Dos personas fueron asesinadas durante un acto religioso. Dentro de la iglesia, un hombre disfrazado disparó contra los feligreses. Hasta que otro hombre, armado, le disparó y mató de un tiro certero. Más rápido de lo que llega la policía, terminó con el miedo de los asistentes y evitó más derramamiento de sangre. Sucedió en Texas, EE.UU. y termina el 2019 con la consigna que más civiles armados significa menos dependencia a las fuerzas del orden del Estado, mayor autonomía y sobre todo más seguridad.
“Siento como si hubiese matado al mal”, dijo Jack Wilson, el hombre que evitó un derramamiento de sangre masivo. Sin embargo, dice que no se siente un héroe, simplemente cumplió con su deber.
En respuesta, el teniente gobernador Dan Patrick, dijo: “El heroísmo de hoy no tiene paralelo. El equipo respondió rápidamente y en seis segundos el tiroteo terminó”.
“I don’t consider myself a hero.”
Jack Wilson describes how he stopped a shooter at a White Settlement church yesterday @CBSDFW pic.twitter.com/dMRRoyS57u
— Caroline Vandergriff (@c_vandergriff) December 30, 2019
Luego de un trágico tiroteo que acabó con la vida de 26 personas dentro de una iglesia, la resolución del gobernador de Texas, Greg Abbott, no fue restringir las armas, sino fomentar su uso para que los ciudadanos puedan defenderse de una agresión. Pues fue nada menos que un plomero, un vecino de la localidad, Stephen Willeford, quien sacó su AR-15 y con dos tiros en el pecho y el abdomen abatió al asesino.
Hasta el 1 de septiembre era prohibido portar armas en lugares de culto, lo cual dejaba vulnerables a los fieles. El gobernador lo revocó y ya se pueden observar los resultados.
En EEUU más armas para civiles ha significado menos delincuencia
Disminuyeron un 48,6 % los delitos violentos en los EE. UU. en el mismo periodo que se registró la cifra récord de compra de armas de fuego: 423 millones, según los datos recientemente publicados del organismo estatal a cargo del Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos.
También los accidentes relacionados con armas de fuego han disminuido 68 % entre 1986 y 2018, periodo en el cual los ciudadanos estadounidenses compraron 8 100 millones de rondas de municiones.
«La continua popularidad de las pistolas demuestra un fuerte interés de los estadounidenses por protegerse a sí mismos y sus hogares», dijo Joe Bartozzi, presidente de la National Shooting Sports Foundation, a American Military News.
Hispanos se arman
Y no aplica únicamente a los nacionales sino también a los migrantes. Aumentaron 700 % la cantidad de alumnos inscritos en clases de tiro en El Paso, Texas, donde 22 personas fueron asesinadas en un atentado terrorista que presuntamente buscaba atacar a la población hispana.
Michael McIntyre, gerente general de Gun Central, una de las tiendas de armas más grandes de El Paso, declaró que se duplicaron las ventas de armas en la semana posterior al ataque, y creció sustancialmente el número de inscritos que quieren aprender a disparar: «Tengo más de 50 alumnos para la clase del sábado y aproximadamente la misma cantidad para la clase del domingo, y normalmente tengo aproximadamente siete».
Aunque el instructor aclara que tener un arma no implica dispararla, sino tener la seguridad de poder usarla ante un ataque. Antes de disparar, los estudiantes aprenden a escapar de un tiroteo. El instructor afirma que solo el 1 % de las personas responde a un disparo con otro: «Uno de cada cien dispara, los otros 99 se irán».
No es necesario disparar el arma para neutralizar a un delincuente
Bastó con sacar el arma y amenazar a un atacante armado el 8 de agosto, cuando un bombero fuera de servicio usó su arma oculta para neutralizar a un hombre armado con más de 100 rondas de municiones.
Tres minutos tardaron en llegar los policías, 180 segundos en los cuales pudieron haberse disparado suficientes tiros para acabar con quienes estaban dentro del Walmart en Springfield, Missouri, EE. UU. Pero gracias al hombre que enfrentó al posible tirador, no hubo heridos y el potencial asesino en masa terminó arrestado.
«Sabemos que entró aquí fuertemente armado con chalecos antibalas, con uniforme militar y causó una gran cantidad de pánico dentro de la tienda. Entonces, ciertamente tenía la capacidad de dañar a las personas», dijo el teniente policial Mike Lucas.
El FBI ha registrado no menos de 19 veces en un lapso de cinco años (y esa estimación puede ser baja), de 2014 a 2018, casos de tiradores activos que fueron detenidos o repelidos por civiles. En siete ocasiones, los ciudadanos armados detuvieron por completo los disparos. Dos veces un ciudadano armado se enfrentó al tirador y lo hizo huir de la escena.
Si bien los ciudadanos detienen a los tiradores activos con menos frecuencia que la policía, los ciudadanos armados han salvado vidas. Han detenido las masacres que habrían sumido aún más a las familias y comunidades estadounidenses en un profundo dolor. Además, han evitado las masacres que habrían polarizado aún más la política estadounidense.
En contraste a la izquierda política que exige cada vez más controles sobre las armas e incluso su prohibición, suman peso al debate quienes han huido de regímenes socialistas que han prohibido las armas y dejaron a los ciudadanos vulnerables ante las fuerzas estatales, como el caso de Cuba, donde Fidel Castro dio su discurso inaugural exclamando “¿Armas para qué?”.
Huyeron de sus respectivos países a EE.UU., donde la segunda enmienda de la Constitución garantiza no solo el libre porte de armas, sino la libertad de constituir una fuerza paramilitar que enfrente al gobierno si este se vuelve tiranía.
Lo opuesto a sus países de origen donde la ausencia de civiles armados ha significado sumisión, monopolio de las armas por parte del Estado, a la par de las bandas criminales que no respetan la ley.
En palabras de Andrew Fletcher: “Las armas son la única verdadera evidencia de libertad. La posesión de armas es lo que distingue a los hombres libres de los esclavos”.