el hecho de «ahorrar y controlar en exceso el gasto en salud». Particularmente porque «ese control llega a escatimar los recursos para los mexicanos más pobres».
Literalmente dijo que es «suicida» el manejo de los trabajadores y el uso de los fondos que recauda AMLO con tributación.
Pues el problema no es la falta de fondos sino su asignación. Por ejemplo, López Obrador autorizó un recorte del 44 % en el sistema de salud público. Luego determinó que ese mismo monto se destinaría a la promoción del béisbol.
Bajo la consigna “austeridad republicana”, AMLO desfinanció al sistema de salud. Sin embargo, gastará 18,5 millones de dólares en promover el béisbol solo en el 2019. Si ese monto se mantiene en un lapso de seis años (lo que dura un mandato presidencial mexicano) equivale a 111 millones de dólares en total.
AMLO deja sin empleo a la mitad del personal médico público
Asimismo, alegando “resolver” el fenómeno de los “nini”, -jóvenes que ni estudian ni trabajan-, el mandatario mexicano propuso que el Estado nacional use los impuestos ciudadanos para pagar a las empresas para que contraten a los jóvenes.
En lugar de que las empresas, muchas de ellas multinacionales de vasta producción, inviertan en la formación y salario de sus empleados, el Estado mexicano -con los impuestos del sector productivo- designará 2,5 millones de dólares al programa ‘Jóvenes Construyendo el Futuro’.
«Esto es un programa gubernamental donde damos el apoyo y el Gobierno aporta los recursos, debe existir un diálogo muy fluido con recursos humanos y asegurar que a los jóvenes el Gobierno le pague», señala Joan Prats, vicepresidente de Asuntos Corporativos y Comunicación.
Mientras tanto, en el sector de la salud, los recortes han producido una baja hasta en un 50 % del personal en algunos estados. Es decir, deja sin empleo a personal médico que salva vidas en los sectores más marginados de la sociedad, puesto que el recorte afecta mayormente a las poblaciones indígenas aisladas.
123 clínicas y 37 hospitales ya fueron desahuciados
Y el recorte no solo se ve en los salarios, sino también en suministros. La mitad de los pacientes con VIH no tienen medicina y los hospitales se están desmoronando.
Según las declaraciones del secretario de Salud, Jorge Alcocer, se necesitan 8 mil millones de pesos para rescatar 326 hospitales y unidades médicas inconclusas en la administración del expresidente Enrique Peña Nieto.
Alcocer declaró que se espera concluir apenas 31 unidades médicas este año. El año entrante están previstos aún menos, 23 unidades.
“Son un total de 2 mil 813 millones de pesos (114 millones de dólares) que están ya presupuestados, están en el PEF 19 (Presupuesto de Egresos de la Federación) y que tenemos que terminar para este año”, explicó.
La secretaría reportó que 160 hospitales o unidades médicas no se terminarán, dado que no cuentan con el monto mínimo indispensable y no detalló cuánto se había invertido en la gestión previa.
Hasta el momento, sólo 13 establecimientos tienen la categoría de “inaugurables”; ya que su construcción está avanzada en un 80 %.
Aunque la cifra provista por la Secretaría de Salud para finalizar la construcción de los hospitales pendientes ronda los 8 mil millones de pesos, el diario mexicano Reforma indica que supera los 14 mil 600 millones de pesos (768 millones de dólares) si se recuperan las construcciones que no están avanzadas sino que van por la mitad de la obra.
En vista de que bajo la administración de AMLO los hospitales ya existentes no dan abasto con los medicamentos y el personal está siendo despedido masivamente, el panorama no luce alentador para las obras pendientes; dado que están paralizadas por falta de presupuesto y López Obrador ha demostrado tener otras prioridades.