En México, la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación estableció que la muerte violenta de una mujer no solo tendrá distinto peso ante la ley que la muerte violenta de un hombre, sino que además su gravedad dependerá del sexo del asesino y ahora cuando se investigue, “además de realizar las diligencias que se hacen en cualquier caso de esta índole, las autoridades investigadoras deben identificar la posible presencia de motivos o razones de género que originen dicha muerte”, explicó la SCJN en un boletín.
Lejos de lograr la igualdad, como comúnmente alega el feminismo, su influencia en la justicia diferencia la vida y por tanto la muerte de una mujer y la de un hombre, y ahora además exigirá que la justicia investigue de distinta manera las causas de su muerte.
México está atrevesando el año más violento de su historia, con más de 100 homicidios por día, cuyas víctimas son abrumadoramente masculinas en su mayoría.
De los apróximadamente 37 000 asesinatos en México este año, hay al menos 916 registrados como feminicidio, según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
En toda muerte violenta de una mujer la autoridad debe identificar la posible presencia de motivos o razones de género que hayan originado dicha muerte. La Corte estableció estándares para hacer una investigación con perspectiva de género en casos de feminicidio. pic.twitter.com/XBjbvPVKyg
— Suprema Corte (@SCJN) December 23, 2019
10 de los 100 asesinatos por día en México son perpetrados contra mujeres, del 90 % restante no se habla
Aun no termina el 2019, así que no hay cifras totales. Sin embargo, las cifras del INEGI, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, muestran que en el 2018, los asesinatos de hombres superaron 10 veces los asesinatos de mujeres: 32 765 versus 3 752 y 168 de sexo indefinido.
Hasta entonces, fue la cifra más alta de los últimos 29 años (1990-2018) de mujeres asesinadas, que suma un promedio de 10 mujeres al día en México.
De enero a septiembre de 2019, 2 833 mujeres fueron asesinadas en México, según cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).
Entre ellas, el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF) informa que 726 (25,6 %) son investigados como feminicidios, mientras que los otros 2 107 asesinatos, como homicidios dolosos.
Cabe resaltar que para que un asesinato sea denominado como femicidio, es necesario que el asesino haya sido de sexo masculino. De modo que una mujer es incapaz de ser femicida, lo cual genera una nueva desigualdad ante la ley, no solo como víctima, sino como agresora.
Si el cadáver de una mujer se expone públicamente, califica como feminicidio; si un hombre cuelga de un puente, no merece trato especial
Además, si el cuerpo está expuesto en la vía pública, ya es denominado feminicidio, de acuerdo a las instauradoras de esta figura penal.
“Las autoridades informaron que la mayoría de las mujeres fueron asesinadas y arrojadas en espacios y lugares públicos”, informa la OCNF, respecto a cuerpos hallados en caminos, carreteras, predios y hoteles de paso.
En el estado de Chiapas, por ejemplo, uno de los más violentos por la disputa territorial del narcotráfico, 140 mujeres sufrieron muertes violentas en los primeros nueve meses del 2019.
De las cuales, 53 se investigan como feminicidio; 9 como probables feminicidios; 2 de feminicidio equiparado, 12 como accidente, 8 como homicidio, 6 como suicidio, 2 como muertes violentas, 48 han sido calificados como tentativa de feminicidio.
Nada dice la investigación con “perspectiva de género” sobre el impacto del narcotráfico en la violencia. En el estado de Chiapas, por ejemplo, hay una batalla por el control de las zonas norte, selva y altos en la que participan los Zetas y los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación, más los paramilitares como Paz y Justicia afiliados al PVEM, y replegados los milicianos del EZLN.
Así, mientras los carteles de narcotráfico, a modo de advertencia, cuelgan cuerpos masculinos de puentes en México, muchas veces decapitados y desmembrados, el hecho que esos cuerpos se muestren de forma pública, en nada inciden sobre la forma en la cual es juzgada esa muerte.
En el caso de una mujer asesinada, la Suprema Corte de Justicia de la Nación exige de ahora en más poner “atención a signos en los bordes cubitales de manes y antebrazos, uñas, así como mordeduras de mamas o contusiones al interior de los muslos, entre otras cuestiones probatorias relevantes”.
Finalmente, México está por cerrar el año más violento de su historia sin abordar el problema ni atacar a los responsables, sino discriminando a víctimas, victimarios y promoviendo la desigualdad ante la ley.