Por primera vez en la historia de los EE. UU. el presidente marchará en la capital junto a los manifestantes que exigen el respeto a la vida humana desde la concepción, lo cual implica poner fin a una práctica que ha terminado con la vida de más de 61 millones de personas desde su legalización: el aborto.
En pleno año electoral y con un proceso de destitución en su contra, Donald Trump optó por una estrategia arriesgada, afirmar su postura en uno de los temas más polarizantes de la política: si una mujer tiene derecho a poner fin a la vida de su hijo mientras está dentro de su cuerpo.
Hace 47 años empezó la marcha por la vida. Inició luego que la Corte Suprema legalizó el aborto en 1973. Desde entonces, miles de personas se han congregado en el corazón de la capital de la nación para abogar por la sacralidad de la vida.
Mike Pence, vicepresidente de Trump, fue el primer vicepresidente que asistió a una marcha provida en el 2017 y luego con una visita sorpresa en el 2019. En el 2018 y 2019 Trump participó a través de una videoconferencia. Esta vez, lo hará en persona.
Por medio de redes sociales anunció: “nos vemos el viernes”.
See you on Friday…Big Crowd! https://t.co/MFyWLG4HFZ
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) January 22, 2020
La marcha provida convocó 50 a 1 en proporción a la marcha feminista contra Trump
Medio millón de personas están anunciadas como concurrentes a la Marcha por la Vida en Washington la mañana del viernes 24 de enero, 50 a 1 en proporción a la marcha feminista que se hizo la semana pasada en directa confrontación al presidente Trump, ya que bajo su gestión ven amenazada la legalidad del aborto.
Pues Trump ha nombrado jueces provida para la Corte Suprema, con lo cual muchos esperan que la marea pronto cambie a favor de anular la decisión del Tribunal Superior en Roe v. Wade.
El aborto se legalizó en EE.UU. mediante una denuncia falsa de violación
Dicho fallo logró legalizar el aborto mediante una falsa denuncia de violación que dos abogadas feministas presentaron, luego de darle un plato de comida a mujer embarazada que vivía en la calle a cambio de su declaración falsa.
La presentaron como Jane Roe, nombre también falso. Pero Norma McCorvey nunca abortó. Dio en adopción a su hija y hasta el fin de sus días se dedicó a ser activista provida. Su cruzada fue en respuesta al dolor que le causó saber que el hambre que sufría fue aprovechada para legalizar una práctica que hasta ahora ha matado a más de 61 millones de personas en EE.UU, de los cuales 20 millones eran hijos de madres negras.
No matter your size, your life is important. pic.twitter.com/1Pn7xoAjdw
— March for Life (@March_for_Life) January 23, 2020
Activistas provida aplauden la presencia de Trump
Aunque “Wade” no vivió hasta marchar junto a Trump (falleció en el 2017), la presidenta de la Marcha por la Vida, Jeanne Mancini, aplaudió la decisión de Trump de asistir a la concentración programada para el viernes.
“Desde el nombramiento de jueces pro-vida y trabajadores federales, hasta recortar los fondos de los contribuyentes para abortos aquí y en el extranjero, hasta pedir el fin de los abortos tardíos, el presidente Trump y su administración han sido defensores constantes de la vida y su apoyo para el Marcha por la vida ha sido inquebrantable ”, dijo Mancini en un comunicado. “Estamos agradecidos por todos estos logros pro-vida y esperamos obtener más victorias para la vida en el futuro”.
El partido demócrata promueve el aborto hasta el nacimiento y financiar abortos en países pobres
Lo que Mancini agradece como labor de Trump es lo inverso a lo que propone el partido demócrata. En los estados donde son mayoría se ha promovido el aborto hasta el nacimiento e incluso en Virginia se propuso que el médico pueda decidir si poner fin a la vida de los recién nacidos, lo cual fue calificado como infanticidio y no se fue aprobado.
El precandidato presidencial por el partido demócrata, Bernie Sanders, dijo que «Las mujeres en los Estados Unidos tienen el derecho de controlar sus propios cuerpos y tomar decisiones reproductivas, y el Acuerdo de la Ciudad de México niega la ayuda a las organizaciones estadounidenses en todo el mundo que le permiten a las mujeres abortar o incluso involucrarse en el control de la natalidad; para mí es absurdo».
Es decir, en caso de ganar, revocaría la política instaurada por Ronald Reagan, que fue cancelada durante la gestión de Barack Obama y restituida por Trump, que prohibía el uso de los impuestos de los ciudadanos de EE. UU. para financiar abortos en países pobres.
Paralelamente, los estados de mayoría republicana, han aprobado legislación que limita el aborto por medio de desincentivos legales. En el caso de Alabama, por ejemplo, quien recibe el castigo por abortar es el médico. Estados como Tennessee, Ohio, Iowa, entre otros presentaron proyectos de ley para limitar el aborto desde el momento que late el corazón. Mientras que Kentucky exige que la mujer vea en una ecografía a su hijo antes de abortarlo, como medida preventiva ante la política de clínicas de aborto que deshumanizan a la persona por nacer al impedir que su madre pueda reconocer su desarrollo.
En medio de la polarización que existe en el sistema bipartidario de los EE. UU. y el juicio político que pesa contra Trump como resultado, el presidente de los EE. UU. decidió apostar por afirmar su postura en defensa de la vida, contra el aborto.