Las reparaciones por daño sufrido en mujeres víctimas de violencia —ejercida por su pareja masculina— será financiada por los abusadores, no por el Estado con el dinero del contribuyente. Así dispuso el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, por medio de una enmienda a la ley existente.
Desde la campaña presidencial, Bolsonaro ha sido duramente criticado como “misógino” e incluso hubo una campaña masiva en su contra por la dureza de sus declaraciones como legislador.
Sin embargo, la diputada de su partido, la historiadora Ana Caroline Campagnolo, autora del libro Feminismo: perversión y subversión, en una entrevista para PanAmPost dijo que “son las feministas las que están contra Bolsonaro, no las mujeres“.
O sea que no se trataba de un reclamo guiado por las mujeres de la sociedad, sino de una parte ideologizada.
Por medio de esta legislación pareciera indicar no solo el compromiso de Bolsonaro hacia la reducción de la violencia contra las mujeres sino también su enfoque tanto de la política como de la economía, ya que no busca castigos colectivos, donde la sociedad se culpabiliza y por tanto paga, sino que arremete directamente contra los culpables.
Además, genera un desincentivo hacia la violencia: “El que hace, paga”.
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Se denomina Ley Maria da Penha, fue aprobada durante la presidencia de Lula Da Silva. Lleva el nombre por una mujer que fue disparada y posteriormente electrocutada por su esposo.
Ahora el agresor debe pagar los costos de la atención a las víctimas de violencia doméstica por parte del Sistema Único de Salud (SUS). Así anunció el Boletín Oficial (DOU) el 18 de septiembre.
El proyecto de ley fue aprobado en la sesión plenaria de la Cámara de Representantes el 20 de agosto y enviado a la Presidencia de la República.
Según Planalto, la medida tiene como objetivo responsabilizar al autor también de los daños materiales resultantes del delito y también el costo de la terapia.
“A través de esta medida, buscamos reforzar la legislación y las políticas públicas destinadas a frenar la violencia contra las mujeres y, en consecuencia, garantizar la protección de la familia”, dice la nota enviada por el equipo del presidente.
Las principales críticas contra la ley es que rompe con la igualdad
Aunque la ley tiene fuerte respaldo, ha sido cuestionada tanto por activistas como por magistrados que consideran que la Ley Maria da Penha es inconstitucional e innecesaria porque violaría el principio de igualdad entre los sexos, ya que no considera igualmente víctimas a los hombres que sufren abusos por parte de mujeres ni los casos de violencia entre parejas del mismo sexo.
Mientras la ley que protege a la mujer creó espacios para contener a las víctimas, los críticos de la ley sostienen que los hombres que sufren violencia sienten vergüenza al denunciar los ataques de parejas agresivas.
Afirman los críticos que la violencia de mujeres hacia hombres a menudo se manifiesta de forma distinta, hay mujeres que coercen psicológicamente a los hombres. También hay casos de estelionato (casos de extorsión por medio de matrimonios por interés). En cuanto a violencia física, existen agresiones por medio de objetos arrojados y agresiones con armas blancas y otros objetos punzantes.
Por último, sostienen que la ley faculta las denuncias falsas, tras un divorcio logra separar a un padre de sus hijos y la desigualdad ante la ley que promueve esta legislación deja al hombre no solo vulnerable sino en una jerarquía inferior al momento de hacer un reclamo, resultando en casos de alienación parental.
Por esto y más la ley fue cuestionada en el 2012 pero finalmente fue ratificada.
Bolsonaro amplia Lei Maria da Penha e obriga agressor a ressarcir o SUS https://t.co/VfJY23L0X1 pic.twitter.com/w07PVa632R
— Mauro Demarchi (@maurodemarchi) September 19, 2019
A partir de noviembre de este año tendrá una enmienda distinta. No se abordará, pese a su intención inicial, como un fenómeno que antagonizaba a hombres contra mujeres y por tanto como un fenómeno que debía ser financiado y solucionado como sociedad, sino juzgando a los culpables y haciendo que ellos sean los responsables por los daños, lo cual forma parte de la promesa de combatir la delincuencia, que fue lo que le dio el triunfo a Bolsonaro.
Contrario a lo dicho por sus detractores, sobre su presunto desprecio a las mujeres, ahora ahondó en la persecución de los culpables a sus agresiones. Esto se suma a la reducción de las violaciones, que bajaron un 13,6 % en su gestión. De modo que la gestión del presunto misógino ha beneficiado a quienes sus enemigos dicen que odia.
Tal que la evidencia desmonta lo que la ideología presume.