El 1 de diciembre Andrés Manuel López Obrador (AMLO) cumplió su primer año como presidente de México. Presidencia que ha logrado el menor crecimiento económico del siglo; el impulso de reformas que podrían cambiar el orden democrático; mayor desempleo (sobre todo en el sector de la salud) y el mayor índice de asesinatos en la historia. Fue precisamente este último punto el que impulsó a miles de mexicanos a reunirse y protestar contra el mandatario bajo la consigna “No más sangre”.
Las políticas impulsadas por López Obrador no han tenido efecto para frenar la ola de violencia que enfrenta México, pues las cifras muestran que en lo que va corrido de su mandato el promedio de homicidios diarios supera el centenar. El Gobierno reportó que en diciembre de 2018 se registraron 2 153 homicidios, con un promedio de 79,7 casos por día. Es decir, aumentó más del 25 % con respecto al mes anterior. El aumento no se detuvo, ya que el 8 de junio de 2019 se reportaron 113 asesinatos y al día siguiente 191, según los datos del Informe de Seguridad.
En México el narcotráfico asesina a familias
En dichos picos lo que más indignó a los mexicanos fueron las familias asesinadas, como el caso de la familia LeBaron, oriundos de EE. UU., que perdieron a tres de sus mujeres y a seis niños a manos del narcotráfico. Por ello esta familia se sumó a las protestas contra la violencia, exigiendo justicia. Adrián LeBarón, padre de una de las asesinadas, Anita Miller LeBarón, y abuelo de cuatro de los niños asesinados, agradeció a los asistentes a la manifestación por sentir su dolor y ofreció las cenizas de su hija a cambio de lograr resultados para reducir la violencia en el país.
Otro de los casos se dio en Semana Santa, cuando un menor de dos años fue asesinado a tiros junto a su familia. “Al bebé lo siguieron rematando, le dieron en el corazoncito, cómo no se van a dar cuenta si lo traía la mamá cargando. A la mamá también le dieron. Yo creo que el papá lo quiso cubrir, pero le dieron en la cara”, dijo el hermano del pequeño fallecido en Minitilán, Veracruz, ante la prensa local.
En Acapulco, el mismo fin de semana que fue asesinado el alcalde de Azoyu, también fue ejecutada una familia entera.
Delincuencia afecta sobre todo a los más humildes
Contrario a lo que alegan López Obrador y sus defensores, que descalifican a sus opositores como “fifís”, la violencia en México ha perjudicado principalmente a los más pobres. Así lo mostraron habitantes de Tangamandapio (Michoacán), que vistieron ropa indígena junto a carteles que indicaban “Fuera AMLO”.
#Marcha1DeDiciembre | Manifestantes de Tangamandapio se en encuentran presentes en la marcha en contra del Gobierno de @lopezobrador_. #LopezElFracasoPresidencial #marchafifi https://t.co/4IjORYJkj0 pic.twitter.com/hSqHVdnmxV
— ContraRéplica (@ContraReplicaMX) December 1, 2019
Este es otro de los estados que se ha visto afectado por la violencia. En septiembre, por ejemplo, sujetos armados irrumpieron en una casa y asesinaron a tiros a un hombre y a su hija de seis años.
Para López Obrador «el narco es pueblo»
Pese a sus propuestas populistas, López Obrador no ha mostrado voluntad de proteger a los ciudadanos. Aunque el principal factor que impulsa la violencia en México es el narcotráfico, el presidente fue capturado en cámara diciendo que «el narco es pueblo».
Frente a los gritos de los peatones que se acercaron al mandatario para pedir justicia y seguridad, este declaró que los narcotraficantes no serán combatidos con las armas porque son el pueblo.
¿El narco es pueblo como dice el Presidente ?? #Seguridad pic.twitter.com/2wj6Kyoq1o
— CiudadanosEnRed (@ciudadanosenred) August 26, 2019
Las declaraciones son de agosto. Ya en octubre, desde las fuerzas de seguridad hasta el gabinete de López Obrador mostraron que operan bajo esta premisa, pues dejaron en libertad al hijo del Chapo Guzmán. Al día siguiente del tiroteo que se presentó en Culiacán en medio de la captura de Ovidio Guzmán, que dejó un saldo de ocho personas asesinadas, el mandatario informó en su programa matutino que “se decidió proteger la vida de las personas y yo estuve de acuerdo con eso porque no se trata de masacres, eso ya se terminó. No puede valer más la captura de un delincuente que la vida de las personas”.
Sin embargo, las masacres no han terminado. El 15 de octubre, dos días antes del tiroteo de Culiacán, en Michoacán, al oeste de México, una masacre cobró la vida de 14 policías.
Cabe señalar que México tiene una de las políticas de armas más restrictivas. De modo que los ciudadanos que cumplen la ley quedan vulnerables y a merced de la protección estatal, mientras los delincuentes emplean armas ilegales para amedrentar e incluso asesinar a la población.
Por eso los mexicanos exigen acción contra la delincuencia, para que sea combatida y no amparada por el Gobierno. Sobre todo porque temen que las reformas constitucionales lejos de garantizar seguridad quiebren el Estado de derecho.